Japón se propone imponer fuertes condicionamientos a la reanudación del diálogo internacional sobre Corea del Norte, lo que deja en evidencia una vez más su gran dependencia respecto de Estados Unidos en materia de seguridad.
"Corea del Norte habla ahora de regresar a las negociaciones sextipartitas, pero no queremos que eso suceda sin condiciones", dijo el martes el canciller japonés Taro Aso, en un implícito apoyo a las sanciones contra Pyongyang promovidas por Washington.
En el diálogo participan desde los años 90 las dos Coreas, China, Estados Unidos, Japón y Rusia.
Versiones originadas en China sugieren que el régimen de Kim Jong Il está dispuesto a postergar una segunda prueba de armas nucleares para volver a la mesa de negociaciones.
La posición de Aso coincide con la de Estados Unidos, país del que Japón depende cada vez más en el plano militar. Washington pretende un retorno incondicional de Corea del Norte a las deliberaciones.
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Se trata de un asunto delicado y conflictivo en Asia oriental. La secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice visitó la semana pasada Japón, China y Corea del Sur para promover medidas duras como castigo a Corea del Norte por la prueba nuclear que ese país realizó el día 9.
"Negociar con Corea del Norte es hoy un asunto central en la política regional. El vínculo Japón-Estados Unidos es una combinación poderosa en la puja por una solución a la amenaza norcoreana", dijo el profesor Jun Lio, del Instituto de Política para Graduados en Tokio.
La alianza entre Washington y Tokio contrarresta las políticas de China y Corea del Sur. A pesar de las críticas de ambos países y el apoyo que dan a las posibles sanciones económicas, los dos quieren mantener la puerta abierta para la negociación.
"La posición de Abe no logrará necesariamente la paz en la región, sino que, más bien, sembrará la inquietud. Se necesita una política firme e independiente basada sobre la intención de alcanzar una solución pacífica a la crisis", sostuvo Lio.
"Pero, desafortunadamente, los políticos japoneses están incapacitados para eso porque aún piensan en los términos de la guerra fría", advirtió.
Los expertos también consideran que el apoyo japonés a la imposición de las sanciones promovidas por Estados Unidos conspira contra los esfuerzos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Para el director general del organismo, Mohammed ElBaradei, estas sanciones ubicarían "a los de línea dura en el asiento de los conductores" en Pyongyang.
Durante la visita de Rice, el primer ministro japonés Shinzo Abe, quien impulsa hace mucho una política agresiva hacia Corea del Norte, sugirió durante la visita de Rice que habría un trabajo estrecho para la creación de un sistema conjunto de defensa misilística y nuevos ingresos de militares estadounidenses.
Pero el canciller chino Li Zhaoxing exhortó, reunido con Rice, a trabajar por una solución diplomática "con cabeza fría" y "prudencia". Pero la funcionaria estadounidense enfatizaba al mismo tiempo que Corea del Norte debía regresar sin condiciones al diálogo sextipartito.
Las deliberaciones entre Abe y Rice fueron observadas con alarma dentro de Japón, donde la amenaza de una segunda prueba nuclear norcoreana ha dividido al público.
En términos generales, los conservadores apoyan la intención de Abe de aumentar la cooperación en defensa con Estados Unidos, mientras otros promueven una alternativa negociada que aceite las relaciones entre los países de Asia oriental.
Las muestras de apoyo del gobierno a la línea dura de Washington hacia Pyongyang concitaron malestar en la oposición, pues tiende a la revocación de leyes que impiden a la Fuerza Marítima de Autodefensa inspeccionar por la fuerza buques norcoreanos y de otras banderas junto con fuerzas estadounidenses.
El líder de la oposición, Ichiro Ozawa, advirtió a Abe en el parlamento la semana pasada que resulta "injustificable" y "mal concebido tomar medidas sólo porque Estados Unidos quiere que Japón haga algo".
"Estamos de acuerdo con Ozawa", indicó el diario liberal Asahi en un editorial. Las solicitudes del gobierno "no tienen un buen justificativo", agregó.
Abe es desde hace mucho tiempo partidario de reformar la constitución pacifista de Japón, y la prueba nuclear norcoreana del 9 de este mes le ha dado una oportunidad para avanzar en ese sentido, dijo el experto en asuntos asiáticos Jeff Kingston, de la Universidad Temple en Tokio.
"La prueba nuclear hinchó las velas de Abe. Ahora el público ve los cambios en la constitución como algo legítimo para proteger a Japón. Kim Jong Il le hizo un favor", sostuvo Kingston.
Pero el experto percibe en la alianza de defensa forjada entre los países de Asia oriental como un muro de contención contra los intentos de Abe.
"Japón ha declarado que no poseerá armas nucleares, y Rice reafirmó eso. Esto es un importante mensaje en materia de seguridad para Asia oriental bajo el liderazgo estadounidense", concluyó Kingston.