Un llamamiento a congreso de bibliotecas independientes de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC) marcó en la disidencia interna de Cuba diferencias acerca de la misión de esas instituciones, que funcionan sin autorización oficial.
La APSC, encabezada por la economista opositora Marta Beatriz Roque, aseguró a IPS que la idea es celebrar el encuentro desde este martes 10 de octubre y hasta el 24 de febrero de 2007, con sede en cada biblioteca de este tipo que funcione en el país.
Ambas fechas son históricas. El 10 de octubre de 1868 el prócer Carlos Manuel de Céspedes liberó a sus esclavos y proclamó el comienzo de la insurrección contra la dominación colonial española. Ese primer intento, conocido como la guerra de los 10 años, fracasó, pero se reanudó el 24 de febrero de 1895.
Ningún medio de comunicación estatal cubano se hizo eco del llamamiento, enviado por fax a la prensa extranjera. El gobierno considera a los opositores "mercenarios a sueldo del imperio" y a las bibliotecas independientes "una forma de hacer contrarrevolución pagada desde Estados Unidos".
Roque estimó que son entre 76 y 77 las entidades que participarían, de un total de 132 agrupadas bajo la APSC. Hasta la víspera, la activista dijo no disponer de un listado de direcciones que permitiera constatar in situ los acontecimientos, al menos en la capital del país.
En un comunicado distribuido al cabo de la pasada jornada, la APSC informó que "turbas" progubernamentales cercaron e hicieron abortar el inicio del congreso en una biblioteca de Santa Clara, a 268 kilómetros de La Habana.
A la vez, un bibliotecario de La Habana fue advertido por autoridades de que no se le permitiría efectuar actividades de ningún tipo en su hogar, donde funciona un centro vinculado a la APSC, agregó el reporte.
Según el texto, en dos bibliotecas de Cienfuegos y una tercera de Camaguey, a 232 kilómetros y 534 kilómetros de La Habana respectivamente, lograron reunirse grupos de entre cinco y ocho personas, en cada caso, para inaugurar sus actividades.
Roque es la única mujer del grupo de 75 opositores encarcelados y enjuiciados entre marzo y abril de 2003 bajo el cargo de conspirar con Washington con fines subversivos. Actualmente se encuentra en libertad condicional por razones de salud.
En sendos comunicados, esposas y madres de "los 75", conocidas también como las Damas de Blanco, y el Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba, presidido por Gisela Delgado, anunciaron que no participarán del congreso organizado por la APSC.
"El objetivo de las bibliotecas es netamente cultural y no debemos perder ese espacio de contacto que hemos logrado con la ciudadanía", dijo a IPS Delgado, quien negó que la organización que lidera pertenezca a alguna organización política. Un punto básico de desacuerdo es el llamado de la APSC a aprovechar el congreso para dar a conocer a los visitantes y a los vecinos del lugar donde se encuentre enclavada cada biblioteca el contenido de una campaña denominada "Yo no coopero, yo sí quiero el cambio".
Eso "es un llamado a la población para llevar a efecto la desobediencia civil y, como tal, una campaña de enfrentamiento directo contra el gobierno. Nada tiene que ver con los principios de las bibliotecas independientes y nos deja vulnerables a la represión", dijo Delgado.
En su opinión, el gobierno cubano de Fidel Castro "vinculará las bibliotecas independientes con acciones opositoras", a riesgo de perder "completamente el sentido y el trabajo" que se ha venido realizando desde marzo de 1998, cuando comenzó la iniciativa que ella preside.
A su vez, las Damas de Blanco, en un comunicado hecho llegar a IPS, aclararon que no son integrantes de "ningún proyecto, organización ni partido" y, por tanto, si alguna de ellas quiere acudir al llamamiento de la APSC lo hará a "título personal".
Al respecto, Roque señaló que estas declaraciones "están de más", porque la APSC no "convocó" a participar en el congreso a "nadie que no sea" de esa organización disidente.
"Pero, además, todo el mundo sabe que el bibliotecario es un opositor y el propio gobierno lo considera así", recalcó, para luego insistir en que las actividades del congreso no están previstas para un día, sino hasta febrero del año próximo.
Durante todo ese período se prevé, entre otras cosas, la lectura "sin censura", conferencias sobre "los objetivos reales de la oposición pacífica" y la distribución gratuita de libros y folletos diversos.
Una periodista independiente que optó por no ser identificada comentó que entre las bibliotecas independientes las hay "buenas y malas", pero todas deben tener una función cultural y de información, ajena a la política.
"Yo creo que el llamamiento de la APSC introduce un ruido que va a desunir", indicó la mujer, quien se quejó de que en las bibliotecas estatales han aumentado los requisitos para usar sus servicios con fines de investigación.
"Tampoco están disponibles obras del peruano Mario Vargas Llosa, o de los cubanos Guillermo Cabrera Infante y Jesús Díaz, ambos muertos en el exilio. En cambio, si las encuentro en algunas bibliotecas independientes", señaló.
En una reciente entrevista publicada por la revista cubana Bohemia, el director de la capitalina Biblioteca Nacional José Martí, Eliades Acosta, rechazó la existencia en Cuba de "listas de libros prohibidos" o de "autores malditos".
Acosta achacó las carencias a razones económicas y aseguró que en algunas bibliotecas faltan inclusive obras clásicas de la literatura cubana como las de Alejo Carpentier (1904-1980) y hasta la novela Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde, autor romántico del siglo XIX.
"Hicimos un censo de alrededor de 30 títulos claves para ver cómo estaban después del período especial (recesión económica de los años 90) las bibliotecas y hay, en algunas, faltas increíbles. ¿Y en Cuba está censurado Carpentier o Cecilia Valdés? Pero que no falte (el mexicano) Octavio Paz, Vargas Llosa y Cabrera Infante, porque lo convierten en un escándalo universal", comentó.
Según sus estimados, en el país hay más de 6.000 bibliotecas escolares y 391 públicas. La Biblioteca Nacional posee una colección de más de tres millones y medio de libros
Para Acosta, el tema de las bibliotecas independientes no pertenece al ámbito de la bibliotecología, "ni de la defensa del libre acceso a la información, ni a la libertad de expresión, sino al de la política y, muy especialmente, al de la política del gobierno norteamericano (estadounidense) contra Cuba". (FIN/IPS/pg/dm/hd ip/06)