El papa Benedicto XVI rechazó en el Ángelus, la tradicional bendición dominical católica, todo sentimiento antimusulmán, un intento no muy exitoso por aplacar al mundo islámico tras haberlo calificado de «maligno e inhumano».
A principios de la semana pasada, en un discurso en la alemana Universidad de Regensburgo, el Papa había citado una frase pronunciada en el siglo XIV por el emperador bizantino Manuel II Paleólogos que desató la ira del mundo musulmán.
Desde la muy custodiada residencia papal en Castelgandolfo, en las afueras de Roma, el pontífice declaró al domingo siguiente que se había limitado a citar un texto medieval y que su contenido no reflejaba en modo alguno su punto de vista sobre el Islam.
Al parecer, las disculpas tuvieron el efecto de controlar la situación suscitada tras los dichos que hirieron a los creyentes musulmanes. Pero continúan las dudas sobre la posibilidad de que el daño causado no haya sido mayor que el admitido.
Las retractaciones no tardaron en llegar —ésta fue la primera del Papa, pero la tercera del Vaticano en menos de una semana—, aunque para algunos no sean suficientes. El Pontífice dijo dos veces "cito" antes de las frases respecto del Islam, y calificó los dichos de "agresivos", sin explicitar si los aprobaba o los condenaba.
El veterano analista del Vaticano Giancarlo Zizola calificó el hecho de "accidente". La polémica, según este experto, tuvo más relación con los antecedentes teológicos del Papa que con su carácter de hombre de Estado adaptado a las sensibilidades políticas.
Pero en el mundo musulmán se desataron varias protestas, manifestaciones, ataques a templos católicos y amenazas al Vaticano. El Ministerio del Interior italiano elevó su alerta de seguridad.
Las consideraciones del Papa sobre el Islam y la violencia son parte de la última expresión de la cruzada estadounidense y sionista contra el mundo musulmán, declaró este viernes el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei.
La controversia también complicó, y tal vez comprometió directamente, la visita que preveía Benedicto XVI para noviembre a Turquía, país de mayoría musulmana gobernado por un partido islamista moderado.
Varios líderes islamistas, incluido el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, reclaman una disculpa formal del Pontífice.
Las declaraciones de la oficina de prensa del Vaticano y las del nuevo secretario de Estado (principal colaborador del papa), cardenal Tarcisio Bertone, no fueron consideradas satisfactorias.
El Papa no emitió una disculpa formal pero dijo: "Estoy muy apenado por las reacciones en algunos países a los pasajes leídos en mi discurso en la Universidad de Regensburgo, considerados ofensivos para la sensibilidad de los creyentes musulmanes."
"Espero que esto sirva para aplacar los corazones y clarificar el verdadero sentido de mi discurso, que en conjunto fue y es una invitación al diálogo franco y sincero con gran respeto mutuo", agregó.
Queda por ver cómo este llamado personal puede aplacar a la opinión pública musulmana, a pesar de las varias declaraciones de aceptación de las disculpas del Vaticano dirigidas a calmar la crisis antes de que empeore.
El vocero del Pontífice calificó el asesinato a balazos de una monja italiana en Somalia, quien murió en el hospital de Mogadishu, de "horrible episodio", y expresó su deseo de que el crimen fuera un hecho aislado sin relación con el discurso del Papa.
Erdogan dijo no estar seguro de la viabilidad de la visita papal a Turquía. También describió los dichos del Pontífice como "inquietantes y desafortunados", contrarios al principio de "paz entre religiones".
Si el Papa finalmente visita este país, tendrá, seguramente, una recepción oficial y formal. La población puede llegar a oponerse a que el Pontífice concurra a una mezquita.
Fue muy diferente la bienvenida a su predecesor Juan Pablo II en Siria, quien en 2001 fue el primer Papa en ingresar a un templo musulmán.
Oficialmente, Benedicto XVI será recibido en Turquía como jefe de Estado del Vaticano y no cómo conductor de más de 1.000 millones de católicos apostólicos romanos.
La principal escala de carácter religioso de la visita prevista es una reunión con el jefe de la Iglesia Ortodoxa Griega en Estambul.
Pero incluso habría dificultades en esa instancia, si concurre al lugar conocido como Santa Sofía y se arrodilla y reza en lo que fuera la principal iglesia del Imperio Bizantino o Imperio Romano de Oriente.
Ese templo se convirtió luego en mezquita y es desde la década del 30 un imponente museo.
El Papá podría ser objeto de críticas si trata al jefe de la Iglesia Ortodoxa Griega, con sede en Estambul, como "ecuménico", es decir, líder de los 200 millones de cristianos ortodoxos del mundo entero. Turquía lo considera el mero jefe de la Iglesia Griega en este país.
Además, los turcos tienen cierto desprecio por el actual Papa. Antes de suceder a Juan Pablo II, el entonces cardenal conservador alemán Joseph Ratzinger aludió a las diferencias culturales entre la Unión Europea y el mundo musulmán para oponerse al ingreso de Turquía al bloque.
En Turquía y en el mundo islámico surgen intensos cuestionamientos a las actitudes de Benedicto XVI.
El director de Asuntos Religiosos de Turquía, Alí Bayrakoglu, dijo ante las cámaras de televisión que el Papa tiene mentalidad de cruzado y que sus comentarios son un "reflejo del odio que hay su corazón".
Las antipatías suscitadas por Benedicto XVI son un cambio radical respecto del enfoque más conciliador iniciado por sus predecesores, Juan XXIII en la década del 60, continuado por Pablo VI y finalmente Juan Pablo II, quien incluso pidió "perdón" por la excesiva militancia de la Iglesia, incluidas las Cruzadas.
(*) Hilmi Toros trabajó como corresponsal en el Vaticano.
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