Hasta ahora, la limitada amnistía ofrecida por las autoridades rusas a los separatistas alzados en armas ha dado muy pocos resultados. Desde Chechenia se pide ahora una prórroga hasta enero.
La ley establece que no se abrirán procesos judiciales contra personas que por su voluntad se separen de las organizaciones insurgentes y entreguen sus armas y equipo militar.
Sin embargo, la amnistía no incluye a los miembros de grupos que hayan cometido crímenes como hurto, venta ilegal de armas, sometimiento de rehenes y ataques terroristas. Tampoco se aplica a los extranjeros.
También se indica que los tribunales decidirán si otorgan el perdón a los combatientes que están siendo juzgados, mientras que la policía tendrá competencia para decidir sobre las personas que actualmente están siendo investigadas.
La norma surgió como desarrollo de la estrategia del Kremlin para poner fin a más de una década de resistencia separatista en Chechenia y en otras partes del norte del Cáucaso.
La Duma Estatal (cámara baja del parlamento ruso) aprobó por 350 votos a favor, 80 en contra y una sola abstención la iniciativa del gobierno de Vladimir Putin de amnistiar a quienes de modo voluntario abandonen las organizaciones armadas y a los autores de delitos cometidos en el marco de operaciones antiterroristas en el norte del Cáucaso, particularmente en Chechenia.
El Cáucaso es una región ubicada entre los mares Negro y Caspio, con históricos conflictos nacionalistas, el último de los cuales fue el protagonizado por Chechenia, una de las repúblicas de la Federación Rusa que en 1991 se declaró independiente y luego retomada por el Kremlin. Grupos armados continúan luchando por la separación.
Para discutir los términos y lugar de la entrega de los integrantes de los grupos armados se habilitaron líneas de teléfono tanto en Grozny, capital de Chechenia, como en el resto de ese territorio.
"Hasta el momento, hemos tenido resultados positivos", dijo a IPS el presidente del Comité Legislativo de la Duma, Pavel Krasheninikov.
"Esperamos que todas las fuerzas contrarias al gobierno se acojan a esta innovadora política del Kremlin, que busca unir al pueblo y vincularlo a los esfuerzos de reconstrucción en la región", apuntó.
Hasta el 30 de septiembre, fecha límite para solicitar amnistía, alrededor de 300 ex integrantes de grupos armados se rindieron a las autoridades y pidieron ser amnistiados, informaron funcionarios rusos. La medida, anunciada en julio pasado, otorgaba un plazo de dos semanas a los insurgentes para entregarse, pero luego fue prorrogado.
La amnistía no funcionó para todos como se esperaba.
"Más de 150 ex combatientes no serán procesados y ocho fueron borrados de la lista de personas buscadas por la justicia. Pero se tomaron medidas judiciales contra dos, y tres fueron detenidos. La decisión de retirar cargos, imputados con anterioridad a 17 ex combatientes, fue revertida", dijo German Vok, secretario del Consejo de Seguridad Pública y Económica de Chechenia, en una declaración oficial.
"Los ex militantes entregaron tres ametralladoras, 23 rifles automáticos, 21 lanza-granadas, 375 explosivos y tres pistolas", agregó.
No todos creen que esto sea suficiente, y tampoco que la amnistía haya instado a rendirse a los principales líderes.
La esperanza de que se entregara el jefe checheno Doku Umarov ha provocado controversias.
"Umarov puede contar con una justa tramitación de su rendición, así como de la manera en que se le va a tratar", dijo en Moscú el enviado a Chechenia y viceprimer ministro Ziyad Sabsabi.
Agregó que se han levantado graves cargos contra Umarov, pero su capitulación tendría un positivo efecto en los sucesos de la república caucásica, puntualizó.
Pero otro funcionario dijo que la ley no cubre a alguien como Umarov, porque sobre él pesan graves imputaciones. "Es un delincuente muy peligroso, manchado de sangre hasta sus codos, y que implica una amenaza para toda la región en su conjunto, de manera que todos los problemas relacionados con él deben resolverse de manera concordante", dijo.
Los rumores de que Umarov se iba a rendir se intensificaron luego de que su hermano mayor Akhmad se acercó a la institución chechena a cargo de la aplicación de la ley.
Los líderes de los grupos armados irregulares de Chechenia y de otras localidades están intentando frustrar la oferta de amnistía del gobierno federal, dijeron funcionarios.
Ellos "están usando varios métodos", dijo el jefe del departamento checheno de criminalidad Sergey Bogomolov, durante una reunión en Grozny. "Están intimidando a sus combatientes que dudan (en rendirse o no), a sus cómplices y a sus familias, mediante amenazas de muerte", afirmó. Dmitry Bondarenko, investigador del no gubernamental Centro de Estudios sobre Civilización Cultural y Moderna, dijo a IPS que el Kremlin ofreció la amnistía "después de que fue muerto uno de los más notables y autoritarios rebeldes".
Agregó que "hasta donde puedo ver, el riesgo es que no todas las guerrillas van a aprovechar esta oportunidad, por lo cual el gobierno ruso tendrá que volver a usar las Fuerzas Armadas contra ellas.
Además, algunas preguntas siguen sin respuesta: ¿cómo los amnistiados podrán ser plenamente aceptados por la sociedad rusa y chechena? ¿Su pasado rebelde se convertirá en un estigma por el resto de sus vidas?"
Para estimular el desarme completo de los grupos, el presidente de Chechenia, Alu Alkhanov pidió a Putin prorrogar la amnistía hasta enero, a fin de dar a todos los militantes armados "suficiente tiempo para meditar su decisión y aprovechar esta oportunidad para obtener la libertad, y fijarse metas pacíficas a favor del bienestar de su madre tierra".