La población en la península de Jaffna, bastión de la etnia tamil, sufre escasez de alimentos y medicinas y cortes de electricidad desde hace dos semanas, a causa de los combates entre la insurgencia y el ejército de Sri Lanka, según organizaciones humanitarias.
"Los voluntarios no pueden ingresar a las zonas afectadas por el conflicto, por lo cual hay poco alimento y otros elementos de primera necesidad para los refugiados. Tampoco tenemos garantías de seguridad para trabajar", dijo a IPS Peter Krakolinig, subdirector del Comité de la Cruz Roja Internacional en Sri Lanka.
Las amenazas y ataques contra las organizaciones humanitarias empeoraron la situación.
A menos que el gobierno y los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) pongan de verdad fin a los enfrentamientos, la población civil pagará un precio elevado e inaceptable, señaló Sam Zafrifi, director de investigación para Asia de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Medio millón de residentes de Jaffna carecen de alimentos y se les niega acceso a zonas seguras, indicó HRW. La organización pidió la creación de una misión de control de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para registrar violaciones de derechos humanos.
Un trabajador de la Cruz Roja murió tras recibir el lunes varios disparos de hombres no identificados en la septentrional ciudad de Vavuniya, con lo cual son 18 los empleados de organizaciones humanitarias asesinados en agosto en Sri Lanka.
Los otros 17 fueron ejecutados a principios de mes en la oriental ciudad de Muttur, atrapados en los combates entre el ejército y los Tigres.
Los trabajadores de la Cruz Roja en Jaffna y Muttur declararon no estar seguros de la identidad de los responsables de los últimos asesinatos, y aseguraron que siguen trabajando de la misma forma. De todos modos, pidieron al gobierno y a los Tigres que los dejaran operar en las zonas de peligro.
El miércoles zarpó del puerto de Colombo un buque de la Cruz Roja hacia Jaffna con 1.500 toneladas de alimentos y medicamentos suministrados por el gobierno srilankés y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.
"El buque lleva suministros de primera necesidad para los desplazados y los residentes de la península de Jaffna", informó Toon Vandenhove de la Cruz Roja.
Los bandos en pugna garantizaron la seguridad de la embarcación.
Cerca de ocho por ciento de los 20 millones de habitantes de Sri Lanka pertenecen a la etnia tamil y viven en la septentrional ciudad de Jaffna y en la región oriental de la isla.
En todo el país, la minoría tamil, procedente del sur de India, representa 18 por ciento del total de la población y practica el hinduismo. El restante 73 por ciento está compuesto por personas de la etnia cingalesa cuya mayoría es budista.
Desde que los actuales enfrentamientos estallaron hace quince días, la península quedó aislada por tierra y por mar dejando en serias dificultades a la población ya afectada por el prolongado conflicto.
"La Cruz Roja espera que la llegada de los voluntarios a Jaffna sea más regular en las próximas semanas, de seguir la difícil situación actual en el terreno", comentó Vandenhove. La organización mantiene una oficina en la península con 46 empleados.
Lo Tigres también garantizaron la seguridad de las embarcaciones enviadas a Jaffna, bastión de la minoría tamil, para sacar de allí a los socorristas locales y extranjeros atrapados en los enfrentamientos, incluidos los integrantes de la misión de paz de los países nórdicos que supervisa la tregua de febrero de 2002.
Sri Lanka vive una escalada de violencia desde diciembre, a pesar de la vigencia del cese del fuego. Se calcula que unas 800 personas murieron en las últimas dos semanas a causa de los combates entre las fuerzas gubernamentales y los Tigres.
La población civil es la más afectada. Hasta esta semana hubo 174.000 srilankeses desplazados a causa de los enfrentamientos, según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Colombo.
La mayoría de los desplazados viven en 42 refugios temporales distribuidos en seis distritos del norte y el este del país, donde los combates recrudecieron desde principios de este mes.
La situación empeoró a causa de los problemas de seguridad y la dificultad de los socorristas, locales y extranjeros, para acceder a los desplazados.
El actual estallido de violencia hizo peligrar seriamente el cese del fuego, promovido por Noruega, debido a que los representantes de la misión de paz debieron ser rescatados de las zonas conflictivas por falta de seguridad.
La tregua puso un fin temporal a los combates entre las fuerzas gubernamentales y los Tigres que dejaron más de 65.000 muertos, desde principios de los 80.
Las principales rutas que conectan las zonas controladas por el gobierno y las que están bajo supervisión de los Tigres permanecieron cerradas varios días de la semana pasada y sólo se abrieron esporádicamente.
El toque de queda decretado en Jaffna y los cortes de energía provocados por el conflicto acarrean serias consecuencias. Las reservas se están acabando y el combustible y los víveres de la oficina de la misión nórdica en la península sólo alcanzan para una semana.
El toque de queda rige todo el día desde el inicio de los combates, con excepción de algunas horas y en ciertas jornadas, y es muy difícil para la población conseguir alimentos y salir de las zonas de conflicto, dijo Ulf Henricsson, director de la misión.
Varias organizaciones humanitarias que trabajan en la zona advirtieron que los residentes en los campamentos de desplazados están hacinados y que, a menos que los combates terminen pronto, la situación de los civiles empeorará.
El conflicto también obligó a miles de personas a buscar refugio en India. Entre enero y agosto, unas 7.500 personas huyeron a ese país, informó V. Visvalingam, funcionario del septentrional distrito de Mannar, desde donde parten los refugiados, de acuerdo con cifras oficiales.
Pero la cantidad de personas que escaparon de los combates podría ser mayor pues muchos lo hicieron clandestinamente tras las medidas tomadas por el gobierno contra los barcos que trasladan personas hacia el sur de India, admitió.
Visvalingam también indicó que algunos de los refugiados que huyeron en los últimos quince días son originarios del este del país y que las personas que acababan de llegar al nororiental puerto de Trincomalee, otro bastión de los Tigres, también comenzaron a escapar hacia India. (FIN/IPS/traen-vf-mj/ap/rdr/ap ip hd pr/06)