La oposición de India amenazó con maniatar al gobierno en el parlamento en la etapa final de las negociaciones por el acuerdo de cooperación nuclear con Estados Unidos. Pero el primer ministro Manmohan Singh superó el obstáculo.
Sin embargo, la vigencia del convenio, que en cierto modo legitima la posesión de armas nucleares por parte de India y promueve la cooperación nuclear civil bilateral, depende de que los dos gobiernos superen otras vallas legales y prácticas.
Y los obstáculos aparecen tanto dentro de ambos países como entre los 45 que integran el Grupo de Proveedores Nucleares y en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
De todos modos, luego del traspié de la oposición de India, mejoraron mucho las posibilidades de aprobación del tratado.
"Ésta es, sin dudas, una victoria significativa para el gobierno, aunque no inesperada", dijo M.V. Ramana, analista nuclear independiente del Centro para los Estudios Interdisciplinarios en Ambiente y Desarrollo, en la meridional ciudad india de Bangalore.
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Singh defendió el tratado con un inusitado entusiasmo para sus antecedentes de moderación, que le han valido calificativos de débil por parte de la oposición.
Durante 80 minutos en el Senado el día 17, prometió que no se "desviaría" de los acuerdos firmados con el presidente George W. Bush en julio de 2005 y en marzo de este año, con lo que intentó desactivar la posibilidad de que el Congreso legislativo estadounidense imponga nuevas condiciones al acuerdo.
El Frente de Izquierda que encabezan los partidos comunistas indios se manifestó al día siguiente satisfecho con las explicaciones de Singh. Ese sector, que en general apoya las iniciativas del gobierno sin haberse integrado en el gabinete ministerial, había sido el que manifestó mayores reparos al tratado.
En cambio, el principal partido opositor, el nacionalista hinduista y conservador Bharatiya Janata, indicó que el exaltado Singh no había aventado todas sus dudas. De todos modos, sus cuestionamientos quedaron en franca minoría en el parlamento.
La intención de la oposición era contrarrestar los esfuerzos de legisladores estadounidenses por imponer nuevas condiciones a India, más allá de los acuerdos ya firmados por Bush y Singh y hoy en trámite de ratificación.
El mes pasado, luego de mucha presión y discusiones, los comités de relaciones exteriores de las dos cámaras legislativas estadounidenses finalizaron por separado dos textos de resoluciones en torno del acuerdo.
Luego, el 26 de julio, el plenario de la Cámara de Representantes dio su aval al tratado. Pero en el Senado, cuyo plenario lo considerará en breve, considera la posibilidad de establecer nuevos condicionamientos.
Luego de la votación del Senado, las dos resoluciones tendrán que ser "reconciliadas" hacia la ratificación, que le reconocería al presidente estadounidense potestades excepcionales para no aplicar ciertas leyes en materia de comercio y cooperación nuclear internacionales.
Estas normas estadounidenses prohíben la cooperación en la materia con países que no sean parte del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), implementen un programa de desarrollo de armas nucleares o hayan detonado una.
E India no es signataria del TNP y efectuó pruebas nucleares hace ocho años.
Las negociaciones más duras entre Estados Unidos e India están previstas para la etapa de la "reconciliación" entre las resoluciones de las dos cámaras legislativas en Washington. Se prevé que Bush presione a los legisladores para que eliminen las eventuales condiciones adicionales.
"Hay una tensión inherente entre el objetivo de Bush de reclutar a India como socio estratégico ofreciéndole este acuerdo nuclear único y las restricciones bajo las cuales trabaja el Congreso" legislativo estadounidense, dijo Raman a IPS.
Los legisladores en Washington "enfatizarán en los aspectos genéricos, no específicos de India", como las disposiciones legales que condicionan la cooperación nuclear a la firma del TNP, "y lo harán citando los precedentes de Estados Unidos", explicó.
"Pero Bush quiere hacer algo nuevo juntos, más allá de los antecedentes", agregó.
Ambos gobiernos realizaron intensas gestiones para persuadir a los respectivos parlamentos. En Estados Unidos, funcionarios del gobierno de Bush minimizaron en el Congreso legislativo el hecho de que India no integre el TNP, y destacaron sus antecedentes en materia de no proliferación y los beneficios de aliarse con una potencia económica y militar en ascenso.
Fue el gobierno de Estados Unidos, no el de India, el que propuso el acuerdo originalmente. En marz, durante su primera visita a India, Bush le dijo a Singh: "Primer ministro, yo quiero ese tratado."
El gobierno de Singh reclutó a sectores de los medios de comunicación y diversos expertos para fortalecer su campaña en pro del acuerdo.
Varios periódicos se sumaron a la cruzada con entusiasmo, citando méritos reales o imaginados del tratado, incluido el supuesto carácter indispensable de la energía nuclear para el crecimiento de India y para su "independencia" energética, la garantía de acceso al uranio (que se está agotando en India) para fabricar armas y la posibilidad de forjar un vínculo especial con la superpotencia mundial.
El gobierno de Singh también orquestó diversas manifestaciones de oposición parcial al acuerdo, pero para afianzarlo. En particular, diversos funcionarios en ejercicio y retirados de la Comisión de Energía Atómica se prestaron a esas maniobras rechazando en público su eventual modificación.
El 6 de febrero, el presidente de este organismo técnico y generalmente reservado, Anil Kakodkar, concedió una inusual entrevista a un periódico indio, en la que se opuso a la inclusión de los reactores de realimentación rápida en las instalaciones civiles que India debe someter a las inspecciones de la AIEA según el acuerdo.
Menos de un mes después, Estados Unidos aceptó su demanda.
En ocasión del Día de la Independencia de India, el 14 de agosto, ocho funcionarios retirados de la Comisión emitieron una declaración conjunta dirigida al parlamento para expresar su fuerte oposición a modificaciones al tratado a estudio del Congreso legislativo de Estados Unidos.
Esta nueva intervención ayudará a Manmohan Singh a argumentar frente a Bush que no debe haber cambios en las reglas de juego establecidas en los dos acuerdos anteriores.
Los argumentos de los científicos nucleares y el apoyo que les brindó la oposición será un elemento destacado en el último tramo de las negociaciones entre los dos gobiernos. Singh mencionó estas objeciones y otras similares cuando se reunió con Bush, el mes pasado, en San Petersburgo.
En su intervención ante el Senado, Singh calificó de "inaceptable" cualquier "desvío" respecto de los acuerdos pasados. "No hay dudas de que nuevas condiciones serán inaceptables y comprometerán nuestra autonomía nuclear estratégica", dijo.
También señaló que "el imperativo central" de la negociación entre los dos países es "asegurar la eliminación completa e irreversible de las restricciones impuestas sobre India a través de regímenes de comercio (nuclear) injustamente restrictivos".
A Singh no le resultará fácil persuadir a Bush de que deje de lado todas las condiciones a estudio del Senado. Algunas son de importancia política interna para el gobierno en Washington, como el análisis periódico por el cual el presidente debería certificar que India no desviará uranio a su programa de armas.
Otras no son de carácter obligatorio, como la demanda de que India se una a los esfuerzos de Estados Unidos para impedir que Irán compre armas nucleares. Nueva Delhi tiene una relación cordial con Teherán, némesis de Washington, que incluye proyectos energéticos conjuntos.
Pero el Senado estadounidense también considera restringir a India el enriquecimiento de uranio y el acceso a tecnologías de reprocesamiento de combustible usado.
Cada vez está más claro que el convenio no contribuirá con la causa del desarme nuclear, sino que operará en su detrimento. También promoverá la energía nuclear, un camino sobre el que no hay consenso en India.