El gobierno chileno de Michelle Bachelet finalmente se abstuvo este lunes en la votación para cubrir un lugar no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, al cual aspiran Guatemala y Venezuela. Así se abogó por un «consenso» regional y la «unidad» nacional, según justificó.
Después de meses de incertidumbre, Bachelet sólo hizo público su decisión pocas horas antes de iniciarse la sesión de la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para designar al representante por América Latina al Consejo de Seguridad por el periodo 2007-2008.
La mandataria dijo que su decisión se debió a la falta de consenso en el bloque de países latinoamericanos, que llevó dos candidaturas, ninguna de las cuales contaba en lo previo con los 128 votos requeridos para ganar el asiento que deja vacante Argentina.
"Chile ha planteado desde el inicio de este proceso su deseo de que el grupo latinoamericano fuera capaz de proponer un candidato único, tal como ha ocurrido en ocho de las 11 elecciones anteriores de este tipo", dijo en la víspera el secretario general de gobierno, Ricardo Lagos Weber, poniendo fin a meses de especulaciones y presiones al gobierno.
"Según la información de que disponemos al día de hoy, ninguna de las actuales candidaturas reúne la mayoría suficiente. Al no haberse producido este acuerdo, el gobierno ha decidido actuar en consecuencia y ha tomado la decisión de abstenerse", dijo el vocero de gobierno.
Pero la mandataria también consideró "los intereses superiores de la nación", ya que, a diferencia de lo sucedido en el resto del mundo, en Chile esta votación se transformó en un problema de política interna, enfrentando a los partidos de la coalición de centroizquierda que gobierna el país desde hace 16 años, cuando se recuperó la democracia.
La Concertación de Partidos por la Democracia está integrada por los partidos Demócrata Cristiano (DC), Socialista (PS), Radical Social Demócrata (PRSD) y Por la Democracia (PPD).
A pesar de que este lunes el ministro del Interior, Belisario Velasco, negó que Bachelet hubiera actuado bajo presión, el rol jugado por la DC en los últimos meses fue determinante en la postura adoptada. Según trascendidos de prensa, la presidente era partidaria de votar por Venezuela.
Desde un comienzo, la DC se manifestó en contra de la postulación de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU por considerar que no era un candidato de "consenso" en la región, al haberse inmiscuido en asuntos internos de algunos países, según indicó esa colectividad.
A mediados de septiembre, la presidenta de la DC y ex candidata presidencial, senadora Soledad Alvear, planteó oficialmente la postura de su partido.
Alvear, quien también ocupó la cancillería en el gobierno anterior, justificó la decisión en las descalificaciones de Chávez hacia el hoy mandatario de Perú, Alan García, el apoyo al reclamo marítimo de Bolivia y el desconocimiento del triunfo de Felipe Calderón en México, cuando aún allí el tribunal electoral no había avalado la ajustada diferencia con su competidor, Andrés López Obrador.
La respuesta a tales afirmaciones llegó de boca del entonces embajador de Caracas en Santiago, Víctor Delgado, quien acusó a la DC de oponerse a la candidatura de Venezuela de la misma forma que antes se habría enfrentado al gobierno de Salvador Allende (1970-1973), apoyando el golpe militar que lo derrocó, así como de celebrar el frustrado intento contra Chávez de abril de 2002.
De inmediato, la cancillería chilena se quejó ante el gobierno venezolano por la "intromisión" de su representante en los asuntos internos del país. Chávez llamó a consulta a Delgado, optando finalmente por reemplazarlo con María Urbaneja, quien hasta ese momento era embajadora en Uruguay.
De ahí en adelante, la presión de la DC hacia Bachelet fue en aumento. Incluso el ex diputado Gutemberg Martínez, esposo de Alvear, sostuvo que, si Chile votaba por Venezuela, habría "un antes y un después" en la relación de su partido con el gobierno. Días atrás, parlamentarios demócrata cristianos advirtieron que el canciller Alejandro Foxley, militante de este partido, debía renunciar si se votaba a Venezuela en la ONU.
Por su parte, la oposición derechista se unió al rechazo de la DC, postulando a Guatemala, y en la otra vereda, el PS, al que pertenece la presidenta, defendía abiertamente la postulación del gobierno de Chávez.
"La presidenta ha tomado la decisión pensando en Chile. En materia de política exterior no caben las presiones, no caben los antes ni los después, sólo caben los intereses permanentes de la nación", dijo la noche de la víspera Lagos Weber, en alusión a los dichos de Martínez.
"El país requiere actuar unido para superar con éxito las tareas que se ha propuesto: luchar por la erradicación de la pobreza, reducir las desigualdades en materia de salud, vivienda y educación y permitir una vida digna a todos los chilenos desde la cuna a la vejez", concluyó el portavoz del gobierno.
Minutos después de conocida la postura de la mandataria, el presidente del PS, senador Camilo Escalona, reiteró la "simpatía" de su colectividad hacia la candidatura venezolana, pero aseguró que la determinación "garantizaba la unidad" del oficialismo.
"Especialmente valoramos que esta decisión se haya tomado pensando, sobre todas las cosas, en la unidad de la Concertación", dijo.
El senador socialista Alejandro Navarro, un ferviente partidario de Venezuela, se alineó con Bachelet, pero criticó "las presiones y el lobby" que se generaron en torno a este tema.
Este lunes, el parlamentario señaló que "el haber optado por el camino del medio nos deja en una posición incómoda", ya que "hay quienes van a leer una debilidad interna y un cuestionamiento a la autoridad presidencial en la toma de decisiones en temas de relaciones exteriores".
Alvear, a su vez, dijo escuetamente que su colectividad "valoraba" la decisión de la mandataria y que lo importante era que había tomado en cuenta los intereses superiores de Chile.
En la oposición, pese a que no se votó por Venezuela, arreciaron las críticas.
El presidente del derechista partido Unión Demócrata Independiente (UDI), Hernán Larraín, señaló que se había "logrado que privara el sentido común, porque Chile jamás puede apoyar a gobiernos como el de Chávez para un organismo como el Consejo de Seguridad de la ONU".
Tras conocer la abstención del gobierno, indicó que la "política exterior de Chile es blandengue" por no votar a Guatemala.
El presidente del partido de derecha liberal Renovación Nacional (RN), Carlos Larraín, cuestionó la supuesta ambigüedad de Bachelet en torno a Venezuela. "El fundamento dado por La Moneda (referencia al palacio sede del gobierno) es impresentable, porque atiende a que el voto se decidió en virtud de que las opciones de Chávez no existían", apuntó.
"¿Esto quiere decir que, si hubiera tenido opciones, el voto de Chile habría sido para él?", se preguntó.
"El gobierno no establece razones de fondo para no votar por el señor Chávez, siendo que hay muchas", apuntó.
Para el analista Guillermo Holzman, "la presidenta tomó una decisión pragmática, tomando en cuenta no sólo la presión de la DC y de la oposición chilena" sino también los factores externos.
Holzman explicó a IPS que era el camino adecuado teniendo en cuenta la disyuntiva que se le presentaba a Bachelet entre privilegiar la integración sudamericana, apoyando a Venezuela, o inclinarse por Guatemala, el candidato de Estados Unidos, su gran socio comercial.
De esta manera, la mandataria habría optado por "mantener el equilibrio político interno y externo", sostuvo este académico de la estatal Universidad de Chile.
"La mayor crítica que se le puede hacer a Bachelet es no haber tomado una decisión oportuna en mayo", lo que dio pie para que se generara el conflicto político, indicó el doctor en relaciones internacional.
"En el futuro, la mandataria deberá tener mayor cuidado en el proceso de toma de decisiones para evitar que se transforme en un problema político", concluyó Holzman.
El canciller Foxley descartó este lunes que Chile sea candidato de consenso en caso de que no ningún candidato logre la mayoría requerida.
