Qatar propuso a Palestina un plan de seis puntos hacia la paz con Israel, que implica aceptar la solución de «dos estados» y la formación de un gobierno de unidad nacional con participación del partido laico Fatah y el movimiento islamista Hamas.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, visitó al presidente palestino Mahmoud Abbas y el primer ministro israelí Ehud Olmert, en un intento por resucitar las conversaciones de paz.
La prensa informó sobre una reunión entre Olmert y un "alto funcionario" del régimen de Arabia Saudita con la intención de renovar las negociaciones.
Parece que la diplomacia puso el acelerador en Medio Oriente. Pero los hechos indican que el proceso de paz ha estado en coma profundo por varios años y que todo el barullo de los últimos días no hizo nada por resucitarlo.
No es un momento muy propicio para que israelíes y palestinos se sienten a la mesa de negociación.
Abbas, líder de Fatah, se sumergió en una dura —y luego sangrienta— puja de poder con Hamas. El gobierno de Olmert lucha por la supervivencia tras la guerra en Líbano, considerada un fracaso por la ciudadanía israelí. El gobierno de Estados Unidos se concentra en la campaña hacia las elecciones legislativas del 7 de noviembre.
Cuando Rice visitó Jerusalén y Ramalá la semana pasada, manifestó su preocupación por las penurias económicas de los palestinos y una vaga esperanza de que "no pasará mucho tiempo" antes de que Olmert y Abbas se reúnan.
Luego de entrevistarse con el presidente palestino, dijo a la prensa que Estados Unidos "redoblaría esfuerzos para mejorar las condiciones de vida del pueblo palestino". Pero no explicó los pasos específicos que tomará Washington en ese sentido.
Cuando Rice se reunió con Olmert, el diálogo se refirió menos a la renovación de las negociaciones con Palestina que al temor de Israel ante las ambiciones nucleares de Irán.
Pero Olmert está muy preocupado por problemas internos. Su popularidad cayó tras la guerra en Líbano y su principal aliado en la coalición de gobierno está igualmente debilitado. Ahora busca mecanismos políticos para fortalecer su gabinete.
La aprobación de la ley de presupuesto correspondiente a 2007 parece la tarea más acuciante, pues un fracaso en tal sentido habría implicado la convocatoria a elecciones anticipadas.
Con ese fin, ha cortejado al derechista Avigdor Lieberman, líder del partido Israel Beiteinu (Israel Nuestra Casa), con gran apoyo de la comunidad rusa. La incorporación de Lieberman al gabinete representaría un nuevo freno al proceso de paz, pues Israel Beiteinu demanda mantener los asentamientos judíos en Cisjordania.
Luego del conflicto con las milicias del Partido de Dios (Hezbolá), movimiento libanés, chiita e islamista, Olmert debió dejar de lado su plan de retirada unilateral de buena parte de Cisjordania, una de las promesas clave al electorado en las elecciones de enero.
Luego del fracaso la semana pasada del diálogo entre Abbas y el primer ministro Ismail Haniyeh, de Hamas, recrudecieron los combates entre los dos sectores dominantes de la política palestina, con 10 muertos y decenas de heridos.
Con los palestinos enfrascados en la violencia interna, Rice po podía esperar ningún resultado significativo para su visita.
Durante semanas, Abbas y Haniye mantuvieron negociaciones por la constitución del gobierno de unidad, entre cuyos objetivos figura el de convencer a Occidente de levantar las sanciones económicas impuestas a la Autoridad Nacional Palestina, luego de que Hamas, que no reconoce al estado de Israel, ganó las elecciones de enero.
Estas sanciones, al igual que el arresto de docenas de legisladores de Hamas en julio luego del secuestro a manos de milicias islámicas secuestraron a un soldado israelí, tornaron imposible las tareas de gobierno.
Las protestas de funcionarios públicos palestinos a quienes se les debe el salario desde hace meses son diarias en Cisjordania y Gaza.
El impacto político de las sanciones también es evidente: una encuesta reciente indica que el apoyo popular de Hamas cayó desde las elecciones de enero y existe un virtual empate en las preferencias con Fatah.
Con los países occidentales demandando la creación de un gobierno de unidad que reconozca a Israel para levantar las sanciones, el acuerdo entre Hamas y Fatah necesario para que eso ocurra se ha mostrado esquivo.
El último esfuerzo correspondió el lunes al canciller de Qatar, jeque Hamad bin Jassim al-Thani. La propuesta incluye la aceptación de la solución de dos estados como mecanismo para resolver el conflicto, y eso implicaría el reconocimiento de Israel.
El mismo lunes, Al-Thani dijo que Fatah y Hamas todavía debían alcanzar un acuerdo. Y el reconocimiento de Israel continuaba siendo el principal obstáculo.
Un colaborador cercano de Abbas, Yasser Abed Rabbo, mostró pesimismo. El acuerdo no estaba cerrado precisamente en las "cuestiones clave". La iniciativa qatarí, según Rabbo, era "el último esfuerzo político" para lograr un gobierno de unidad, y que, de fracasar, la única solución sería la convocatoria a elecciones anticipadas.
La semana pasada, Abbas amenazó con usar sus facultades presidenciales para llamar a las urnas si las negociaciones fracasaban.
Con los dirigentes palestinos e israelíes consumidos por cuitas domésticas, los enviados que llegan a la región con aspiraciones de insuflar vida a las negociaciones de paz no parecen con posibilidades de lograr resultados. (FIN/IPS/traen-mj/ph/ss/mm ip pi/06)