SRI LANKA: Crisis humanitaria se profundiza

Mientras el gobierno de Sri Lanka y los rebeldes de la etnia tamil discuten sobre dónde y cuándo mantener conversaciones de paz, recrudece la crisis humanitaria en la septentrional península de Jaffna.

Allí, a medio millón de personas, la enorme mayoría tamiles, les quedan pocos alimentos y combustible, tras cuatro días de bombardeos de la fuerza aérea que se cumplieron este viernes.

La ruta A9, que conecta a la península con el resto del país, quedó prácticamente cortada desde que estallaron los combates entre las fuerzas del gobierno y los insurgentes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil, el 11 de agosto.

Las líneas de suministro, incluidos el transporte aéreo y marítimo, fueron afectadas, y agencias internacionales como la Cruz Roja dejaron de acompañar a las caravanas del gobierno por razones de seguridad.

El gobierno, bajo presión de un grupo de donantes internacionales, anunció el miércoles que está pronto para reanudar las negociaciones con los Tigres del 28 al 30 de octubre.

Pero aún resta que ambos contendientes se pongan de acuerdo sobre dónde se realizará la reunión. Los tamiles quieren que sea en Oslo, mientras que el gobierno prefiere algún lugar de Suiza.

Mientras, el ejército mantiene la presión sobre los Tigres, bombardeando sus posiciones en Jaffna e intercambiando fuego de artillería. En los hechos, aunque no en el papel, la lucha puso fin al cese del fuego de febrero de 2002, alcanzado con mediación de Noruega.

Fuertes enfrentamientos también fueron reportados este viernes desde el pueblo de Mankerni, en el oriental distrito de Batticaloa.

Los choques amenazan con cortar el suministro humanitario a unos 34.000 desplazados en campamentos desde agosto, cuando los Tigres y el ejército combatieron por el control del pueblo de Muttur, que mira a la oriental bahía de Trincomalee.

El cese del fuego, que aspiraba a poner fin a tres décadas de violencia entre la mayoría cingalesa y la minoría tamil, estuvo bajo presión desde que negociaciones paralelas terminaron abruptamente, en abril de 2003.

Se cree que por lo menos 65.000 personas fallecieron hasta ahora en el conflicto étnico en el que los Tigres reivindican la creación de una patria separada en el norte y este de la isla.

Aunque agencias del gobierno continuaron proveyendo a la península esporádicamente, agencias dedicadas a la asistencia advierten que, si las dos partes no alcanzan un compromiso pronto, los resultados pueden ser desastrosos para la población civil, integrada principalmente por tamiles.

"Ningún ciudadano de Sri Lanka debería ser obligado a depender de incertidumbres, tales como si un barco llegará en las próximas semanas o no", dijo a IPS esta semana el presidente de los observadores de paz nórdicos en Sri Lanka, Lars Solvberg.

Solvberg, que acaba de regresar de una gira por las áreas tamiles en el norte y el este, describió la situación como "totalmente inaceptable".

El gobierno sostuvo que la provisión de asistencia en Jaffna es abundante. El comisionado general de servicios esenciales, S. D. Divarathana, dijo que para el fin de esta semana deberían haber llegado las 10.000 toneladas de alimentos que Jaffna necesita mensualmente.

"No hay absolutamente ninguna escasez. Hemos usado barcos. Nadie se quejó de escasez", aseguró.

Pero la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras agencias estiman que solamente unas 6.000 toneladas de alimentos llegaron a la península entre agosto y septiembre, afectando severamente a la población civil atrapada en el combate.

"El total de alimentos provistos por el gobierno luego del 11 de agosto, de 6.014 toneladas, es aproximadamente la mitad de los requeridos para cumplir con el mínimo establecido por el Programa Mundial de Alimentos y el gobierno", dijo el equipo en este país del Comité Permanente Interagencias en uno de sus informes, a fines de agosto.

Un creciente coro de actores internacionales acusó tanto al gobierno como a los Tigres de hacer la vista gorda ante el sufrimiento de los civiles.

"Es una obligación de las partes del conflicto, según el derecho humanitario internacional, que a la población civil se le garantice el acceso a necesidades básicas como alimentos, agua, refugio y medicinas, incluso en tiempos de guerra", dijo Peter Krakolinig, de la Cruz Roja.

La Cruz Roja dejó de acompañar buques de suministro al norte cuando los Tigres Tamiles le advirtieron por escrito, a mediados de agosto, que no podían garantizar la seguridad de las naves.

"La Cruz Roja solamente puede operar en transparencia con todas las partes, y cuando todas las partes estén de acuerdo y den las necesarias garantías en materia de seguridad. Ése no es hoy el caso para el movimiento marítimo y la Cruz Roja sólo puede continuar sus esfuerzos de negociación", señaló Krakolinig.

"Es la Cruz Roja la que dejó de acompañar a los barcos. ¿Qué vamos a hacer? Como gobierno continuamos suministrando con o sin su participación", declaró el ministro de Defensa, Keheliya Rambukwella.

Los trabajadores de asistencia fueron disuadidos de continuar sus tareas por la continuidad de los combates. El 5 de agosto, 17 empleados de la organización Acción Contra el Hambre fueron puestos en fila y fusilados en su oficina del pueblo de Muttur.

El miércoles, la Comisión Internacional de Juristas expresó su preocupación porque el gobierno de Sri Lanka se negó a admitir el ingreso de a su representante oficial en este país para actuar como observador en una investigación sobre el asesinato de los socorristas.

"Es lamentable que el gobierno haya elegido no permitirle a nuestro observador internacional independiente asistir a esta vital investigación", opinó Nicholas Howen, secretario general del Comisión Internacional de Juristas en una declaración escrita.

"En una época en que el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el relator especial sobre ejecuciones extrajudiciales advirtieron que las investigaciones y los mecanismos de responsabilización no lograron traer justicia a las víctimas en Sri Lanka, es particularmente importante para el gobierno demostrar que cada etapa de sus procesos, incluyendo investigaciones y juicios, son abiertas, transparentes y creíbles".

Ahora, las esperanzas de reanudación de los suministros regulares están prendidas con alfileres hasta que se realice la reunión prevista para fines de octubre.

El líder del ala política de los Tigres Tamiles, S.P. Tamilselvan, afirmó en una declaración que, si las conversaciones fracasan, podría desencadenarse una guerra total y la violencia podría extenderse al sur, dominado por la etnia cingalesa. ***** +Acción Contra el Hambre (http://www.accioncontraelhambre.org/alai.php?p=1%20%20)

(FIN/IPS/traen-js/ap-rdr/ap ip hd dv/06)

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