COLOMBIA: Gobierno y guerrilla vuelven a conversar en La Habana

Tras un paréntesis pautado por las elecciones presidenciales de Colombia, delegados del gobierno y del insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) de ese país retomarán, en la capital cubana, el diálogo «exploratorio» en busca de negociaciones de paz.

Fuentes del ELN señalaron a IPS en Bogotá que el segundo comandante de ese grupo guerrillero izquierdista, Antonio García, y el Alto Comisionado para la Paz del gobierno colombiano, Luis Carlos Restrepo, se reunirán probablemente durante la primera semana de octubre en La Habana.

En esa reunión, la cuarta desde diciembre pasado, Restrepo y García deberían avanzar en la definición de lo que se va a discutir y cómo, etapa definida por voceros del ELN como de "diseño del proceso y agenda".

Se trata de una fase "muy compleja, porque tiene que ver con cuáles son los dos objetivos últimos de la paz, vistos desde el gobierno y desde el movimiento insurgente", dijo García en entrevista con IPS luego de la tercera ronda de pláticas sostenida en abril.

En ese punto, la diferencia es profunda. Para el gobierno del derechista Álvaro Uribe, reelegido en mayo para un segundo mandato consecutivo, iniciado el 7 de agosto, lo fundamental es acabar con el añejo enfrentamiento armado interno, mientras el grupo rebelde insiste en que el único camino posible es acabar con las causas sociales, económicas y militares del conflicto.
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En opinión del profesor colombiano Alejo Vargas, el desafío de esta cuarta ronda de conversaciones está justamente en que las dos delegaciones puedan "definir la agenda de contenidos y de procedimientos y cuáles son los horizontes a los cuales esperan que arribe el proceso".

"Si no avanzan en esa dirección, el proceso exploratorio corre el riesgo de empantanarse", advirtió a IPS Vargas, catedrático de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del grupo de garantes de este proceso de acercamiento para el diálogo.

En declaraciones enviadas por correo electrónico, el experto consideró que hay "buen ambiente" y las dos partes en conflicto "van a hacer un gran esfuerzo para lograr avanzar en esta próxima ronda, lo cual no significa que las cosas sean sencillas".

Vargas sigue desde hace más de una década los esfuerzos en favor de terminar con la guerra interna en su país, que ya lleva más de 40 años, primero como asesor externo de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, luego como miembro de la Comisión Facilitadora Civil y últimamente como parte del Grupo de Garantes, que acompaña el diálogo exploratorio actual.

"Creo que a lo largo de estos casi 12 años se ha evolucionado positivamente: hoy se conocen mejor las partes, hay mayor realismo para asumir las conversaciones y una mayor madurez", indicó.

En enero de 2002, representantes del ELN, de la sociedad civil y del entonces presidente colombiano Andrés Pastrana (1998-2002), así como de la comunidad internacional, se reunieron también en La Habana en la llamada Cumbre de Paz.

Esos esfuerzos no fructificaron, aunque una propuesta surgida en ese entonces de convocar a una Convención Nacional fue retomada por el ELN en julio, en un congreso realizado por esa organización alzada en armas desde los años 60.

En una declaración, el grupo guerrillero concibió la Convención "como un esfuerzo de las mayorías" en la construcción de un gobierno "que haga viable un acuerdo nacional para transitar hacia las transformaciones estructurales que el país necesita".

La idea es que en ese foro "se presenten las propuestas y se acuerden los eventuales cambios", en una especie de parlamento ampliado, abundó García en entrevista divulgada el martes por la cadena latinoamericana de televisión satelital Telesur.

El jefe militar del ELN añadió a ese medio televisivo, con base en Venezuela, que el objetivo de la paz se podrá conseguir en Colombia cuando se amplíen los escenarios de participación democrática.

A juicio de Vargas, la convocatoria de la Convención Nacional "debe ser un ejercicio conjunto" del gobierno y del ELN y en lo posible con sectores de la sociedad colombiana.

"Creo que no sólo es posible y viable, sino además un espacio de participación, debate y construcción de consensos fundamental para lograr avanzar en un proceso hacia la paz negociada con el ELN", señaló el autor de, entre otras obras, "Guerra o solución negociada. ELN: Origen, evolución y procesos de paz".

El analista añadió que la garantía de esa participación depende "del diseño" que finalmente se adopte. "Ya hay un borrador acordado desde el gobierno de Andrés Pastrana, pero seguramente será objeto de actualizaciones y precisiones", afirmó.

Vargas forma parte de los garantes civiles, junto al economista e industrial Moritz Akerman, Álvaro Jiménez, coordinador de la Campaña Colombiana contra Minas, Daniel García Peña, ex alto comisionado para la Paz, historiador y director de la no gubernamental Planeta Paz, y Gustavo Ruiz, representante de la sociedad civil.

Posteriormente se les unieron el sacerdote Horacio Arango, ex provincial de la Compañía de Jesús, y Carlos Rodríguez, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia, según explicó.

Esta comisión, que tiene entre otras, las funciones de ayudar a definir los objetivos de la paz, la estructura de la negociación y la naturaleza de los acuerdos, impulsó la creación de la Casa de Paz, iniciativa que facilitó un proceso de consultas del ELN con la sociedad civil.

Inclusive, el gobierno permitió al actual portavoz del ELN, Francisco Galán, abandonar la cárcel para encabezar esos contactos con sectores sociales y luego con Restrepo.

Todo ese proceso derivó en la propuesta de una Mesa de Acercamiento en el exterior con garantes internacionales, contexto en el cual se llevan a cabo los encuentros de La Habana, con el acompañamiento de países como Suiza, Noruega y España y el apoyo de Cuba y Venezuela.

La primera ronda de conversaciones se realizó en diciembre de 2005, la segunda entre el 17 y el 18 de febrero, y la tercera del 25 al 28 de abril.

El ELN, con unos 4.500 combatientes, es la segunda agrupación guerrillera izquierdista del país sudamericano detrás de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ambas fundados en 1964, pero con orígenes diferentes.

El ELN se inspiró en la Revolución Cubana y en la católica Teología de la Liberación, y muchos de sus miembros fueron y son intelectuales. Uno de sus referentes históricos es el sacerdote Camilo Torres, muerto en combate apenas integrado a la guerrilla en los años 60.

Por su parte, las FARC, de orientación comunista, tienen una fuerte raigambre campesina y sus fuerzas son herederas de la guerra civil de mediados de los años 40. El investigador canadiense James Brittain les atribuía 46.000 efectivos en 2004.

El conflicto colombiano involucra además a escuadrones paramilitares ultraderechistas estrechamente ligados al narcotráfico, que desde fines de los años 80 se presentan como ejércitos locales agrupados en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), ahora en proceso de desmovilización de buena parte de sus efectivos, unos 10.000, la mitad de su pie de fuerza, según sus propios informes.

La Organización de las Naciones Unidas considera que las AUC han sido responsables de 80 por ciento de los crímenes y masacres en la guerra civil colombiana.

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