El suboficial Mark Wilkerson, de 22 años, se dirigió a Fort Hood, en el meridional estado estadounidense de Texas, luego de estar ausente sin permiso durante más de 18 meses. Su intención firme es no volver al frente de guerra en Iraq por razones de conciencia.
Wilkerson, quien se desempeñó un año en el Batallón 720 de Policía Militar en Iraq desde marzo de 2003, tomó la decisión de rechazar una reubicación por motivos morales y se fue cuando su pedido de estatus de "objetor de conciencia" le fue denegado por el ejército de Estados Unidos, a fines de 2004.
"Cuando fui allí por primera vez apoyé mucho nuestra misión y la decisión de nuestro presidente", George W. Bus, de invadir Iraq, dijo a IPS antes de entregarse. "Pero cuando llegué (a ese país) comencé a preguntarme si lo que estaba haciendo era suficientemente importante para que las personas estuvieran muriendo", añadió.
Durante el tiempo que pasó en Iraq, Wilkerson estuvo destacado en las centrales ciudades de Tikrit y Samarra, dos baluartes del régimen del ex presidente Saddam Hussein (1979-2003). Uno de sus trabajos era custodiar caravanas de camiones que corrían por la autopista y por las calles de la ciudad.
Inicialmente, dijo, "los niños iraquíes en la carretera ondeaban banderas para nosotros, pero después de un año nos arrojaban piedras, y eso equivale a más artefactos explosivos improvisados en la carretera. Y ahora están los atacantes suicidas. Hay 2.639 soldados estadounidenses muertos. Es una cantidad".
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Wilkerson aclaró que no es un cobarde, sino que entendió que sería moralmente equivocado volver a Iraq. Como él, son cientos los soldados estadounidenses que presentaron postulaciones para obtener el estatus de objetores de conciencia. Docenas también se refugiaron en Canadá y solicitaron asilo.
Entre quienes resultaron apoyar a Wilkerson estaba Chaz Davis, un ex oficial de policía militar de Alvin, en el meridional estado de Texas, quien fue liberado en 2005 cuando el ejército aprobó su petición de ser un objetor de conciencia.
Davis nunca fue a Iraq. Estaba apostado en Corea del Sur cuando el ejército de Estados Unidos invadió Iraq, pero la mayoría de los miembros de su cuerpo de entrenamiento básico fueron enviados a Iraq, dijo, y la cuarta parte de ellos falleció durante el primer año de la guerra.
"Comencé a leer y a investigar", relató. "Viendo la película de Michael Moore ("Fahrenheit 9/11") y haciendo cantidades de investigaciones en Internet, me di cuenta de que yo no podía matar. Y de que, si me enfrentaba a una situación donde matara o me mataran, no sería capaz de poner a alguien en la mira y apretar el gatillo", apuntó.
Algunos observadores dicen que estos acontecimientos recuerdan a la Guerra de Vietnam (1964-1975), cuando la negativa a combatir por parte de cientos de miles de soldados constituyó una presión importante para que finalmente se decidiera la retirada de Estados Unidos de ese país.
Según el periodista y resistente de la Guerra de Vietnam Peter Laufer, 170.000 soldados estadounidenses solicitaron el estatus de objetor de conciencia durante la Guerra de Vietnam. Entre 50.000 y 60.000 personas huyeron a Canadá. Otras deliberadamente se hirieron a sí mismas o simplemente se fueron sin permiso.
Los números son más pequeños esta vez, pero Laufer de todos modos son significativos. El movimiento lo impulsó a escribir un nuevo libro sobre el fenómeno, titulado "Mission Rejected: U.S. Soldiers Who Say No to Iraq" ("Misión rechazada: Soldados estadounidenses que le dicen no a Iraq").
Los soldados que se niegan públicamente a servir "les abren las puertas a otros que se niegan tranquilamente o que no han tomado una decisión", dijo. "Les da poder saber que no están solos. También están en la primera línea de la batalla por el bien de su nación. Son una fuerza potente para convencer a las personas que apoyan la guerra. Con estas decisiones se están jugando su libertad y su futuro", indicó.
Laufer destacó que, además de la cantidad de quienes se niegan a combatir hay otra importante diferencia entre la Guerra de Vietnam y la de Iraq. Durante la primera, dijo, "los veteranos volvían a casa para (integrarse a) un movimiento antibélico muy fuerte. Hoy no existe nada como eso. El estado de ánimo en este país es completamente diferente ahora".
Cuando Wilkerson se entregó el 31 de agosto en el Fort Hood, estaba flanqueado por miembros de Veteranos de Iraq Contra la Guerra y de Familias de la Estrella Dorada Por la Paz, la organización fundada por Cindy Sheehan —cuyo hijo Casey murió en combate en Iraq—, quien ocupó los principales titulares de los diarios al enfrentar en 2005 a Bush en su hacienda de Texas.
Este año, Sheehan nuevamente se afincó fuera del establecimiento rural de Bush, usando dinero de la pensión que cobra tras la muerte de su hijo para comprar una propiedad cercana. Manifestó que espera que esa hacienda sirva como refugio a resistentes de la guerra y sus familias.
En una declaración pidió que más personas sigan los pasos de Wilkerson. "Mark cumplió con un periodo de servicio en Iraq y lo que vio allí lo cambió en un grado tal que no pudo volver de buena fe. No debería ser su responsabilidad ingresar al combate otra vez. Él ya hizo lo que se le pidió y cumplió su juramento", dijo Sheehan.
"Los soldados son llevados al frente sin entrenamiento ni equipamiento adecuados, y por razones que descubrimos que eran fraudulentas. El contrato social entre el gobierno y nuestra sociedad y el soldado en funciones se ha roto", aseguró la activista.