Las elecciones presidenciales del 2 de julio mostraron un México dividido entre izquierda y derecha, ricos y pobres, una percepción que se extiende y anida en la crisis política vigente. Pero datos derivados de la contienda y encuestas indican otra realidad.
"Este cuadro de que hay un país partido entre dos posiciones ideológicas es una fabricación engañosa de los actores políticos y los candidatos", dijo a IPS Alberto Saracho, director de la no gubernamental Fundación Idea, que promueve la vigilancia y participación ciudadana en la política.
La forma en que los ciudadanos votaron en julio y varias encuestas demuestran que las preferencias políticas de los mexicanos son heterogéneas y que sus votos no están claramente alineados según condición social, edad, educación o lugar de residencia.
Aunque el presidente electo Felipe Calderón, del gobernante y conservador Partido Acción Nacional (PAN), ganó en la mayoría de estados del norte de México, donde se registran los índices de desarrollo más altos, y el opositor izquierdista Andrés López Obrador triunfó desde el centro hacia el sur, donde hay más pobreza, ninguno de ellos evitó que otras opciones políticas obtuvieran caudales electorales importantes.
De acuerdo con el escrutinio oficial, Calderón obtuvo los votos de apenas 20,8 por ciento de los 71,3 millones de ciudadanos inscritos en el padrón, mientras la abstención fue de 41,5 por ciento.
[related_articles]
López Obrador, de la coalición Por el Bien de Todos, que aglutinó a los partidos de la Revolución Democrática (PRD), Convergencia y del Trabajo, recibió los sufragios de 20 por ciento de los electores.
El izquierdista logró sólo en tres de los 32 estados del país más de 50 por ciento de los sufragios registrados. En varios distritos quedó inclusive detrás del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Roberto Madrazo, como en Aguascalientes (centro del país), Coahuila (noreste), Colima (sudoeste) y Chihuahua (norte), entre otros.
Calderón logró más de 50 por ciento de votos en dos estados, y fue superado por el postulante del PRI, tercero en el resultado nacional, en varios distritos, como en el sudoriental Tabasco y el sudoccidental Oaxaca.
En cuanto a los comicios legislativos, también celebrados el 2 de julio, los candidatos de la coalición de izquierda recibieron cinco por ciento menos de los votos a López Obrador, y los del PAN, dos por ciento menos que los de Calderón.
El resultado fue un Senado con representantes de siete partidos políticos y una Cámara de Diputados con legisladores de ocho fuerzas, ninguna de las cuales tiene mayoría absoluta, aunque los bloques más numerosos son el del PAN, el del PRD y el del ex gobernante PRI.
"En México hay pluralidad y no una división entre dos bandos, idea falsa alimentada por el discurso y la inequidad social y pobreza existentes en el país", sostuvo Saracho.
Durante la campaña, Calderón acusó a López Obrador de ser un peligro para el país y de sostener posiciones ideológicas "populistas".
El izquierdista respondió que Calderón representaba a la derecha y a los ricos, frente a su opción, la única que encarnaba a los pobres y al pueblo. López Obrador mantiene hasta hoy ese discurso y argumenta que en el proceso comicial "los poderosos" le robaron el triunfo con un fraude.
Según se desprende de los cómputos comiciales, hubo ciudadanos que votaron por López Obrador a presidente y a los candidatos a legisladores del PRI. Este tipo de cruces de opciones se registraron también entre quienes favorecieron a Calderón.
"Es intelectualmente deshonesto sostener, como lo hacen los líderes políticos en las plazas y otros en reserva, que el país está dividido políticamente entre derecha e izquierda o entre ricos y pobres, cuando la realidad indica otra cosa", dijo a IPS la politóloga Rossana Fuentes, catedrática del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Reducir la confrontación a dos posiciones o candidatos, como está sucediendo en México, "anula el pluralismo que define a toda sociedad y aleja a la sociedad civil del sistema político", expresó Fuentes, recordando así una tesis definida por el politólogo italiano Michelangelo Bovero.
"La pluralidad es el mandato de las urnas, así lo entiendo y así habré de gobernar", declaró el presidente electo luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirmó su triunfo el martes.
López Obrador respondió que no reconocería a su adversario y que de ninguna forma se doblegaría "ante los clasistas, racistas y fascistas".
La izquierda anunció que el 16 de septiembre realizaría una asamblea popular para elegir a un presidente "legítimo" (López Obrador). Además, advirtió que no dialogaría con el gobierno ni con otras fuerzas políticas a menos que renuncie Calderón, quien deberá asumir la Presidencia en diciembre.
"Nos están despojando de un triunfo legal y legítimo que nos otorgó la mayor parte del pueblo mexicano", sostuvo López Obrador, cuyos alegatos de fraude no convencieron al Tribunal Electoral.
"Esta de moda en México la palabra polarización entre derecha e izquierda, pero sólo hay que ver con detenimiento los números para darse cuenta de que esa polarización no está en la sociedad y ni siquiera en la política", opinó el director de la Fundación Idea.
En una encuesta nacional a 2.100 personas en sus viviendas, realizada por el diario Reforma poco antes de los comicios, 29 por ciento de las personas de ingreso bajo dijeron que votarían por López Obrador y 22 por Felipe Calderón, mientras que entre las de ingreso medio bajo hubo un empate de preferencias entre ambos candidatos en 30 por ciento.
Entre las personas de ingreso medio alto, el resultado fue 29 a 29, y entre las de ingresos altos, 47 por ciento se pronunciaron por el oficialista y 25 por ciento por el izquierdista.
Según el sexo, la encuesta indicó un empate de preferencias, y por escolaridad sólo aparecieron pequeñas diferencias, aunque se observó un quiebre a favor de López Obrador entre los consultados con estudios medios y otro a favor de Calderón entre los universitarios.
Según la orientación ideológica, 54 por ciento de los que se calificaron de izquierda se pronunciaron por López Obrador y 14 por ciento por Calderón. Entre los que se identificaron como de centro hubo un empate en 29 por ciento, y entre los de derecha, 21 por ciento prefirieron a López Obrador y 36 por ciento a Calderón.
"Ningún político debería sostener que tiene el monopolio de las ideas o del apoyo social, sobre todo en un país como México, que tiene tanta complejidad y heterogeneidad", estimó la catedrática Fuentes.