ISRAEL-PALESTINA: El fracaso del unilateralismo

Hace apenas tres semanas, el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, todavía estaba entusiasmado sobre un plan para un retiro unilateral de sus tropas de la mayor parte de Cisjordania.

La guerra en Líbano, dijo en una entrevista a inicios de agosto, no frustró su determinación a avanzar en este plan. De hecho, el conflicto con el movimiento islamista chiita Hezbolá (Partido de Dios) lo impulsó y facilitó, sostuvo.

Sin embargo, ahora que el fuego se ha detenido en Líbano, gracias a una tregua impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el plan parece haber quedado en el olvido.

Olmert dijo a sus ministros en reuniones privadas en los últimos días que, si bien el gobierno no puede ignorar el conflicto con los palestinos, su prioridad ahora es reconstruir el norte de Israel, afectado por los misiles lanzados por el Hezbolá durante un mes.

Consultado sobre si el jefe de gobierno había desechado su plan de repliegue, tema central de su campaña electoral a inicios de este mes, Assaf Shariv, ayudante cercano de Olmert, respondió: «Ahora mismo estamos tratando otros asuntos. No es que se haya cancelado, sino que no está en la agenda».
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Por su parte, el ministro de Transporte, Meir Sheetrit, miembro del gobernante partido Kadima, anunció que el plan de repliegue unilateral de Cisjordania no será puesto en práctica en el «futuro inmediato», pero aclaró que la idea no ha sido abandonada.

El plan de Olmert prevé el repliegue de 90 por ciento del territorio cisjordano, con la evacuación de entre 600.000 y 70.000 colonos judíos que viven en asentamientos aislados, pero manteniendo el control de las colonias que están cerca de la fronteras existentes antes de la Guerra de los Seis Días, de 1967.

La llamada «barrera de seguridad» que Israel construye en el límite con Cisjordania, pero que deja dentro de territorio israelí a varias aldeas palestinas, tiene en realidad el objetivo de servir como frontera hasta que ambas partes lleguen a un acuerdo.

Cuando Olmert ordenó por primera vez una severa respuesta militar al secuestro de dos soldados israelíes el 12 de julio por parte del Hezbolá, algunos analistas señalaron que el primer ministro quería dar un mensaje no sólo a la organización chiita, sino también a los palestinos.

El mensaje era que Israel estaba dispuesto a hacer concesiones territoriales, pero si esos repliegues eran interpretados como una señal de debilidad, y si los nuevos límites no eran respetados por los palestinos, entonces habría una dura represalia.

Pero esta señal disuasiva se frustró cuando los combatientes palestinos continuaron lanzando misiles después de que Israel se retiró de la franja de Gaza hace un año, así como por la fuerte respuesta del Hezbolá a la ofensiva israelí en Líbano.

Esto también hizo que el público israelí y muchos líderes políticos se volvieran escépticos sobre el unilateralismo.

El año pasado, una clara mayoría de los israelíes apoyaron al entonces primer ministro Ariel Sharon cuando ordenó la evacuación de todos sus soldados y unos 7.000 colonos judíos de Gaza.

Los israelíes también habían respaldado seis años atrás al entonces jefe de gobierno Ehud Barak, quien retiró al ejército del sur libanés tras 18 años de ocupación. Como en Gaza, la medida fue adoptada de manera unilateral, sin un acuerdo negociado.

Pero, en ambos casos, los repliegues no pusieron fin a los ataques, sino que desataron nuevos enfrentamientos. Israel lanzó una ofensiva en Gaza luego de que uno de sus soldados fuera secuestrado por combatientes palestinos en junio, y un mes después ordenó los bombardeos en Líbano.

A pesar del repliegue del libanés, el Hezbolá siguió lanzando ataques en la frontera, exigiendo que las tropas israelíes abandonaran además las Granjas de Shebaa, un pequeño territorio que en 2000 la ONU determinó era propiedad de Siria.

A pesar también del repliegue de Gaza, los combatientes palestinos continuaron disparando misiles contra localidades israelíes fronterizas.

Con miles de soldados enviados de nuevo a Gaza un año después del repliegue, y con decenas de miles de militares enviados otra vez a Líbano a inicios de este mes, el público israelí perdió fe en las políticas unilaterales para manejar los conflictos.

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