¿Cómo restringir la demanda de energía y estabilizar la temperatura global sin sacrificar confort y productividad? La respuesta intenta darla una organización no gubernamental de Argentina con una fórmula a la medida del país para reducir hasta 30 por ciento el consumo energético en 2020.
La propuesta presentada por la Fundación Vida Silvestre de Argentina (FVSA) permitiría evitar la construcción de entre cinco y ocho centrales térmicas de generación de electricidad y ahorrar decenas de millones metros cúbicos de gas natural, según sus autores. En total se economizarían unos 6.500 millones de dólares, estiman.
En contraste, las medidas de eficiencia recomendadas suponen un desembolso mucho menor, de entre 250 y 350 millones de dólares en 15 años. Se trata de poner en el mercado productos de bajo consumo, hacer más eficientes la producción y crear conciencia sobre el problema.
Marcelo Acerbi, director de Conservación y Desarrollo Sustentable de la FVSA, dijo a IPS que "lo ideal sería que la propuesta cristalice en la forma de una iniciativa de ley de eficiencia energética para darle cierta obligatoriedad a las medidas". "Queremos incidir en la política pública con este informe", remarcó.
Para satisfacer la demanda en 2020 si se siguiera la política argentina actual y el mismo ritmo alto de crecimiento que se registra desde 2002, la oferta energética debería aumentar 87 por ciento.
El gobierno argentino de Néstor Kirchner, ante esa perspectiva, anunció este año la construcción de nuevas centrales térmicas, más inversiones en represas hidroeléctricas y la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares, además de instalar nuevos reactores. "Para Argentina, reducir el derroche de energía es mucho más rentable que construir nuevas plantas termoeléctricas", explicó en la presentación del lunes el ingeniero Carlos Tanides, coordinador del trabajo de la FVSA auspiciado por el Fondo Mundial por la Naturaleza, más conocido por su sigla en inglés WWF.
En el marco de la campaña conocida como "PowerSwitch" (¡Cambia de Energía!), la WWF propuso estudiar los alcances del uso energético eficiente en 16 países, concentrándose fundamentalmente en el sector eléctrico. Además de Argentina, se realiza en Brasil, México, Estados Unidos, Japón y Rusia entre otras naciones
La idea es promover la toma de conciencia sobre las potencialidades de esta política. No obstante, funcionarios del gobierno argentino invitados a la presentación en la víspera del informe no asistieron. "Consultamos a algunos y nos dieron sus opiniones, pero, aunque el sector público no se interese, vamos a insistir", adelantó Acerbi.
El informe, titulado "Reducir emisiones ahorrando energía", remarca que el uso eficiente abre el camino para estabilizar emisiones de gases de efecto invernadero producidos por la quema de combustibles fósiles usados en la obtención de energía.
Con el ahorro, equivalente al consumo anual de unos siete millones de automóviles, Argentina producirá 70 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono en 2020, que es lo mismo que produjo en 2005. Esas emisiones de gases invernadero son las que contribuyen al cambio climático.
A diferencia del capítulo argentino de la organización ambientalista internacional Greenpeace, que promueve sobre todo la inversión en energías alternativas (eólica, solar y otras), la FVSA concluyó que usar la menor cantidad posible de ella para obtener el mismo servicio promete ser la respuesta más efectiva en el corto y mediano plazo al cambio climático. En el informe se proponen tecnologías más eficientes para la producción y consumo de energía, mejores diseños y prácticas y mayor inversión en educación y concientización del consumidor residencial e industrial, a fin de evitar el derroche. "La alternativa no es aumentar la oferta sino reducir la demanda", dice.
"El escenario proyectado por la FVSA no implica un sacrificio o disminución del servicio brindado por la energía, sino que se basa en tecnologías disponibles en el mercado (aunque no necesariamente en Argentina)" para usar en forma más eficiente el servicio energético.
A modo de ejemplo, el informe señala que una lámpara fluorescente compacta emite cuatro veces más luz que una incandescente de la misma potencia.
Entre las propuestas, la FVSA sostiene que el consumo residencial podría reducirse entre 24 y 46 por ciento para 2020 si se realizan campañas sobre consumo racional, y se aplican medidas como el etiquetado de electrodomésticos, para destacar cuáles consumen menos energía, o los estándares de eficiencia mínima.
Estos últimos están vigentes en países donde ya es masivo el etiquetado desde hace algunos años y entonces se exigen valores de consumo máximos a los productos. También hay tecnología que evita el consumo durante espera innecesaria en video-caseteras, contestadores telefónicos automáticos, discos de vídeo digital u hornos de microondas.
"El consumidor ignora que si deja su celular cargando más tiempo del requerido está derrochando energía", advirtió Acerbi. "Lo mismo ocurre con electrodomésticos que podrían desconectarse cuando no se usan o dejarse en modo apagado", dijo.
Para el sector industrial se plantea un ahorro de entre 11,6 y 14,3 por ciento en 2020 a través de la eficiencia en los motores. Respecto del consumo comercial se proponen medidas para reducir casi 20 por ciento su consumo en 14 años. Separar circuitos, instalar interruptores o aprovechar la luz natural en la construcción, son algunas de las recomendaciones.