ENERGÍA-CHINA: Pakistán da aliento al dragón nuclear

La creciente demanda de energía de Pakistán alienta la ambición de China de afianzarse como potencia nuclear. El régimen de Pervez Musharraf acude a Beijing en busca de inversiones y transferencia tecnológica.

Sin embargo, China aún procura ayuda extranjera para estimular su sector nuclear. De todos modos, el objetivo del gobierno en el mediano plazo es mejorar su competitividad en el exterior.

Con reactores de manufactura propia, China ya instaló una central nuclear en la ciudad pakistaní de Chashma, que produce 300 megavatios, y está construyendo otra con la misma capacidad.

El presidente Musharraf pidió a una delegación del gobernante Partido Comunista chino que visitó Islamabad a fines de agosto la construcción de varias plantas nucleares más en Pakistán.

Un acuerdo bilateral que podría firmarse en noviembre abriría a China la posibilidad de construir en Pakistán seis centrales nucleares con una capacidad de producción de 300 megavatios cada una.

El convenio contribuirá a que Pakistán se acerque a su objetivo de contar con una capacidad de producción de energía nuclear de 8.000 megavatios para 2025.

El gobierno pakistaní había solicitado una ayuda similar a Estados Unidos, pero la respuesta no fue muy entusiasta.

Por el contrario, ese país optó por recompensar a la vecina y rival de Pakistán, India, con un tratado que prevé el suministro de tecnología y energía nuclear, a pesar de la ayuda brindada por Musharraf a la "guerra contra el terrorismo".

El tratado con India, ratificado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos en julio, tiene fines civiles, pero expertos pakistaníes especulan que podría mejorar los procesos de enriquecimiento de uranio con miras a la fabricación de armas nucleares.

India y Pakistán mantuvieron tres guerras desde 1947 cuando los dos países se independizaron del imperio británico.

En 1987, A. Q. Khan, padre del programa nuclear pakistaní, declaró que un futuro conflicto podría involucrar armas nucleares. Al año siguiente, ambos países realizaron exitosas pruebas con este tipo de bombas.

Pero sus pésimas relaciones, —por Cachemira, disputada región en el noroeste de India, y la actividad terrorista en Pakistán— sólo empeoraron y ello motivó el mutuo refuerzo militar.

Ninguna de las dos naciones es parte del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que reconoce apenas cinco potencias atómicas: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.

Además, las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán sufrieron un revés en 2003 cuando se supo que A. Q. Khan ayudó a Corea del Norte, Irán y Libia a desarrollar sus respectivos programas nucleares. Desde entonces, Khan permanece en arresto domiciliario.

El episodio de Khan llevó a Estados Unidos a recomendar a Pakistán que cubriera sus necesidades de energía con su vecino petrolero Irán, a la vez que desalentó a India de seguir el mismo camino al sabotear un proyecto de gasoducto iraní a través de Pakistán.

Ahora China ansía un rol preponderante en materia nuclear y espera crear mercados para su propia industria de reactores e insumos, si bien es también muy cautelosa y reforzó los controles sobre sus exportaciones en la materia.

"No escatimaremos esfuerzos en el cumplimiento de nuestras obligaciones internacionales por la no proliferación nuclear y el uso pacífico de la energía atómica", aseguró en agosto el subdirector de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional, Jin Zhuanglong.

China tiene enormes ambiciones. Beijing reveló su pretensión de producir cuatro por ciento de su electricidad en reactores nucleares para 2020.

Actualmente la electricidad de origen nuclear equivale a menos de dos por ciento. Para que China duplique su producción en menos de 15 años debería incorporar a su red al menos dos reactores por año, cada uno de ellos con una capacidad de 1.000 megavatios.

Este ambicioso esfuerzo obedece a su intención de controlar la creciente escasez de combustibles fósiles, como petróleo y gas, y de contener sus emisiones de gases invernadero, a los que la mayoría de los científicos atribuyen el recalentamiento del planeta.

El Consejo de Estado chino aprobó en marzo un proyecto de desarrollo de su industria nuclear a largo plazo, como alternativa de energía limpia.

El documento considera que la energía atómica es la opción más práctica para diversificar la generación de electricidad y reducir la dependencia respecto de las contaminantes plantas de carbón y del petróleo de Medio Oriente.

Al principio, los inversionistas extranjeros estaban encantados con la idea de construir plantas nucleares, al menos 30 para 2020, dado que implicarían una gran demanda de tecnología.

Sólo tres de los reactores hoy operativos en China son de fabricación únicamente nacional. La instalación de los otros seis contó con destacada participación de empresas de Canadá, Francia, Japón y Rusia.

Pero comenzaron a perder las esperanzas de obtener gran participación con las sucesivas demoras en la publicación de los resultados de la licitación para la construcción de cuatro nuevos reactores nucleares en la oriental provincia de Zhejiang y la sudoriental de Guangdong.

El gobierno chino planeaba anunciar a fines de 2005 el ganador entre los tres principales interesados —Areva Group, de Francia, Westinghouse Electric, de Estados Unidos, y AtomStroy, de Rusia—, pero desde entonces ha prorrogado el plazo en varias ocasiones.

A medida que el proceso de licitación se alarga, la Corporación Nacional Nuclear de China, el mayor conglomerado del país en la materia, comenzó a referirse al aumento planificado en la generación de energía atómica como una oportunidad única para la industria nacional, con miras a desarrollar reactores de segunda generación.

Llegado el caso, China podría incluso exportar tecnología, alegó Chen Hua, un alto funcionario de la Corporación.

El objetivo de la cooperación extranjera es que China pueda desarrollar su propia tecnología para que su industria sea autosuficiente y competitiva en el ámbito internacional, argumentó Chen.

El experto propuso que sólo se encargara a las compañías extranjeras la construcción de dos reactores, en el marco de la actual licitación, y que los otros dos se reservaran a las empresas locales.

Mientras, la Corporación persigue con avidez su objetivo de mejorar la tecnología y sus actuales operaciones en el extranjero.

En mayo creó una nueva empresa de ingeniería, China Nuclear Engineering Co, que se hará cargo de promover los intereses chinos en materia nuclear en el extranjero.

"A medida que la nueva empresa China Nuclear Engineering se desarrolla, participaremos en licitaciones de otros proyectos en varios países", señaló Li Xiaoming, científico especializado en materia nuclear, según el diario China Daily.

Xiaoming también reveló que la Corporación, que construyó los reactores de Pakistán, negocia con otras naciones de Asia sudoriental la instalación de nuevas centrales nucleares. (FIN/IPS/traen-vf-mj/ab/rdr/ap ip sc nr if en nu/06)

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