«Al diablo con sus instituciones», arenga el líder de la izquierda mexicana, Andrés López Obrador, al llamar a sus seguidores a desconocer al gobierno conservador que asumirá en diciembre, a crear uno alternativo y a negarse a dialogar. Pero algunos de sus aliados empiezan a darle la espalda.
Un gobernador dirigente del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), de López Obrador, reconoció este viernes la legalidad del triunfo de Felipe Calderón en las elecciones del 2 de julio, mientras legisladores de esa agrupación, que afirman representar a 20 por ciento de su bancada, demandaron dejar de lado la actitud radical y aceptar conversaciones con adversarios.
El pequeño partido Convergencia, que junto al PRD y el Partido del Trabajo respaldaron la candidatura presidencial de López Obrador con la coalición Por el Bien de Todos, informó que acata la decisión del tribunal electoral que esta semana declaró a Calderón ganador de los comicios y, por tanto, sucesor de Vicente Fox, ambos del mismo Partido Acción Nacional (PAN).
Empero y pese a esos pronunciamientos, el secretario general del PRD, Guadalupe Acosta, asegura que no hay en la izquierda división ni "desligamiento de la lucha de nuestro líder", así como tampoco "posibilidad de dejar de denunciar que Calderón ganó por un fraude y que por, lo mismo, no merece reconocimiento".
Lo que "hay ahora en nuestro movimiento es democracia y libertad para plantear puntos de vista diversos", dijo Acosta a IPS.
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Sobre el reconocimiento que Lázaro Cárdenas, gobernador de Michoacán, otorgó a Calderón, el dirigente partidario declaró que se trata de una decisión entendible, pues "es una autoridad estatal".
El gobernador michoacano es hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, quien luego de haber sido tres veces candidato presidencial por el PRD (1988, 1994 y 2000) y ser considerado el líder moral de esa agrupación, ahora es calificado de traidor por muchos de sus antiguos seguidores, pues no apoyó a López Obrador en la campaña electoral.
Tarde o temprano, "el PRD se desligará de López Obrador o López Obrador del PRD", pues no parece factible que "el uno actúe en las instituciones democráticas y el otro en la movilización social", señaló a IPS el politólogo Gabriel Negretto, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
Según este doctor en ciencia política por la universidad estadounidense de Columbia, la izquierda "no podrá avanzar mucho más por ambos carriles, pues son contradictorios".
"Yo respeto todas las opiniones, pero creo que sí podemos seguir actuando desde el Congreso (legislativo) y desde las movilizaciones", expresó el secretario general del PRD.
Su correligionario, Gerardo Fernández, portavoz del PRD, insistió este viernes que no habrá ningún contacto con el gobierno de Fox y tampoco con el equipo del mandatario electo.
Calderón "renuncia y no toma posesión el 1 de diciembre o habrá una movilización popular para que no concluya su mandato", advirtió.
El PRD sostiene que los poderes económicos, "los ricos" y la derecha se confabularon para hacer un fraude en las elecciones presidenciales del 2 de julio.
El tribunal no encontró evidencia suficiente de esa afirmación por lo que confirmó como ganador a Calderón, quien según el escrutinio oficial apenas superó por medio punto porcentual de votos al candidato izquierdista.
López Obrador y sus seguidores preparan para el 16 de este mes una Convención Nacional Democrática, que promete reunir en la capital mexicana a un millón de personas. En ese foro, pretenden nombrar un presidente "legítimo", constituir un gobierno paralelo y trazar la ruta hacia una asamblea constituyente.
De movilizaciones sociales como las que impulsa la izquierda mexicana pueden surgir importantes cambios institucionales, pero eso dependerá de "la fuerza que logre aglutinar", apuntó Negretto.
Tras los comicios de julio, en los que los candidatos de la izquierda conquistaron el mayor número de escaños legislativos de su historia, el apoyo social a ese sector ha ido cayendo, según indicaron encuestas publicadas en los últimos días.
El secretario general del PRD reconoció que "muchos de los que votaron por nosotros pueden pensar ahora diferente y no apoyarnos", pero ese es el costo "de luchar por la democracia y lo asumimos", expresó.
En opinión del politólogo y columnista Jesús Silva-Herzog, la estrategia política de López Obrador llevará al PRD hacia "el abismo".
El PRD fue fundado a fines de los años 90 por ex miembros del histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI), militantes de izquierda y algunos socialdemócratas.
La colectividad ya estuvo cerca de llegar al gobierno nacional en 1988, con Cárdenas, pero el intento se frustró debido a un presunto fraude electoral del PRI, que retuvo la presidencia con Carlos Salinas entre 1988 y 1994.
A partir de ese momento, su papel en el diseño de nuevas instituciones políticas y electorales creció de manera exponencial. Además, en los años 90 y junto al PAN, conquistó importantes espacios en el Poder Legislativos y en los gobiernos locales.
Pero su mayor logro fueron los votos que recibió en julio, avance que según Silva-Herzog podría revertirse drásticamente en los próximos procesos electorales si persiste la posición contestataria de López Obrador.
