Con la entrega del control de la represa de Cahora Bassa a Mozambique, los gobiernos de ese país y de Portugal pusieron fin a más de 30 años de negociaciones y se consagró así la independencia energética de uno de los estados más pobres de África.
Al consignar este martes en Maputo el 85 por ciento del capital de la central hidroeléctrica de Cahora Bassa al estado de Mozambique, Portugal abrió las puertas a ese país africano para controlar una tajada revelante del mercado de electricidad de la región y le proporciona una vital fuente de captación de divisas.
Al rubricar el documento, el primer ministro de Portugal, José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, un político de la nueva generación y que sólo tenía 16 años cuando se produjo la descolonización, entregó a Mozambique el control de la mayor represa hidroeléctrica de África austral.
"Mozambiqueñas y mozambiqueños, Cahora es nuestra". Con estas palabras, pronunciadas con visible emoción, el presidente de esa nación, Armando Guebuza clausuró la ceremonia, que calificó de "histórica", porque el acuerdo es "extremamente importante para que Mozambique dé el salto al frente".
"Es un día histórico para Mozambique, pero también muy importante para Portugal", dijo a su vez Sócrates en la visita de 24 horas a Mozambique, acompañado de una nutrida delegación de alto nivel, donde se destacaron el canciller Luís Amado y el titular de la certera de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos.
Ambos gobernantes destacaron la "excelente salud" de las relaciones de Portugal con ese país de África austral, de 783.080 kilómetros cuadrados y unos 22 millones de habitantes, que colonizó desde que en 1498 el almirante Vasco da Gama llegó a sus costas, a las que bautizó como "Terras da Boa Gente" (Tierra de la Buena Gente) por la afabilidad de sus pobladores.
Este acuerdo "honra nuestra historia de amistad entre los dos pueblos, nos proyecta hacia el futuro, encierra un capítulo y fortalece un futuro de confianza mutua y desarrollo de la cooperación entre Portugal y Mozambique", afirmó Sócrates. La transferencia a Mozambique de la mayoría del capital accionario del hasta ahora mayor esfuerzo de inversión de Portugal en el extranjero implica la reducción de la participación de Lisboa de 82 por ciento a 15 por ciento de la central hidroeléctrica, con capacidad para generar 2.000 megavatios. La operación se hizo mediante una compensación de 950 millones de dólares.
Mozambique, que contaba con sólo 18 por ciento de la empresa, pasa ahora a controlar 85 por ciento y por consecuencia la mayoría del Consejo de Administración de la gigantesca represa que también proporciona energía eléctrica s sus vecinos Sudáfrica, Zimbabwe y Malawi.
La construcción de Cahora Bassa, ubicada en el río Zambeze, en la provincia de Tete, comenzó antes de la independencia, pero su operación sólo se empezó a verificar por etapas, entre 1977 y 1979. Ese año, la guerra civil suspendió la generación de energía, que sólo se reanudó en 1998, tras la reconstrucción de la línea eléctrica principal de la central.
El acuerdo fue posible luego que Maputo decidió pagar 950 millones de dólares a Lisboa por concepto de construcción y mantenimiento de la central, mientras que Portugal, a cambio, aceptó condonar el resto de una deuda de 2.500 millones de dólares contraída hace 28 años.
Una cifra abultada, si se considera que el total del patrimonio del estado de Mozambique inventariado hasta el 31 de diciembre de 2004 fue evaluado en un total líquido equivalente a poco más de 1.175 millones de dólares.
Mozambique podrá en el futuro comprarle a Portugal un tercio del capital que conservó, una condición que en caso de solicitud, Teixeira dos Santos, explicó que será cedido "en las condiciones que determine el mercado".
"Podemos bajar (la participación) de 15 a 10 por ciento, pero el Estado pretende sostener esa posición en el ámbito de un mantenimiento técnica y estratégica", añadió el titular portugués de Finanzas.
Teixeira dos Santos reconoció a los periodistas que Portugal nunca va a recuperar todo lo que fue invertido en la central hidroeléctrica de Cahora Bassa, pero que el perdón de la deuda es lo más importante porque "se trata de eliminar un peso, un costo financiero elevado, del pasado, pero justificado por circunstancias históricas".
Antes de la suscripción del documento y como primer acto de su visita, Sócrates depositó una corona de flores en el Mausoleo de los Héroes, frente a la tumba de Moisés Samora Machel, el legendario guerrillero que combatió sin cuartel al ejército colonial portugués y que tras la independencia en 1975 se convirtió en el primer presidente del país, cargo que ocupó hasta su muerte en 1986.
Las relaciones entre los dos países no siempre fueron buenas. El porfiado colonialismo luso fue el primero en instalarse en África (1440) y solo salió del continente tras 500 años de dominio y de 13 años de cruenta guerra que se inició en 1961, que solo terminó al producirse el golpe militar izquierdista de 1974 en la entonces metrópoli.
La marca histórica negativa más fuerte, que permaneció varios años después de la independencia, fue el estigma del esclavismo.
Entre los siglos XVI y XVIII, Portugal logró grandes beneficios en África debido a su posición dominante en el mercado del tráfico humano, en especial destinado a su colonia de Brasil y ventas de esclavos a Inglaterra, España, Francia y Holanda para sus respectivas dominaciones en América y en el resto del mundo.
Pese a que en el Siglo XVIII la corte de Lisboa fue la primera monarquía europea que abolió la esclavitud y prohibió el comercio de seres humanos sometidos por la fuerza, la realidad fue muy diferente y tratantes portugueses serían de los últimos en desaparecer, a inicios del siglo pasado.
Al comenzar este nuevo milenio, prima el pragmatismo en las relaciones políticas, económicas y comerciales y el lenguaje afectivo de "país hermano", "historia y legua común" se imponen sobre el traumático pasado. (FIN/IPS/mqd/dm/if ip nr/af eu/06)