«A pesar de toda la destrucción y pérdidas, había buen ánimo», cuenta Malik Mahmoud, líder del movimiento rebelde de la noroccidental provincia indonesia de Aceh, en un reciente libro sobre el proceso de paz en ese archipiélago.
"La gente estaba haciendo ladrillos, cavando pozos de pesca, construyendo botes y disfrutando hasta tarde en las cafeterías, como si no hubiera habido guerra", agrega Mahmoud después de su regreso en abril a Indonesia, luego de casi 30 años de exilio en Suecia.
Los sentimientos de Mahmoud y todo el proceso que hizo posible su retorno son relatados en el libro "Haciendo la paz, Ahtisaari y Aceh", de la periodista finlandesa Katri Merikallio, quien siguió desde su país los acontecimientos y también viajó a Indonesia para ver la puesta en práctica de lo acordado.
El original del libro fue lanzado a finales de agosto y la versión en inglés la semana pasada, ambos por la editorial finlandesa WSOY. Merikallio, quien trabaja para el único semanario político finlandés Suomen Kuvalehti, narra las negociaciones en Aceh de una manera conmovedora, casi con el dramatismo de una película de suspenso.
El ex presidente finlandés Martti Ahtisaari asistió al lanzamiento del libro para destacar el sorprendente éxito de los esfuerzos de mediación que permitieron, en sólo siete meses, poner fin a la guerra continuada de Aceh, de casi 30 años.
"No fue una obra unipersonal", dijo Ahtisaari, subrayando el papel desempeñado por el equipo de mediadores de las negociaciones, que incluyeron cinco reuniones secretas entre el gobierno indonesio y el rebelde Movimiento Aceh Libre (Gerakan Aceh Merdeka, GAM).
La provincia de Aceh, ubicada en la occidental isla de Sumatra, es rica en recursos naturales, pero es una de las más pobres y subdesarrolladas de Indonesia. En 1976 fue anexada a este país en una acción que el GAM declaró ilegal y que dio inicio a la guerra.
La aspiración de independencia de Aceh tiene larga data. Durante siglos, la zona conformó el independiente Sultanato de Aceh, mientras otras partes de Indonesia fueron colonizadas por los holandeses.
De los 238 millones de indonesios, cuatro millones viven en Aceh. Noventa y ocho por ciento de los habitantes de la provincia son musulmanes. En el resto del país, esa religión es practicada por 83 por ciento de la población.
Entre 15.000 y 50.000 personas murieron en la guerra. Varios intentos de paz fracasaron, el último de ellos hace dos años, justo antes del éxito de Ahtisaari.
Las noticias sobre la reanudación de las negociaciones en Finlandia fueron recibidas con escepticismo. Pero había algo nuevo que daba nuevas bases al diálogo: el tsumani había golpeado la zona el 26 de diciembre de 2004, matando a 180.000 personas en Aceh y dejando a 600.000 damnificados.
El libro cuenta cómo un comandante local del GAM envió un mensaje de texto por teléfono móvil al líder exiliado en Estocolmo, que decía: "¿Por qué seguimos peleando?"
El GAM declaró el cese al fuego unilateral después del tsunami, mientras que el ejército indonesio mantenía la persecución contra sus integrantes. "Combatientes desarmados, que vinieron en búsqueda de sus familias fueron arrestados y asesinados en medio de la niebla de la destrucción", narra en su libro la periodista.
La primera ronda de negociaciones tuvo lugar en las afueras de Helsinki, apenas un mes después del tsunami. Mahmoud, quien oficiaba como primer ministro del GAM, le bastaba cruzar el golfo de Bothnia que separa a Suecia de Finlandia para unirse a la delegación.
Ese golfo fue cruzado varias veces por el consultor finlandés Juha Christensen, quien tendió las bases de las negociaciones, y finalmente a convenció a su compatriota Martti Ahtisaari de asumir el liderazgo.
Christensen y su esposa Liisa, ambos lingüistas, vivían en Indonesia hacía 20 años.
Mientras trabajaba como consultor para una compañía finlandesa con intereses en Indonesia, Christensen dio sus primeros pasos en la búsqueda de la paz en Aceh.
Gracias al dominio de varios idiomas, se convirtió en la mano derecha de Ahtisaari durante las negociaciones y, después, en un miembro importante de la misión internacional de supervisión del acuerdo de paz.
Los otros miembros del equipo de Ahtisaari provenían de la organización no gubernamental Crisis Management Initiative, que él mismo fundó. Además, el ministro finlandés de Relaciones Exteriores envió observadores.
Ahtisaari estudió cuidadosamente los anteriores intentos fallidos en búsqueda de la paz, tales como el llamado proceso Coha (Acuerdo Marco de Cese de Hostilidades), y escogió su propia estrategia, que fue a la vez apretada y delimitada.
