El aplazamiento de las conversaciones de paz entre el gobierno de Nepal y los rebeldes maoístas no significa que el proceso vaya a fracasar, según activistas de la sociedad civil.
"Lo que muestra es que nuestros líderes no hicieron bien sus deberes, pero somos muy optimistas de que las conversaciones de paz van a tener éxito", dijo a IPS el vicepresidente de la Federación General de Sindicatos de Nepal, Bishnu Rimal.
La reunión de la víspera, la cuarta en una semana, comenzó con intercambios entre representantes de ambos bandos, pero terminó pocos minutos después de que el primer ministro, Girija Koirala, se encontró cara a cara con líderes maoístas.
No se dieron a conocer las razones de lo sucedido, pero fuentes de las dos partes señalaron que permanecen estancados los acuerdos respecto del futuro de la monarquía y de cómo manejar el asunto de los soldados y las armas de los combatientes maoístas y del ejército regular.
Mientras, Koirala debe hacer frente a desacuerdos dentro de la alianza de siete partidos políticos, conformada hace un año para luchar contra el régimen del rey Gyanendra.
La coalición triunfó cuando el "movimiento popular" de abril reunió a cientos de miles de manifestantes en las calles, a pesar del toque de queda, hasta lograr la renuncia del monarca y restaurar el parlamento.
Dentro de la alianza, el Partido Congreso Nepalés, de Koirala, es el más radical en cuanto a que la monarquía, que el parlamento despojó de todo poder, cumpla un papel formal en la Constitución interina, actualmente revisada por todas las facciones políticas, incluyendo a los maoístas.
"Según periodistas y maoístas, el Partido Congreso Nepalés está dando marcha atrás a sus compromisos. No quiere renunciar al poder ni a los privilegios", sostuvo el presidente de la Federación de Nacionalidades Indígenas de Nepal, Om Gurung.
"Estamos un poco preocupados por las conversaciones, la última vez había más esperanza", añadió en la entrevista con IPS.
Los rebeldes maoístas, quienes lucharon 10 años desde la selva del país, quieren que la Constitución declare a Nepal una república o postergar la decisión sobre el futuro de la monarquía hasta las elecciones de una asamblea constituyente.
En una de las cuatro conversaciones, la mantenida el martes, ambos bandos acordaron realizar esa elección a mediados de junio de 2007.
Los líderes maoístas también se oponen al gobierno por el trato a dispensar a sus combatientes. Los dirigentes políticos quieren incautarles las armas hasta la conformación de la asamblea constituyente, pero los rebeldes arguyen que deben mantenerlas y depositarlas en galpones al igual que las fuerzas gubernamentales.
"No llevará mucho tiempo resolver otros asuntos una vez que se avance en esos dos aspectos", declaró el líder maoísta Baburam Bhattarai tras el aplazamiento, el domingo, por tiempo indefinido, de las conversaciones.
"El primer ministro Koirala es positivo respecto de encontrar una solución al conflicto, pero parece estar sometido a presiones de monárquicos y fuerzas externas", añadió Bhattarai, según el diario The Himalayan Times.
El tono de ese dirigente maoísta fue mucho más conciliador que el de otros, que amenazaron con desatar masivas protestas callejeras si fracasan las actuales conversaciones de paz.
En la violenta lucha emprendida por los maoístas por más de una década para derrocar a la monarquía y establecer una sociedad donde indígenas, castas inferiores hindú y mujeres participen del poder, los rebeldes tomaron el control de la mayor parte de las zonas rurales de Nepal, una de las naciones más pobres de Asia, obligando a las fuerzas de seguridad a permanecer en bases altamente custodiadas en los 75 distritos del país.
Más de 14.000 personas murieron en la guerra, la mayor parte aldeanos que fueron asesinados por el fuego cruzado.
Los líderes maoístas declararon un cese del fuego tras el levantamiento popular de abril y, tras eso, fueron eliminados de la lista de "proscriptos".
Desde entonces el número de muertos disminuyó bruscamente, pero los rebeldes siguen extorsionando a comerciantes y aldeanos para que hagan sus "donaciones" mientras sus tribunales populares siguen impartiendo una justicia severa.
También ampliaron su recolección de impuestos hasta la frontera con India, alegando que necesitan el dinero para alimentar a su tropa e impidieron a las organizaciones no gubernamentales trabajar en ciertas zonas.
"Pensamos que los maoístas iban a permitir que la gente trabajara y que los funcionarios iban a retornar a sus puestos en los distritos, pero no fue así", dijo a IPS el ex vicepresidente de la Comisión de Planificación Nacional, Shankar Sharma.
El gobierno está dedicado al proceso político y descuidó el desarrollo y los líderes maoístas locales se niegan a ceder terreno al gobierno o a la sociedad civil hasta que se firme la paz, añadió.
La Federación de la Cámara de Comercio e Industria de Nepal declaró un paro general de actividades para este martes en protesta contra las extorsiones que cometen los maoístas, la "indiferencia" del gobierno ante tales prácticas y otros reclamos.
Pero el jefe del equipo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), listo para respaldar el acuerdo de paz, se mostró optimista.
"Estas negociaciones están avanzando muy rápido de acuerdo a los estándares internacionales", declaró el viernes Ian Martin, representante personal del saliente secretario general de la ONU, Kofi Annan.
"Creo que tenemos que ser cuidadosos con los ánimos cambiantes, de pesimista a optimista, y otra vez a pesimista", advirtió. (FIN/IPS/traen-vf/dm/ml/rdr/ap ip /06)