Aunque perdió el debate televisivo, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ganó adhesiones en su campaña por la reelección, según una encuesta divulgada este miércoles que le atribuye 56 por ciento de las intenciones de voto, dos puntos más que los obtenidos cuatro días antes.
Entre las dos encuestas hechas por Datafolha, instituto de sondeos del diario Folha de Sao Paulo, se produjo, en la noche del domingo, el primer debate televisivo entre Lula y su adversario para la segunda vuelta electoral del 29 de octubre, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, considerado victorioso en la confrontación por distintos analistas.
El opositor perdió dos puntos porcentuales en el sondeo, llegando a 44 por ciento, pese a la agresividad de sus ataques a Lula, aprovechando los escándalos de corrupción y de rapiña electoral en que incurrieron dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), incluyendo algunos ministros.
El presidente se mantuvo arrinconado, sin condiciones de responder satisfactoriamente las insistentes preguntas sobre el origen de los 1,7 millones de reales (783.000 dólares) que portaban miembros de la campaña electoral del PT detenidos por la policía a mediados de septiembre, presuntamente destinados a comprar documentos que comprobarían la corrupción de candidatos socialdemócratas.
En los comicios del 1 de octubre, Lula obtuvo 48,31 por ciento de los votos válidos, contra 43,64 de Alckmin, una ventaja menor que las previstas en encuestas y en sondeos a boca de urna, a la salida de los centros de votación.
Curiosamente, indica la encuesta actual, el opositor perdió una proporción mayor de intenciones de voto en las capas de más ingreso y escolaridad, que le dan preferencia mayoritaria y que usualmente acompañan las discusiones políticas. Pero entre los entrevistados su triunfo frente a Lula en el debate del domingo fue casi nulo: 43 a 41 por ciento.
Lula mantiene una sólida mayoría en las capas que ganan hasta dos salarios mínimos (325 dólares) y en las regiones más pobres del país, el norte y el Nordeste. En algunos estados, el 1 de octubre obtuvo los votos de más de tres cuartos de los electores.
Además de reacciones inesperadas al debate, en el que predominaron las acusaciones entre los dos candidatos, la tendencia del electorado puede responder a las incoherentes alianzas firmadas por ambos candidatos. El 29 de octubre estarán también en disputa los gobiernos de 10 estados brasileños.
La candidata al gobierno de Maranhao, Roseana Sarney, hija del ex presidente José Sarney (1985-1990), está amenazada de expulsión de su Partido del Frente Liberal (PFL) por aliarse a Lula en estas elecciones. El PFL no sólo hace parte de la coalición opositora, sino que es su fuerza más conservadora y en la que existe mayor rechazo al PT.
"Es traición", la acusaron los máximos dirigentes del PFL, pero oponerse a Lula en Maranhao sería un suicidio electoral para Sarney, que en las últimas semanas dejó de ser la favorita, según las encuestas. El presidente obtuvo 75,5 por ciento de los votos en ese estado del Nordeste, solo superado por el 78,07 registrado en Amazonas.
También en Mato Grosso, en el centro-oeste, el gobernador Blairo Maggi decidió apoyar a Lula, y enfrenta la disyuntiva de renunciar o ser expulsado de su Partido Popular Socialista, también de la coalición opositora. En su caso no se trata de interés electoral, ya que fue reelegido en primera vuelta con 65,39 por ciento de los votos.
En cambio, Alckmin tropezó en sus alianzas. Provocó una crisis en su coalición al aceptar el apoyo del ex gobernador de Río de Janeiro, Anthony Garotinho, con una fuerte imagen de corrupción y aprovechamiento electoralista de la religión. Ese vínculo le habría quitado fuerza al discurso de campeón de la ética del socialdemócrata, según criticaron otros aliados.
El socialdemócrata enfrenta también "traiciones" de su propio partido o de aliados en por lo menos otros cuatro estados, además de Maranhao y Mato Grosso.
Los acuerdos para la segunda vuelta desnudaron el caos partidario en Brasil. El centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PDMB), que prefirió ausentarse de la disputa presidencial para obtener el mayor bloque de diputados y muchos gobernadores estaduales, se dividió entre Lula y Alckmin, según las conveniencias en cada estado.
En algunos casos, como en Río de Janeiro, el partido se dividió también internamente. Garotinho, que es del PMDB, decidió apoyar a Alckmin, mientras el candidato de su partido a gobernador estadual, Sergio Cabral, se unió a Lula.
El mismo PT, a causa de coyunturas locales y del interés mayor en la reelección de Lula, asumió posiciones encontradas en distintos estados, en algunos casos apoyando a candidatos de partidos opositores.
El flamante Partido Socialismo y Libertad (PSOL), constituido de disidentes de la izquierda del PT, adoptó una posición de neutralidad para la segunda vuelta. En las últimas encuestas, una mayoría de sus simpatizantes dijeron que votarían a Alckmin, pero esa proporción bajó de 48 a 39 por ciento, mientras las preferencias por Lula subieron de 32 a 36 por ciento. ***** + Tribunal Superior Electoral, en portugués (http://www.tse.gov.br) + Partido de la Socialdemocracia Brasileña, en portugués (http://www.psdb.org.br) + Partido de los Trabajadores, en portugués (http://www.pt.org.br) (FIN/IPS/mo/dcl/ip br be pn sl cv sl/06)