"Tres años duraron las anteriores negociaciones y sólo lograron un acuerdo de cese al fuego, que era enormemente amplio y con muchos detalles", indicó.
Ahtisaari aclaró a las dos partes en conflicto que no estaba dispuesto a perder el tiempo si no había un verdadero compromiso en el proceso. También anunció que el plazo límite de las negociaciones era el otoño boreal.
En una entrevista con Merikallio, Ahtisaari admitió que a veces tuvo que ser muy estricto, incluso muy duro.
"Por ejemplo, le dije a los miembros del GAM desde el comienzo, que no había ningún gobierno que los fuera a apoyar, y que si ellos desperdiciaban este proceso podrían estar pediendo la oportunidad de volver algún día a sus hogares en Aceh, y morirían aquí en el (hemisferio) norte".
La premisa de Ahtisaari de "nada se ha acordado hasta que todo haya sido consensuado", se manifestó desde el principio. El negociador finlandés esbozó un marco de trabajo sobre lo que iba a discutir con las partes, en el cual ambas debían estar involucradas totalmente.
"Mi tarea era crear un universo en el cual las dos partes pudieran caber. Esto significa que ningún acuerdo podría resultar sin antes haber acordado todos los detalles", explicó Ahtisaari en el libro.
El proceso terminó exitosamente y Ahtisaari logró comprometer a la Unión Europea y a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático para que realizaran el seguimiento presencial previo a la misión de supervisión de Aceh (AMM, por su sigla en inglés).
La AMM inició labores hace un año bajo el liderazgo del holandés Pieter Feith, director general para asuntos políticos y militares de la Comisión Europea, y con 222 observadores internacionales.
En diciembre de 2005, antes del primer aniversario del tsunami, el GAM entregó a la AMM 840 armas, y declaró que su ala militar había sido desmantelada y desmovilizada.
El acuerdo de paz establecía que debía ser promulgada una nueva ley en Aceh, la cual fue aprobada por el parlamento indonesio a principios de este año. Pero nuevos y complejos problemas emergieron a raíz de la formulación de la iniciativa legislativa, la cual no mencionaba el acuerdo de Helsinki, y que según el GAM era más débil que el consenso de la capital finlandesa en varios aspectos.
El acuerdo de paz prometía que Aceh mantendría su autoridad en algunas materias, exceptuando: relaciones exteriores, defensa externa, seguridad nacional, temas monetarios y fiscales, libertad de cultos y justicia.
No obstante, la ley agregaba a esta lista de excepciones la cláusula "otros asuntos gubernamentales", a la cual el GAM se oponía porque podía ser usada para cualquier tema.
El acuerdo de paz también prometió a los pobladores de Aceh la posibilidad del derecho a formar partidos políticos locales, que no había sido permitidos antes en Indonesia, y en las primeras elecciones, programadas para el 11 de diciembre, los candidatos del GAM podrían lanzados como independientes.
El convenio confirma el derecho de Aceh a quedarse con 70 por ciento de todos los ingresos actuales y futuros provenientes de los hidrocarburos. Para el GAM, el artículo de la ley sobre petróleo y gas era muy vago, lo que ponía en riesgo el futuro. La norma establecía que la población y el gobierno decidirían conjuntamente sobre este tema.
Aunque el proceso posterior a la firma del acuerdo no ha estado exento de tropiezos, todas las personas entrevistadas por Merikallio, incluido Mahmoud, están convencidos de que el GAM no retomará las armas.
Ahtisaari fue presidente de Finlandia de 1994 a 2000, y tiene una larga experiencia en manejo de conflictos en diferentes países, entre ellos Namibia, ex Yugoslavia, Iraq e Irlanda del Norte.
El ex mandatario, de 69 años, enfrenta ahora un desafío más complicado. La Organización de Naciones Unidas le ha encargado resolver la crisis de Kosovo.
Dado que Ahtisaari ha sido mencionado como candidato para el premio Nobel de Paz, el libro de Merikallio ha salido en buen momento.
Merikallio señala en su trabajo que la gente que ha estado cerca de Ahtisaari en varias negociaciones de paz coinciden en una cosa: "Tiene una excepcional habilidad para crear un ambiente de inclusión que lleva a la gente a comprometerse en un objetivo común. Logra generar la sensación de que todos estamos involucrados y de que el aporte de cada uno es necesario".
El mismo Ahtisaari reconoció las dificultades en el camino hacia la paz. "Parte del proceso es que a veces una parte no confía en ti, otras veces la otra, y luego las dos comienzan a tolerarte de nuevo", afirmó.
Como maestro de profesión, Ahtisaari compara el proceso de negociación con la educación de los menores, "cuyo fin es formar a una persona independiente, y por tanto uno tiene que ser capaz de soltar el control". ***** + Crisis Management Initiative, en inglés (http://www.cmi.fi)
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