NEPAL: Mediación de la ONU en entredicho

Una misión de la ONU en la capital de Nepal tiene tiempo hasta este jueves para propiciar un acuerdo que lleve a la insurgencia maoísta a entregar sus armas al gobierno. Pero la tarea está resultando muy dificultosa.

El primer ministro Girija Prasad Koirala invitó el mes pasado a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) a prestar asistencia en el proceso de paz.

Una de las tareas de la misión que llegó a Nepal el 26 de julio es establecer mecanismos para el desarme de los maoístas. También se han dedicado a apoyar técnicamente la convocatoria de elecciones libres y limpias para una futura asamblea constituyente.

La redacción de una nueva constitución es considerada por todas las partes como una solución permanente a los 10 años de conflicto armado en Nepal, en cuyo marco murieron más de 13.000 personas.

Pero como la ONU solo puede hacer lo que las partes le permiten, lograr un entendimiento se ha vuelto difícil. Los maoístas dicen que pondrán sus armas bajo control de la ONU sólo si el ejército regular hace lo mismo.
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El gobierno, en tanto, alega que su ejército es una fuerza legítima y que por lo tanto no debe ser sometida a un desarme.

Esta diferencia crucial mantuvo ocupada durante toda la semana a la misión de la ONU encabezada por el diplomático sueco Staffan de Mistura, con experiencia en el sur de Líbano y en Iraq.

El domingo, De Mistura dejó en evidencia su frustración al advertir públicamente que la ONU tiene un plazo limitado para llegar a un acuerdo.

Luego de reunirse con el gobierno y con los maoístas, dijo: "A la misión le quedan tres días y medio y es muy importante tener urgentemente un acuerdo común, especialmente en lo relativo a la administración de las armas."

Estas declaraciones no cayeron bien. El jefe del equipo negociador maoísta Krishna Bahadur Mahara dijo a IPS que esos comentarios estuvieron fuera de lugar.

"No es tarea de la ONU presionarnos", opinó. "Somos nosotros quienes tenemos que llegar a un acuerdo, no la ONU, que solamente puede facilitar el proceso. Pienso que la misión está un poco confundida."

Minendra Rijal, líder de uno de los siete principales partidos políticos integrantes del gobierno, coincidió con esas declaraciones.

Pero fuentes cercanas a la misión de la ONU dijeron a IPS que la frustración de Mistura es genuina.

Existe una pequeña "ventana de oportunidades" que es preciso aprovechar para conseguir que el proceso de paz se institucionalice, dijeron. Si esa ventana se cierra, "la ONU se retirará y será una tragedia para el pueblo de Nepal", dijo una fuente diplomática.

El temor es que la ventana se cierre rápidamente. Mientras el gobierno y los maoístas discuten sobre la administración de las armas, las crisis en Líbano, Sudán y Sri Lanka comienzan a desviar la atención del foro mundial.

"Nepal quedará muy pronto fuera del radar si esta oportunidad no es aprovechada", dijo el diplomático.

Ese sentido de urgencia todavía tiene que derramarse sobre las partes involucradas. De Mistura todavía estaba yendo y viniendo por las estrechas calles de Katmandú el martes, dos días antes de su prevista partida, para reunirse con las partes e intentando lograr un consenso.

Desde que el rey Gyanendra depuso el poder absoluto —pero retuvo la corona— en abril, a raíz de un enérgico movimiento popular que duró 19 días, ambas partes del conflicto respetaron una suerte de tregua, pero el proceso de paz todavía no es fácil.

Tanto el gobierno como los maoístas se comprometieron a hallar una paz duradera celebrando elecciones para una asamblea constituyente, convocadas por un gobierno interino que podría incluir participación maoísta.

Pero sin desarmar primero a los maoístas, a los siete partidos políticos no les entusiasma formar un gobierno interino ni realizar elecciones para la asamblea constituyente.

Y si ambos se mantienen apegados a sus posiciones, no sólo no habrá ninguna participación de la ONU en el proceso, sino que además quedará en duda la formación de un gobierno interino y las elecciones, poniendo en riesgo el proceso de paz.

El lunes, Koirala descartó categóricamente "la participación maoísta en un gobierno interino sin que primero dejen las armas".

Luego, entrevistado por IPS, su asesor Suresh Chandra Chalise afirmó. "Estamos ansiosos de ver a los maoístas en el gobierno, pero hasta que sus armas sean entregadas será difícil investirlos."

Esto indignó a los maoístas. "Es justo que ambos ejércitos estén bajo control de la ONU con acuerdos similares. ¿Cómo podemos someternos nosotros solos a tales controles cuando la otra fuerza es libre de hacer lo que le plazca?", preguntó Mahara.

"No queremos luchar más. Pero si el mandato del pueblo es ignorado y somos empujados hacia el rincón, por supuesto que tomaremos las armas de nuevo. Ellos deberían comprender que estamos aquí en busca de una paz genuina", agregó.

Funcionarios del gobierno dijeron que son sensibles a las preocupaciones maoístas.

"Actualmente estamos trabajando en varios modelos de desarme que esperamos sean aceptables para todas las partes involucradas", dijo Chalise.

Esos modelos incluirán, entre otros, la separación de los ejércitos combatientes, la contención de las armas y un control general por parte de la ONU.

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