Como anfitriona de la XIV cumbre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL), Cuba busca fortalecer a este grupo nacido en el auge de la Guerra Fría y representativo de la posición de los países en desarrollo que no gravitaban en las órbitas soviética ni estadounidense.
Con la mira puesta en ese objetivo, la diplomacia cubana se está aplicando a fondo en la preparación de la cumbre que se llevará a cabo en La Habana del 11 al 16 de septiembre, y a la cual se prevé asistirán al menos 50 jefes de Estado y de gobierno de África, Asia, América Latina y el Caribe.
Según expertos, el impulso renovador del NOAL comenzó bajo la presidencia de Sudáfrica (1998-2003) y siguió con la de Malasia, país que en pocos días debe entregar a Cuba el mando de un movimiento que engloba actualmente a 116 países.
"Asumimos la iniciativa de Sudáfrica (de revitalizar al NOAL). Es muy importante consolidar la comunidad de intereses entre nuestros países, pues para que se escuchen nuestros criterios debemos hablar todos el mismo idioma", dijo esta semana el embajador de Malasia en Cuba, Zainol Abidin Omar, a medios cubanos de prensa.
Cuba es el único país de América latina y el Caribe que figura entre los 25 fundadores del NOAL, movimiento que fue constituido en reunión realizada en 1961 en Belgrado, entonces capital de la antigua Yugoslavia.
Pese a que en los siguientes años, La Habana estrechó fuertemente sus relaciones con Moscú y el bloque socialista de Europa oriental, esto no fue obstáculo para seguir en el NOAL, servir de anfitriona de su sexta cumbre en 1979, y presidirlo durante tres años.
En realidad nada impide a un país con régimen socialista hacer parte de este movimiento. De hecho, también Vietnam integra el grupo, en tanto que China ha asistido a sus cumbres como país observador.
Pero el NOAL no admite países que pertenezcan a alianzas multilaterales militares involucradas en los conflictos de las grandes potencias, como el Pacto de Varsovia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El Pacto de Varsovia fue constituido en mayo de 1955 como respuesta a la creación de la OTAN en 1949, y lo conformaban la Unión Soviética, Albania, Bulgaria, Hungría, Polonia, República Democrática Alemana, Rumania y Checoslovaquia.
Se disolvió oficialmente en 1991, a raíz de la caída del bloque comunista y del final de la Guerra Fría, como se denominó el período de tensiones este-oeste que siguió al nacimiento de los Estados socialistas europeos en torno al eje soviético.
No obstante los fuertes vínculos cubano-soviéticos, la relación entre La Habana y Moscú tuvo sus límites en lo militar. A principios de la década del 80, Cuba constató que la dirección soviética no estaba dispuesta a acudir en su ayuda en caso de una agresión del gobierno estadounidense de Ronald Reagan (1981-1989).
Para Abelardo Moreno, viceministro cubano de Relaciones Exteriores, la teoría de la equidistancia del NOAL entre los sistemas capitalista y comunista es válida sólo desde el punto de vista formal. "En el plano real, el NOAL ha sido siempre un mecanismo destinado sobre todo a la aplicación de los principios del derecho internacional", comentó a IPS.
En ese sentido, la diplomacia cubana considera que un NOAL fuerte y cohesionado es más necesario que nunca en el actual contexto internacional, caracterizado por Moreno como "un mundo unipolar, en el cual impera el uso de la fuerza, el irrespeto a la soberanía y al derecho de los Estados a su independencia".
De manera preparatoria a la cumbre de La Habana, Cuba redactó un proyecto de declaración política especial que puso a consideración de los demás miembros, en la que señala que la no existencia de dos bloques antagónicos "en ningún caso" disminuye la importancia del fortalecimiento del NOAL como mecanismo de concertación política de los países en desarrollo.
Este borrador, sometido a cambios por las partes, será adoptado en la Cumbre.
"Resulta imprescindible, como nunca antes, que nuestras naciones se mantengan cohesionadas, firmes, y asuman un elevado activismo para enfrentar con éxito el unilateralismo y las acciones de cualquier potencia dirigidas a imponer su dominación hegemónica", dice el borrador.
El texto también propone "promover la coexistencia pacífica entre las naciones, independientemente de sus sistemas políticos, sociales o económicos, y reforzar e incentivar el multilateralismo, dentro del cual se debe fortalecer el papel de la ONU".
Expertos consultados por IPS admitieron que para Cuba presidir el NOAL resulta más oportuno que nunca, ya que la membresía del movimiento ocupa ahora dos tercios de los escaños de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Habana "siempre ha querido un movimiento fuerte y activo, eso no es coyuntural. Pero en el mundo unipolar de hoy, esto es aún más importante. Si se aplicaran los principios de Bandung, que dieron origen al NOAL, no habría espacio para la actual política de Estados Unidos", comentó a IPS un investigador cubano que prefirió no identificarse.
Esos principios se consideran fundacionales del NOAL y surgieron de la conferencia realizada en esa ciudad de Indonesia en 1955, y a la que asistieron 29 jefes de Estado de países de Asia y África, que acababan de independizarse.
Cinco años después de Bandung, durante el XV período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en el que fueron admitidos 17 nuevos países de África y Asia, la gestación del NOAL cobró un impulso decisivo.
En ello jugaron un papel esencial los entonces gobernantes Gamal Abdel Nasser, de Egipto, Kwame Nkrumah. de Ghana, Sri Pandit Jawaharlal Nehru, de India, Ahmed Sukarno, de Indonesia, y Josip Broz "Tito", de Yugoslavia, considerados luego líderes emblemáticos del no alineamiento.
Los principios de Bandung incluyen el respeto de los derechos humanos y de los objetivos de la Carta de la ONU, así como la no interferencia en asuntos internos de otro país y la no presión sobre otras naciones.
Además, proclaman el no uso de la fuerza contra de la integridad territorial o independencia política de cualquier país, la solución pacífica de todos los conflictos internacionales, y la promoción de los intereses comunes y de la cooperación.
Por regiones, integran el NOAL 53 naciones de África, 38 de Asia, 24 de América Latina y el Caribe, y una de Europa, Belarús.