Las encuestas proyectan una dura derrota de la izquierda en los comicios de este domingo en el estado mexicano de Tabasco, donde nació su líder Andrés López Obrador, justo en momentos en que desde el sector surgen voces a favor de reconocer finalmente como presidente electo del país a Felipe Calderón.
Los pronunciamientos en filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) abogan también por un diálogo con Calderón y dejar de lado la estrategia de resistencia de López Obrador.
No obstante las evidencias de división en el izquierdista PRD, su secretario general, Guadalupe Acosta, señaló este miércoles a IPS que en ese colectivo "hay un proceso de unidad total" y que no existen "disputas ni rupturas".
Acosta informó que la llamada "corriente Nueva Izquierda" del PRD realizó el fin de semana pasado un análisis crítico del partido y de su desempeño en las elecciones nacionales del 2 de julio, en las que López Obrador perdió por un estrecho margen frente al conservador Calderón, debido a un fraude, según sostiene esa agrupación.
La Nueva Izquierda acordó impulsar el llamado a un congreso nacional partidario para febrero, con el propósito de trazar una ruta de renovación, en la que participarían todos los dirigentes, incluso las voces más críticas contra López Obrador, como Cuauhtémoc Cárdenas, el fundador del PRD y tres veces candidato presidencial, indicó Acosta.
El PRD afrontará el domingo próximo una prueba de fuego en el sudoriental estado de Tabasco, sobre el golfo de México, donde se elegirá gobernador. Se trata del distrito natal de López Obrador y donde en las elecciones presidenciales de julio recogió 56,2 por ciento de los sufragios.
En las últimas tres semanas, el líder nacional del PRD y sus colaboradores se volcaron de lleno a apoyar la candidatura de Raúl Ojeda para gobernador.
Ganar esos comicios es crucial para alentar al movimiento de resistencia civil, pues así "nos podemos desquitar y darles (a los adversarios) un tengan para que aprendan", declaró López Obrador.
Pero todas las encuestas de intención de voto para las elecciones de Tabasco, las primeras tras los comicios presidenciales, otorgan el primer lugar al candidato del histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI), Andrés Granier, por una margen de entre ocho y 10 puntos porcentuales sobre Ojeda.
"Claro que es importante el triunfo en Tabasco, pero hay que aclarar que el candidato no es López Obrador y que en ese estado no se juega el destino nacional del PRD ni del movimiento de resistencia contra Calderón", expresó Acosta.
Tal postura contrastó con la del propio líder del PRD, quien en una carta abierta "al pueblo de Tabasco" señaló que una derrota sería equiparable a avalar "la imposición de Calderón".
Tras las elecciones de julio, el PRD y los pequeños partidos Convergencia y del Trabajo que apoyaron a López Obrador como candidato presidencial, desplegaron estrategias de resistencia con un campamento en calles de la capital mexicana, organizaron una Convención Nacional Democrática y realizaron diversas marchas.
Sin embargo, el máximo tribunal electoral confirmó a Calderón, del gobernante Partido Acción Nacional (PAN).
La izquierda formó entonces un frente político, anunció que impediría que Calderón asuma como mandatario en diciembre y advirtió que se negará a dialogar con él. En forma paralela, los convencionales decidieron elegir a López Obrador como "presidente legítimo".
La Convención es una instancia que sesionará cada seis meses y que está por fuera del PRD. Desde allí, los seguidores del ex candidato de izquierda aspiran a presionar por cambios institucionales que lleven a la refundación del país, ahora secuestrado por el poder económico y la derecha, según alegan.
Tales estrategias fueron cuestionadas dentro de la misma izquierda. Cárdenas fue de los primeros que abrió fuego al criticar las posturas de choque contra las instituciones y la negativa a dialogar.
Además, sostuvo que López Obrador enarbola algunas banderas que no son de izquierda y que está acompañado de líderes políticos que provienen del PRI y que en el pasado fueron los que más atacaron al PRD.
Los gobernadores provenientes del PRD, que son seis en los 32 estados en los que se divide México, advirtieron que ellos sí reconocen a Calderón como el nuevo presidente.
El diputado nacional Francisco Santos, de ese partido, hizo lo mismo y declaró que muchos de sus compañeros de bancada piensan como él y que no bloquearán la toma de posesión del mandatario electo.
Mientras, la portavoz del PRD en el Poder Legislativo de la capital, Nancy Cárdenas, declaró que Calderón es el mandatario legal, por lo cual se dirigirá hacia él de manera respetuosa.
El politólogo Jorge Chabat, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas, considera que es "inevitable un división dentro del PRD entre la izquierda profunda de López Obrador, que manda al diablo las instituciones, y la izquierda moderada, que busca actuar dentro de esas instituciones".
En las elecciones de julio, el PRD obtuvo el mayor número de escaños legislativos de su historia, lo que lo convirtió en la segunda fuerza en ese cuerpo, detrás del PAN, pero sobre el PRI. Sin embargo, sus acciones de resistencia no parecen haber cuajado entre muchos electores, que según encuestas le han retirado su apoyo.
Una de las primeras evidencias objetivas de tal merma podrían expresarse el domingo en Tabasco. Allí inició López Obrador su carrera política como dirigente del PRI y luego del PRD. Además, ya perdió la gobernación local en 1994, cuando se presentó como candidato y también denunció que fue víctima de un fraude.