JAPÓN: Abe mantendrá nacionalismo paradójico de Koizumi

Los simpatizantes de Shinzo Abe, electo esta semana primer ministro de Japón y líder del gobernante Partido Liberal Democrático, se aprestan a aplaudir cada paso que este político conservador dé hacia la hegemonía de su país en Asia.

"Prometo trabajar con todos ustedes hacia la creación de una nueva y hermosa nación", dijo Abe a las huestes de su partido después de su elección, el miércoles de noche. Este martes se consagrará como el primer ministro más joven de la historia de Japón: el jueves cumplió 52 años.

En su libro "Hacia una hermosa nación", publicado en julio, Abe considera necesaria una reforma de la constitución aprobada tras la derrota de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) e impuesta por la potencia ocupante, Estados Unidos.

Por paradoja, Abe, igual que Koizumi, pretende la liberación nacional mediante la reforma, pero, al mismo tiempo, afianzando la alianza política y de defensa entre Tokio y Washington.

La carta política aprobada en 1947 no desalienta el patriotismo, según grupos conservadores. Pero sus críticos advierten que una reforma reavivaría el ultranacionalismo que condujo a la agresión contra países vecinos en la guerra.

Analistas atribuyen la polarización de las posiciones a la actual crisis política, iniciada con la vigorosa campaña por la reforma lanzada en abril de 2001 por el aun hoy popular primer ministro Junichiro Koizumi, quien ocupó el cargo durante cinco años y medio.

La reforma constitucional considerada permitiría la actividad militar de Japón en el exterior, una medida que le permitiría al país obtener un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, con poder de veto.

Japón renunció al uso de la fuerza en conflictos con el artículo 9 de la Constitución de 1947.

A pesar de esa limitación constitucional, este país asiático Japón participa en misiones internacionales de paz y envió tropas a en Irak.

La revisión del artículo 9 causa polémicas entre los japoneses. La norma prohíbe a Japón tener un ejército, aunque esto fue reinterpretado para permitir la formación de las Fuerzas de Autodefensa. Para poder enviar tropas a Irak, a pedido de Estados Unidos, Tokio debió aprobar una ley especial.

Koizumi propició un Programa Nacional de Defensa que señala a China y Corea del Norte como amenazas a su seguridad nacional y propone organizar tropas con una "capacidad multifuncional y flexible" para afrontar nuevos problemas, como las amenazas terroristas y los ataques con misiles.

Además, aumentó el personal de sus Fuerzas de Autodefensa de 145.000 a 148.000 uniformados y alentó el desarrollo de un amplio programa conjunto de misiles con Estados Unidos.

"Abe se enfrenta con un Japón en la encrucijada tras las reformas de Koizumi, que tuvieron consecuencias de gran alcance en materia económica y social", dijo el profesor Koichi Nakano, cientista político de la Universidad Sophia de Tokio.

Para Nakano, la prueba de fuego de Abe será encontrar soluciones al desempleo de cinco por ciento, a la elevada deuda pública, a una creciente brecha social que exige mejoras al sistema de bienestar social, y al envejecimiento de la población, que desacelera el crecimiento económico.

Una suavización de la brecha social en un país como Japón, en el cual el crecimiento económico es considerado un medio hacia la equidad social, es una gran prioridad para el público, según una encuesta publicada el mes pasado por el diario Asahi.

En cuanto a política exterior, Abe tiene mucho trabajo. Una de sus tareas más urgentes será mejorar el vínculo con China, tras el despertar de los fantasmas de la Segunda Guerra Mundial por las visitas de Koizumi al santuario de Yasukuni, en el que se rinde honores a héroes japoneses considerados criminales por chinos y surcoreanos.

Esos actos tensaron el vínculo de Japón con esos dos países.

Pero Abe, quien visitó Yasukuni en abril y es nieto del ministro japonés de los tiempos de la guerra Nubusuke Kishi, seguirá con la senda trazada por Koizumi en ese sentido, según el periodista Yasushi Kawasaki.

"Creo que la victoria de Abe ubica a Japón en una camino resbaloso y peligroso", dijo Kawasaki a IPS.

El discurso nacionalista del primer ministro entrante podría alentar los prejuicios contra China, según el periodista, quien recordó que Abe mantuvo silencio sobre sus futuras políticas.

De hecho, Abe fue el principal promotor de las sanciones económicas impuestas el martes por Japón a Corea del Norte. El futuro jefe de gobierno condujo las negociaciones con el régimen de Kim Jong Il sobre la liberación de japoneses secuestrados en los años 60 y 70, un protagonismo que elevó su popularidad.

En cuanto a las visitas a Yasukuni en el futuro, Abe mantuvo silencio, estrategia que, según sus simpatizantes, indica un pragmatismo que podría llevar a una mejora de las relaciones con China al tiempo que mantiene su óptica conservadora y nacionalista.

"Abe no es un político de línea dura, sino bastante flexible", dijo el periodista Takao Toshikawa, director de la revista política Inside Line y amigo del líder conservador.

Toshikawa pronosticó que el próximo primer ministro promoverá muy pronto una cumbre con chino-japonesa y una reunión de altos funcionarios en noviembre, en la ciudad vietnamita de Hanoi.

La elección de Abe es paradigmática del estilo tradicional del Partido Liberal Demócrata, que se estructura en el equilibrio de poderosas facciones, según el analista político Gerri Curtis, de la Universidad de Columbia.

La atención se concentrará ahora en la acción personal de Abe, una figura nueva en la arena pública japonesa, lo cual conlleva el riesgo de que "recurra al nacionalismo para mantener su popularidad cuando fallen sus políticas", según Curtis.

Abe podría elevar aun más la tensión en Asia oriental si se niega a admitir el ascenso de China y continúa apostando al fortalecimiento de la alianza entre Japón y Estados Unidos, dijo Rieko Inoue, la portavoz del no gubernamental Centro de Recursos Asia-Pacífico.

Eso impediría desarrollar la cooperación regional necesaria para atacar problemas como la lluvia ácida, advirtió Inoue. "El futuro es tenebroso", afirmó. (FIN/IPS/traen-mj/sk/rdr/ap ip/06)

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