En apenas 10 hectáreas de su jardín privado, dos ornitólogos mantienen un paraíso para las mariposas tropicales en la septentrional provincia italiana de Pavia.
En el lugar, llamado Oasis Sant'Alessio Con Vialone, Harry Salamon y su hijo Giulio protegen a estos insectos y a otros animales en peligro de extinción. Ambos viven y trabajan allí. Con los asistentes, suman 25 personas.
En este jardín se estudian sobre todo las mariposas selváticas para ayudarlas a sobrevivir, porque son los insectos más afectados por la contaminación y los cambios de la agricultura en los últimos 30 años.
El cultivo con productos químicos y sustancias tóxicas destruye las plantas con las que se alimentan las mariposas. Estas se ven incapacitadas de volar por kilómetros y kilómetros o cambiarse fácilmente de un jardín a otro, o de un bosque a otro.
Pero al menos unos 800 animales habitan este jardín. Y es que, además de mariposas, hay halcones peregrinos (Falco peregrinus) que se pueden observar al vuelo, o tucanes (Ramphastos sp.), guacamayos (Ara spp.) y ardillas europeas (Sciurus vulgaris).
Los Salamon los cuidan y a veces les buscan compañeros para que se reproduzcan. Hoy mantienen varios proyectos de protección y reinserción de estas especies en sus propios hábitat.
Desde 1978, han dejado en libertad a 200 cigüeñas blancas (Ciconoa ciconia) y han ayudado a proteger al caballo de Przewalski (Equus caballus przewalskii), del que existían apenas 53 ejemplares en el siglo pasado, mientras que hoy hay 2.000.
"Descubrimos que en este espacio pequeñísimo se puede tener un extraordinario segmento de naturaleza y varias especies de animales pueden vivir autónomamente. Recreamos las plantas y el agua; el resto lo hicieron los propios animales. Compramos algunos en Europa y también recibimos a algunos que llegan heridos. Los curamos, los incluimos en el proyecto de reproducción y sus crías se liberan", explicó Salamon a Tierramérica.
Para él, este trabajo empezó como un hobby hace 35 años, cuando heredó estas tierras, pero después se convirtió en una verdadera pasión.
"El Oasis Sant'Alessio es un lugar único en Italia y en el mundo, porque se construyó a partir de la nada, en campos de maíz. Es una modalidad intermedia entre los zoológicos y las reservas naturales, una idea para exportar a otros países", dijo a Tierramérica el zoólogo Armando Gariboldi, ex director de la Liga Italiana de Protección de Pájaros.
Pero, aunque es un nuevo modelo de conservación, tiene la limitación del espacio. "Hay demasiados animales concentrados en poco terreno", comentó Gariboldi.
En el Oasis hay mariposas tropicales y europeas. Las primeras se compran en los criaderos de Costa Rica, donde habitan 3.000 del género diurno y 12.000 del nocturno, de las 130.000 especies de todo el mundo.
De este país centroamericano se importan 1.500 mariposas (0,75 centavos de dólar a cinco dólares) cada mes, en la primavera y el otoño.
Las mariposas tropicales se encuentran en un gran jardín, cubierto con una red delgadísima en el techo, que deja ver el cielo y la luz. Rojas, amarillas, azules o naranjas, vuelan libremente de un lado a otro sin temor de posarse sobre cualquier turista o estudioso que llega de toda Italia sólo para verlas. Se detienen sobre las flores, comen su néctar y siguen revoloteando.
La morpho (Morpho menelaus), la cobra (Attacus atlas) y la heliconius o caligo (Lepidoptera: Nymphalidae) se reproducen en un ángulo del oasis, como si estuvieran en las zonas tropicales de América Latina. Allí, en una especie de incubadora con una temperatura de 27 grados y 80 por ciento de humedad, se transforman en capullos y después en mariposas. Esta metamorfosis dura cinco semanas.
Las mariposas tropicales no agitan sus coloridas alas fuera de este lugar, porque morirían lejos de su hábitat.
Pero mariposas como la macaone (Papilio machaon) o la cavolaia (Pieris brassicae), que son parte de las 276 especies que hay en Italia, se pueden ver en los jardines europeos.
Los Salamon consideran que el Oasis es el ambiente ideal para la reproducción de las mariposas, que viven, en promedio, 30 días.
Sin embargo, Mauro Fasolo, director de la Facultad de Biología Animal de la Universidad de Pavia, declaró a Tierramérica que, aunque el Oasis "es muy útil para un objetivo didáctico", siempre "es mejor proteger a los animales en libertad, no en cautiverio".
Los Salamon no reciben ninguna ayuda del Estado. Financian su presupuesto anual de unos 642.000 dólares cobrando una entrada de 13 dólares y alquilando como salón de fiestas el castillo que se encuentra en el Oasis. También ayuda el dinero de una herencia familiar, que se está terminando. Ahora deben pensar cómo conseguir recursos en el futuro.
"Las mariposas son un recurso que permite vivir en armonía con la naturaleza sin consumirla. Las ayudamos a crecer en este clima, con nuestras plantas, porque es una manera de proteger la naturaleza", sostuvo Salamon.
* La autora es colaboradora de Tierramérica. Este artículo fue publicado originalmente el 9 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.