El subsecretario general para Asuntos Humanitarios de la ONU, Jan Egeland, destacó en su gira por África los esfuerzos realizados en Uganda para alcanzar un acuerdo de paz tras 20 años de guerra civil en el norte de ese país.
Hace dos décadas que esa región está atrapada en un conflicto entre las fuerzas del gobierno y el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), movimiento fundamentalista cristiano que propone instalar por la fuerza un gobierno cuya acción se base sobre los 10 mandamientos bíblicos.
Miles de personas murieron en la guerra en la cual el LRA violó reiteradamente los derechos humanos. Esta organización armada suele secuestrar a niños y niñas para emplearlos como soldados, esclavos sexuales a modo de bestias de carga.
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) señaló que unos 25.000 menores han sido secuestrados desde el inicio de la guerra.
Egeland reiteró el martes en Nairobi su pedido de liberación de mujeres y niños explotados aún en poder del LRA, luego de ocho días en África.
"Haremos todo lo posible por ayudarlos en cuanto lleguen al punto de encuentro", declaró Egeland, también coordinador de la Asistencia de Emergencia de la ONU.
El funcionario se refería a los centros establecidos en el sur de Sudán para que se radiquen allí temporalmente los combatientes mientras el gobierno y el LRA negocian.
Las conversaciones se realizan en Juba, principal ciudad del sur de Sudán, con mediación del gobierno local de esa región de mayoría negra, cristiana y animista.
El diálogo comenzó hace dos meses y ahora están por reanudarse tras la tregua alcanzada entre las partes beligerantes en agosto.
Egeland visitó Juba para impulsar las negociaciones y se reunió con el presidente del sur de Sudán y vicepresidente nacional, Salva Kiir, con el vicepresidente regional Riek Machar y con representantes del gobierno ugandés y del LRA, incluyendo al segundo del grupo, Vincent Otti.
La participación de Sudán en la guerra del norte de Uganda se remonta a una década atrás, cuando el gobierno de Jartum comenzó a respaldar al LRA en respuesta al apoyo que prestaba Uganda a los rebeldes del sur sudanés en su lucha contra el gobierno de hegemonía árabe e islámica.
La guerra civil sudanesa terminó a principios del año pasado.
Egeland también pasó una noche en un campamento de desplazados en el septentrional distrito ugandés de Gulu donde conversó con los damnificados, quienes le informaron de las dificultades que están viviendo y le comunicaron las esperanzas depositadas en el proceso de paz.
En el refugio que acoge a unos dos millones de desplazados ugandeses cunden varias enfermedades como la desnutrición.
La guerra creó lo que se ha llamado "viajeros nocturnos": miles de niños y niñas de áreas rurales que pernoctan en calles e iglesias de zonas urbanas para evitar la leva del LRA.
Pero la calma relativa que siguió a la tregua acordada el mes pasado redujo los "viajeros nocturnos" de 40.000 a 10.000 en las ciudades de Gulu, Kitgum y Kalongo, indicó el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Uganda, Martin Mogwanja.
"Los que siguen viniendo están huyendo, pero no por temor a ser secuestrados sino por problemas sociales tales como el hacinamiento", dijo a IPS.
Pero se teme que las negociaciones de paz puedan opacarse, a pesar de la tenue dinamización, por las acusaciones de la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, contra los líderes del LRA Joseph Kony, Otti y otros tres comandantes.
Los cinco fueron acusados de crímenes de guerra y contra la humanidad, por lo que la justicia emitió órdenes de arresto. Pero diversas versiones indican que el acuerdo de paz pactado por los comandantes estaría supeditado a que la CPI levante los cargos en su contra.
En el norte de Uganda hay partidarios de aplicar el sistema tradicional de justicia para que los miembros del LRA paguen por sus actos.
Pero Egeland reiteró que el trabajo de la CPI debe proseguir. "La idea de que las acusaciones interrumpirán el proceso de paz es errónea. Debe haber justicia de tal forma que no se bloquee la paz ni la reconciliación", dijo.
Además, indicó que el gobierno ugandés también debe responder por los abusos cometidos en el norte del país, acusación de la que se hizo eco la organización International Crisis Group, con sede en Bruselas.
"El ejército ugandés no logró proteger a la población civil, no sólo del LRA sino tampoco de sus propios efectivos, quienes en algunos casos fueron la principal fuente de inseguridad en los campamentos" de desplazados, dijo en enero esa organización en un encuentro llamado Una estrategia para terminar con la crisis en el norte de Uganda.
Las fuerzas armadas "deben cambiar sus disposiciones para dar prioridad a la protección y el gobierno debe tratar de incriminar a todos los soldados acusados de abusos a los derechos humanos y castigarlos como corresponde en caso de ser culpables".
La visita de Egeland también lo llevó a la República Democrática del Congo, donde denunció la violencia contra mujeres y niñas que caracterizó el conflicto en ese país, al igual que el de Uganda.
***** + International Crisis Group (http://www.crisisgroup.org/home/index.cfm?l=4) (FIN/IPS/traen-vf-mj/jm/af hd ip pr/06)