SINGAPUR-INDONESIA: Un mal rato para el Banco Mundial y el FMI

Al prohibir la participación de activistas en la conferencia del Banco Mundial y el FMI en Singapur y la celebración de un foro paralelo de la sociedad civil en Indonesia, estos dos países asiáticos han puesto en entredicho la imagen de apertura de ambas instituciones multilaterales.

Luego de la prohibición del Foro Internacional del Pueblo en Singapur, sede los días 19 y 20 de la conferencia del Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional), sus organizadores se disponían a realizarla en la isla indonesia de Batan, distante de aquella ciudad estado a 45 minutos por ferry.

Pero la policía de Batan también prohibió la celebración allí del Foro de la sociedad civil, cuya realización está prevista desde este viernes al lunes 18. Al mismo tiempo, Singapur prohibió el ingreso al país de activistas que ya contaban con la acreditación del Banco Mundial y el FMI.

"Queríamos hacer el foro en Singapur, pero como el gobierno de ese país no lo permitiría, fuimos a Batam, que está cerca", dijo Kusfiardi, coordinador de la filial indonesia de la no gubernamental Coalición Anti Deuda.

Nadia Hadad, portavoz del Foro Internacional de Organizaciones No Gubernamentales sobre Desarrollo Indonesio (Infid) que organiza el Foro Internacional del Pueblo, coincidió en que Batam era un lugar lógico, por su cercanía, para celebrar la reunión de la sociedad civil.
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"Algunos de nosotros estamos acreditados para asistir a la reunión del FMI y el Banco Mundial", precisó Hadad.

Pero a comienzos de la semana pasada, el jefe de la policía provincial de Batam informó en una carta a Infid que su reunión fue prohibida porque podría dañar las relaciones entre Indonesia y Singapur.

Yakarta desplegó en puertos de Batam el escuadrón antiterrorista "Destacamento 88" para controlar a pasajeros que llegan a la isla, aseguró la prensa indonesia. Para Infid, se trata de una indicación clara de connivencia indebida entre Singapur e Indonesia.

Un acuerdo bilateral vigente abre paso al desarrollo de Batam como zona de desarrollo económico, aprovechando los cercanos capitales singapurenses y la mano de obra barata de indonesia.

El jefe de policía de Batam también citó razones de seguridad para prohibir el Foro Internacional del Pueblo.

"Nuestra intención es responder a las reuniones del FMI y el Banco Mundial. Discutiremos asuntos que también son debatidos en la conferencia oficial. No tenemos ninguna intención de atacar al gobierno de Singapur. Estamos hablando de asuntos muy críticos para países del tercer mundo, como Indonesia, Filipinas y otros", dijo Hadad a IPS.

"La decisión de la policía de Batam contradice el espíritu de apertura en Indonesia" tras la caída del dictador Alí Suharto (1967-1998), dijo Kusfiardi. "Pero no responde a la policía sino a la presión del gobierno de Singapur y del FMI y el Banco Mundial. Hay muchas inversiones de Singapur en Batam, y dicen que el foro las desalentará."

Kusfiardi afirmó que las restricciones impuestas a las organizaciones de la sociedad civil en Singapur e Indonesia muestran que el FMI y el Banco Mundial "no están comprometidos con lo que predican" a los gobiernos del Sur en desarrollo, agregó.

El activista aludía a la intención del presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, de considerar en la conferencia problemas como la gobernanza y la corrupción.

Hadad dijo a IPS que, bajo la ley indonesia, Infid no necesita permiso para realizar el foro, sino simplemente informar a la policía tres días antes para coordinar las medidas de seguridad necesarias.

"Pero el 1 de agosto presentamos, de buena fe, una carta a la policía para avisarles del foro, aunque no recibimos ninguna respuesta", subrayó.

La prohibición policial respondió al supuesto anuncio de organizaciones no gubernamentales locales que alegaban ser parte del Infid, según las cuales participantes en el foro cruzarían el estrecho de Malaca rumbo a Singapur para participar en una marcha de protesta.

