EEUU-IRÁN: Negociación depende de objetivos viables

Luego de una tensa semana en la que varios aliados de Estados Unidos rompieron con el gobierno de George W. Bush ante al conflicto nuclear con Irán, cristalizó un acuerdo para dar un poco más de tiempo a la diplomacia.

Crédito: Presidencia de Irán
Crédito: Presidencia de Irán
Consciente de la inutilidad de las presiones para conseguir sanciones a Irán en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a las que se oponen China, Francia y Rusia, Washington hizo de la necesidad virtud y acordó no complicar el diálogo pendiente entre la Unión Europea (UE) y Teherán.

El gobierno de Bush cuestiona el programa nuclear iraní y el procedimiento de enriquecimiento de uranio que, alega, está destinado a fabricar armas estratégicas. Teherán asegura que el desarrollo tiene estrictos fines pacíficos, la generación de electricidad, y se niega a detenerlo.

Los continuos esfuerzos de Washington para imponerle sanciones a Irán daban la impresión de que Estados Unidos quería que fracasaran las discusiones entre Javier Solana, alto representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad Común, y el alto consejero de Seguridad Nacional iraní Ali Larijani.

El acuerdo de paralizar la acción en el Consejo hasta comienzos de octubre, Washington evitó ese escenario mientras los europeos mostraron su capacidad de presionar al gobierno de Bush a comprometerse, por lo menos en materia de plazos.
[related_articles]
La nueva resolución impuesta por Europa para presionar al gobierno de Bush obedece a la comprensión de que el camino de las sanciones conduce a una situación de pérdidas para todas las partes y a un camino seguro hacia la guerra, pero también en el perfil más alto de Italia y España dentro de las deliberaciones internas de la UE.

Como dos de los mayores socios comerciales iraníes de la UE, Italia y España tienen relaciones más cercanas con Irán, y consecuentemente también tienen más que perder con las sanciones.

Italia en particular buscó activamente la opción diplomática. El primer ministro italiano, Romano Prodi, un fuerte impulsor del diálogo, fue el primer jefe de gobierno de la UE en reunirse con el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad en la sede de la ONU en Nueva Cork esta semana.

"En una situación tan seria, es sorprendente ver que muchos de los principales protagonistas del asunto nunca hablaron entre sí", dijo Prodi el miércoles a la agencia Reuters.

Italia también participó en la reunión de las grandes potencias donde se debatió el plazo límite de octubre, convirtiendo en los hechos al grupo P5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) en P5+2.

Esta maniobra volvió a poner la pelota en la cancha de Irán. Previamente, Teherán había hecho correr la idea de "congelamiento por congelamiento", alegando que Irán no avanzaría en su programa nuclear mientras las naciones del P5 se abstuvieran de tomar acción en el Consejo de Seguridad.

En cambio, la UE sugería un camino paralelo para alcanzar un acuerdo sobre la base de una suspensión de las actividades iraníes de enriquecimiento de uranio, cuestionadas por Washington. Sin embargo, esta opción era independiente de cualquier acción del Consejo de Seguridad, lo que significaba que Europa no podría garantizar que Estados Unidos no presionara para conseguir sanciones de la ONU mientras tuvieran lugar las negociaciones.

El acuerdo para detener la acción del Consejo de Seguridad por dos semanas constituye un paso crítico para superar la brecha entre la fórmula iraní y la europea y arreglar los detalles de la suspensión, aunque solamente se dio un tiempo limitado para hacerlo.

Aunque es un paso fundamental hacia una resolución pacífica a la crisis nuclear, iniciando negociaciones en las que tanto Irán como Estados Unidos están en la mesa, es solamente la primera fase de la diplomacia.

La próxima y crucial es acercar las posiciones de los Estados clave sobre la sustancia de la cuestión del enriquecimiento, más que en asuntos de procedimiento. Aquí, de nuevo, existe un abismo significativo entre China, Rusia y algunos estados de la UE, por un lado, y Estados Unidos y Gran Bretaña por otro.

Los países de la UE aceptan cada vez más la idea de que, aunque privar a Irán de capacidad de enriquecimiento de uranio puede ser deseable, no es un objetivo políticamente viable.

Y cada vez más funcionarios concluyen que un programa de enriquecimiento limitado en suelo iraní —bajo estrictas inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), dependiente de la ONU— parece ser el mejor resultado realista que Occidente puede perseguir.

Y el tiempo corre en contra. En pocos meses, convencer a Teherán de conformarse con un acuerdo que le conceda apenas un programa de enriquecimiento a pequeña escala puede quedar fuera de alcance.

Sin embargo, Washington parece determinado a oponerse a cualquier compromiso sobre estos criterios. Aunque el gobierno de Bush mostró flexibilidad en los plazos y los temas de procedimiento, insiste en objetivos maximalistas en el fondo del asunto.

La posición de Washington sigue siendo que la única garantía de que Irán no use su programa de enriquecimiento de uranio para propósitos militares es que no se le permita realizar ningún enriquecimiento en su propio suelo.

Así, mientras en Teherán distintos sectores del poder debaten cómo responder al nuevo plazo de octubre y a la idea de suspender temporalmente el enriquecimiento para permitir que comiencen las negociaciones, una pregunta crítica que se están formulando los propios iraníes es si la UE puede convencer a Estados Unidos en la sustancia, así como en materia de tiempos y procedimientos.

Si Estados Unidos e Irán no muestran disposición a comprometerse en asuntos sustanciales, las negociaciones fracasarán, volviendo irrelevante el triunfo de haberlas iniciado.

(*) Trita Parsi, experto en política exterior iraní de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, es autor de "Treacherous Triangle — The Secret Dealings of Iran, Israel and the United States" ("Triángulo de traición: Las relaciones secretas de Irán, Israel y Estados Unidos"), a publicarse en 2007 por Yale University Press.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe