KOSOVO: Independencia, proyecto inconcluso

Meses de negociaciones no condujeron a ninguna solución concreta sobre el futuro de la meridional provincia serbia de Kosovo.

Los representantes de la mayoritaria etnia albano-kosovar, que sufrió la represión del régimen del fallecido ex presidente Slobodan Milosevic (1941-2006), no quieren nada menos que la independencia para Kosovo.

La provincia es hoy administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y un gobierno local formado por dirigentes albano-kosovares desde 1999.

Las autoridades en Belgrado se aferran a la resolución 1.244 de la ONU, que describe a este territorio como parte integral de Serbia, y se niegan a atender las demandas de independencia.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó esa resolución en junio de 1999, tras las 11 semanas de bombardeo contra Serbia a cargo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con el objetivo de poner fin a la represión contra los dos millones de albano- kosovares.
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El primer ministro de Serbia, Vojislav Kostunica, consideró "imposible" la posibilidad de admitir la independencia de Kosovo a cambio de la integración de su país en la Unión Europea (UE), uno de los objetivos más caros de su gobierno.

Pero algunos analistas afirman que, más allá del resultado de las negociaciones patrocinadas por la ONU cuya finalización se prevé para fines de año, Serbia debería abandonar las pomposas demandas políticas por otras más realistas.

Se trata, advierten los observadores, de garantizar el respeto de los derechos humanos de la minoritaria población serbia de Kosovo y la protección de la herencia cultural serbia en la provincia.

"Milosevic ya daba a Kosovo por perdida ya en 1999", dijo a la prensa Baton Hahxiu, un analista residente en Pristina, capital de Kosovo. "Belgrado debería ser realista y luchar por garantías reales para los derechos humanos de los serbios que quedan aquí."

El profesor de derecho internacional Vojin Dimitrijevic dijo a IPS que "sólo el respeto de los derechos de la minoría salvará la imagen de cualquier autoridad en Kosovo. Y esos derechos no se respetaron en el pasado, ni del lado serbio ni del albano-kosovar".

Antes y durante los bombardeos de la OTAN, las fuerzas de seguridad serbias mataron a unos 10.000 albano-kosovares y echaron a 800.000 de sus hogares.

Kosovo estuvo hasta los bombardeos administrada directamente por Belgrado, pues Milosevic había abolido la amplia autonomía de la que disfrutó la provincia antes de las guerras de secesión de la antigua Yugoslavia, iniciadas en 1991.

Más de 150.000 serbios huyeron de la provincia en 1999, luego de la campaña de la OTAN, temiendo represalias por parte de los albano-kosovares.

En marzo de 2004, grupos armados albano-kosovares asesinaron a 31 serbios y destruyeron sus hogares. Muchos templos de la Iglesia Ortodoxa Serbia en Kosovo fueron atacadas en esta provincia de mayoría musulmana.

El líder de Kosovo Veton Surroi dijo a la prensa serbia que las autoridades del territorio deberán tomar medidas para garantizar la seguridad de la minoría serbia, pero agregó que la provincia "tendrá, sin dudas, un gobierno de la mayoría".

La administración de la ONU y el gobierno en Belgrado calcularon que hoy viven en Kosovo entre 60.000 y 90.000 serbios, la mayoría en el norte de la provincia.

La cantidad exacta se conocerá pronto. Un censo está previsto para octubre. En la provincia no se realiza ningún censo válido desde 1971, debido a un boicot dispuesto por parte los albano-kosovares.

La provincia tiene varios templos y monasterios de la fe ortodoxa serbia que se remontan a la era medieval. El primer estado serbio se instaló en la provincia y cayó en manos del Imperio Otomano en 1389.

"Mantenerlos como lugares de particular importancia, sin importar cuál sea el estatus de Kosovo y quién gobierna, es sumamente significativo para los serbios", dijo a IPS Dusan Janjic, presidente del no gubernamental Foro para las Relaciones Interétnicas.

Kosovo despierta la sensibilidad de los nacionalistas serbios. Con el paso de los siglos, esa etnia dejó de ser predominante, y en tiempos recientes los albano-kosovares pasaron a ser la abrumadora mayoría de la población.

"Pero la relación de los serbios con Kosovo sigue siendo controvertida", según el análisis del Movimiento Europeo de Serbia, que realizó una encuesta al respecto.

El estudio reveló que 63 por ciento de los 7,5 millones de serbios nunca visitaron Kosovo. Pero la mayoría de ellos dijeron reservarle "un lugar especial en sus corazones", debido a su herencia medieval y a su memoria histórica.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incluyó en julio a tres iglesias y monasterios ortodoxos serbios de Kosovo en su lista del legado cultural de la humanidad.

"Estamos muy felices de que el asunto haya sido abordado de modo apropiado", dijo a IPS el presidente de la comisión nacional serbia para la cooperación con la Unesco, Jovan Cirilov.

Las delegaciones de Kosovo y de Serbia se reunieron el mes pasado para establecer "zonas especiales" en torno de sitios religiosos e históricos destacados. El mediador de la ONU Marti Ahtisaari propuso prohibir la construcción de edificios y fábricas en 15 de esas áreas.

La reconstrucción de siete sitios tradicionales ortodoxos y de otros seis islámicos también comenzó.

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