"Pero nosotros no teníamos tales planes. Ni siquiera sabemos cuáles son esas organizaciones no gubernamentales" de las que habla la policía, aseguró Hadad.

El diario Jakarta Post informó el viernes que la decisión de la policía cuenta con el apoyo de 18 organizaciones no gubernamentales de Batam que expresaron temores de que el Foro Internacional del Pueblo debilite las inversiones en la isla.

Miles de trabajadores de toda Indonesia se radican en Batam para emplearse en la creciente industria local.

Pero el propio Jakarta Post también reflejó sobre especulaciones según las cuales esas organizaciones no gubernamentales locales cuentan con patrocinio empresarial.

La carta de la policía de Batam, publicada por el periódico de Yakarta, indica que empleadores del complejo industrial Batamindo expresaron temor de que la reunión influya sobre sus trabajadores.

Batamindo es una importante inversión de empresas de Singapur cuya sede operativa se encuentra en la ciudad estado. Trabajan allí miles de trabajadores, principalmente mujeres jóvenes procedentes de aldeas en las islas de Java y Sumatra, alojadas en dormitorios dentro del complejo.

"Tenemos derecho a expresar nuestras opiniones", destacó Kusfiardi. "Son las políticas del FMI y el Banco Mundial las que destruyen la vida de la gente en los países en desarrollo. Nosotros manifestamos nuestros puntos de vista sobre estas políticas."

Kusfiardi alegó que el gobierno de Singapur pretende prohibir el Foro Internacional del Pueblo en Batam porque "quieren una reunión relativamente sin problemas, para promoverse como sede de grandes conferencias y hacer mucho dinero con eso".

El jueves, el FMI y el Banco Mundial emitieron una declaración conjunta desde Washington, llamando al gobierno de Singapur a no impedir que "representantes de la sociedad civil adecuadamente acreditados" asistan a su reunión.

"Nos hemos opuesto consistentemente a cualquier restricción a la plena participación y a la expresión pacífica de los puntos de vista. El diálogo abierto con la sociedad civil también es importante para la efectiva operación de nuestras instituciones", advirtieron.

Kusfiardi, sin embargo, muestra escepticismo al respecto. "El FMI y el Banco Mundial usan a Singapur para protegerse de protestas y manifestaciones contra sus políticas", opinó.

"Estas instituciones quieren ser vistas como expertas en desarrollo, pero en la mayoría de los casos sus políticas no funcionan y no quieren abrirse a la crítica" de las organizaciones de la sociedad civil, agregó.

Aunque el FMI y el Banco Mundial dijeron haber acreditado a unos 500 representantes de organizaciones no gubernamentales de más de 45 países, cada vez resulta más claro que el gobierno de Singapur no permitirá el ingreso de muchos de ellos al país, o su participación en la conferencia.

Eso significaría que ese gobierno violará un memorandum de entendimiento que requiera lo obliga a "asegurar rápidos procedimientos de ingreso, incluida la emisión de visas cuando sean requeridas y garantizadas para cualquier observador y otras personas incluidas en las categorías de participantes especificadas en el manual de requisitos de las reuniones anuales, que están acreditadas o invitadas por organizaciones para que estén presentes en las reuniones".

Activistas acusaron a las instituciones financieras de no imponer a Singapur el cumplimiento de ese compromiso.

Infid recibió una carta del FMI y el Banco Mundial informando que Singapur prohibió el ingreso de sus miembros. Pero la misma misiva indicaba que el director del Banco Mundial en Indonesia negociaba el levantamiento de la prohibición.

La participación de Infid está prevista en varios foros oficiales de la conferencia en Singapur que contarán con la presencia de organizaciones de la sociedad civil.

El director ejecutivo de Infid, Donatus Marut, también dijo haber sido informado por el FMI y el Banco Mundial que, aunque estaba acreditado, Singapur no le permitiría asistir a las reuniones. La carta no daba razón alguna.

Marut cree que la medida se relaciona con su participación en organización del foro en Batam.

"Esta situación pone al FMI y al Banco Mundial en una situación difícil", evaluó Hadad. "Daña la imagen de apertura a la sociedad civil que han intentado construir."

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