Nicaragua, uno de los países más pobres de América Latina, celebrará elecciones nacionales el 5 de noviembre. En busca de un compromiso para mejorar su futuro, el sistema de las Naciones Unidas inició una campaña entre los candidatos para promover los Objetivos del Milenio.
La ciudadanía tendrá que elegir entre cinco candidatos que se disputan la Presidencia de este país centroamericano, en el que 75 por ciento de la población es pobre (vive con menos de dos dólares diarios) y 45 por ciento es indigente, pues subsiste con menos de un dólar por día, según cifras de Georgina Muñoz, enlace nacional de la no gubernamental Coordinadora Civil.
Nicaragua, con 5,1 millones de habitantes, ocupa el puesto 112 en el Índice de Desarrollo Humano dado a conocer por la ONU el año pasado.
Muñoz afirma que la extendida pobreza impide el acceso de la educación primaria a casi un millón de niñas y niños por año, que pasan a engrosar las filas de los menores trabajadores, más de 230.000 en este país.
En este contexto, el sistema de las Naciones Unidas en Nicaragua inició una ronda de reuniones con las alianzas y partidos políticos inscritos ante el Consejo Supremo Electoral para participar en la campaña electoral 2006, con el fin de promover los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y pedir a los candidatos un enfoque de derechos humanos en sus ofertas de gobierno.
Los ODM fueron adoptados en el año 2000 por todos los estados miembros de la ONU, como un compromiso de combatir las desigualdades y mejorar el desarrollo humano en todo el mundo. La Declaración del Milenio se interpreta como el acuerdo mínimo internacional, con un plazo perentorio de cumplimiento: el año 2015.
Para entonces, los gobiernos del mundo deberán haber reducido a la mitad la proporción de población en pobreza extrema y con hambre; universalizado la educación primaria; promovido la igualdad entre los sexos; reducido al mínimo las tasas de mortalidad infantil y materna; combatido el VIH, paludismo y otras enfermedades; revertido el deterioro ambiental y fomentado una asociación mundial para el desarrollo.
Pero en el plano político el país es rehén de un acuerdo político entre los dos partidos mayoritarios, el izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y derechista el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que se repartieron los cargos de las principales instituciones del país, señala Muñoz.
La Fiscalía General de la Nación, la Contraloría General de la República, la Corte Suprema de Justicia, la Asamblea Nacional legislativa, la Superintendencia de Servicios Públicos, el Consejo Supremo Electoral, los tribunales de justicia y hasta la Procuraduría de los Derechos Humanos tienen en sus cargos más importantes a partidarios de ambas fuerzas políticas.
Según una encuesta realizada en julio por la consultora internacional Borge y Asociados, y publicada por diarios nicaragüenses el 4 de este mes, el FSLN va adelante en las preferencias de voto de los mayores de 16 años, que son quienes pueden sufragar en este país.
El estudio otorgó 31,4 por ciento de simpatías al FSLN, cuyo candidato, el ex presidente Daniel Ortega (1985-1990) se postula por quinta vez. La primera fue en 1984, cuando ganó en las urnas el poder que los sandinistas le habían arrebatado por las armas a la dinastía de la familia Somoza, en julio de 1979.
Desde entonces, Ortega ha repetido en los comicios de 1990, 1996 y 2001. En todos ellos ha perdido y ahora busca una cuarta oportunidad. De origen izquierdista, Ortega ofrece un discurso de reconciliación y beneficios a favor de los pobres a quienes promete subsidios, préstamos, salud y educación gratuitas y suministros agrarios.
Al sector privado, con el que mantuvo una confrontación directa desde 1979, Ortega propone una política de economía mixta y petróleo barato, tras concertar una alianza política-comercial con Hugo Chávez, presidente de Venezuela, la potencia petrolera de América Latina.
El artículo 147 de la Constitución establece que para ser elegido presidente, el candidato debe obtener una mayoría relativa de al menos 40 por ciento de los votos válidos, "salvo aquellos que habiendo obtenido un mínimo del 35 por ciento, superen a los candidatos que obtuvieron el segundo lugar por una diferencia mínima de cinco puntos porcentuales".
La misma encuesta de Borge y Asociados marcó 29,1 por ciento de intención de votos a favor del debutante Eduardo Montealegre, candidato de la Alianza Liberal Nicaragüense.
Exponente de la derecha política, Montealegre viene de la banca privada y se postuló tras su ruptura en 2005 con el PLC que lidera el ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2001), quien fue condenado en 2003 a 20 años de prisión por delitos de lavado de dinero y corrupción, pero que cumple esa pena con privilegios especiales.
El disidente liberal cuenta con apoyo explícito de Washington, del actual gobierno del presidente Enrique Bolaños (quien fue miembro del PLC) y de gran parte de los empresarios.
No obstante, su candidatura y posibilidades de triunfar se ven amenazadas por su presunta participación en un escándalo de entrega irregular de bonos del Estado por más de 500 millones de dólares a entidades bancarias privadas que asumieron las deudas de quiebras financieras, entre los cuales se encuentra un banco del cual Montealegre fue socio accionista.
Por el PLC, aún bajo el mando de Alemán, figura el abogado y productor José Rizo Castellón, tercero en la citada encuesta, con 15,7 por ciento de simpatías. Fundador del PLC junto a Alemán, Rizo fungió como vicepresidente del actual mandatario Bolaños hasta noviembre de 2005, cuando se postuló a la Presidencia.
Su decisión fue cuestionada en círculos políticos y diplomáticos, pues los principales dirigentes y miembros del PLC han sido en su mayoría acusados de actos de corrupción y mal manejo de fondos públicos, si bien Rizo no figura entre los señalados.
El cuarto candidato en preferencias, con 15,2 por ciento, es el economista Edmundo Jarquín, del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), una escisión del FSLN. Jarquín, quien fue diputado sandinista a inicios de los años 90, era el candidato a vicepresidente del MRS hasta inicios de julio, cuando su compañero de fórmula y principal líder del movimiento, el ex guerrillero y empresario Herty Lewites, murió de un infarto.
La dirección del MRS postuló a Jarquín a la Presidencia y lo hizo acompañar del cantautor, Carlos Mejía Godoy, también alejado del FSLN.
Jarquín residió fuera del país entre 1992 y 2005, mientras trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como especialista en políticas públicas en el Departamento de Análisis de Proyectos, lo que lo hace poco conocido entre el electorado joven.
En el sótano de las intenciones de votos figura otro ex guerrillero sandinista: Edén Pastora. Bajo la bandera de la naciente agrupación Alternativa por el Cambio, Pastora recibe la apenas 1,1 de simpatías de los consultados en la encuesta de Borge y Asociados.
Pastora se dedica en el tiempo libre a la caza de tiburones. Fue célebre en los años 70 por asaltar el Palacio Nacional y obligar al régimen del dictador Anastasio Somoza Debayle (nacido en 1925 y muerto en 1980) a liberar a varios guerrilleros y presos políticos.
A inicios de los años 80 se retiró del entonces gobernante FSLN y se dedicó a combatirlo militarmente sin éxito. En 2004 se postuló como candidato a alcalde de Managua y obtuvo menos de cinco por ciento de votos.