CUBA: EEUU mantiene cautelosa hostilidad

Estados Unidos anunció que no alterará su política hacia Cuba, país con el que carece de canales diplomáticos regulares desde hace seis años y cuyo presidente, Fidel Castro, delegó sus funciones de gobierno temporalmente por razones de salud.

"No hay planes a seguir", dijo este martes el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, quien sostuvo que la transferencia sin precedentes del poder el lunes de Fidel Castro a su hermano, Raúl, podría considerarse otra afrenta más a las aspiraciones democráticas de la población cubana.

"El intento de Raúl Castro de imponerse al pueblo cubano es igual al de su hermano" en el pasado, según Snow.

"Lo único" que el presidente estadounidense George W. Bush "ha dicho desde el comienzo es que confía en que el pueblo cubano pueda, finalmente, disfrutar los frutos de la libertad y la democracia", agregó.

Las declaraciones de Snow fueron la reacción oficial de más alto nivel desde que Castro anunció el lunes, por televisión y a través de un mensaje leído por su secretario, la cesión temporal del poder a su hermano hasta que se recupere de una intervención quirúrgica dentro de algunas semanas.
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El anuncio desató intensos festejos en el área cubana de la meridional ciudad de Miami, conocida como Little Havana (Pequeña Habana), bastión de los cubano-estadounidenses anticastristas que apoyan la línea dura de Washington contra la isla.

Funcionarios estadounidenses y expertos cubanos independientes pasaron buena parte del martes tratando de evaluar las noticias procedentes de La Habana. La pregunta predominante era si Fidel Castro había abierto un proceso de sucesión o si el líder de 79 años regresaría al poder tras su recuperación.

"Esto debe ser muy serio, porque él nunca había cedido antes el poder, incluso en ocasiones en que realizaba extensos viajes por el exterior y resultaba evidente que no encabezaba las tareas diarias del gobierno", dijo William LeoGrande, experto en Cuba de la American University.

"Al mismo tiempo, esta puede ser una buena oportunidad para que él vea cómo se desempeña Raúl como líder simbólico de la revolución, y no en el rol de muchacho entre bambalinas que controla la puntualidad de los trenes", añadió.

Esa incertidumbre, según funcionarios estadounidenses, parece la razón detrás de la cautela de Washington ante los acontecimientos en La Habana.

La transferencia del poder se registró apenas tres semanas después de la publicación por parte del gobierno estadounidense de un plan de 93 páginas para transformar Cuba en un estado democrático con una economía de libre mercado.

El documento, producido por una comisión que encabezó la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice y el secretario (ministro) de Comercio Carlos Gutiérrez, llama a la creación de un Fondo Cuba para el Futuro Democrático, al que debería dotarse de 80 millones de dólares.

Pero el texto contiene un anexo secreto, que aún no fue divulgado y que es objeto de numerosas especulaciones relativas al financiamiento de organizaciones de exiliados y posibles acciones encubiertas para influir en la política interna cubana.

Según el plan, Washington entregaría 31 millones de dólares a "grupos prodemocráticos" en Cuba y otros 24 millones a "esfuerzos para romper el bloqueo informativo del régimen de Castro".

Esos 24 millones se sumarían a los 30 hoy gastados anualmente por Washington en emisiones de radio y de televisión especiales para la isla.

Al mismo tiempo, el plan exhorta a afianzar el embargo comercial y de viajes de Estados Unidos respecto de Cuba, que ya lleva 46 años. Bush ha edurecido las sanciones desde 2004, desde que el régimen de Castro dispuso la cárcel de decenas de disidentes.

El informe indica que Washington estará dispuesto a ayudar a un gobierno de "transición", y no a una "sucesión" de Castro, que se comprometa a transformar el país en una democracia con vigencia del libre mercado en un plazo de 18 meses.

Pero un gobierno de "sucesión" encabezado por miembros del Partido Comunista no podría recibir tal asistencia. De hecho, el plan define como prioridad de Estados Unidos impedir que se establezca un gobierno de "sucesión" en Cuba.

Tal distinción sería contraproducente, pues descarta el tipo de ayuda y compromiso diplomático que se utilizó, por ejemplo, en Vietnam, otro país de régimen comunista, para alentar las reformas y la liberalización, recordaron críticos del gobierno de Bush.

"Estados Unidos ha gastado mucho tiempo en la planificación del escenario menos probable, el de una acelerada transición a un gobierno democrático y proestadounidense", dijo Dan Erickson, experto en asuntos cubanos de la organización Diálogo Interamericano (IAD).

"Lo que vemos, en cambio, es un proceso de sucesión gradual en el cual Raúl Castro está tomando el control", según Erickson.

"Lo mejor sería que Estados Unidos asuma un nuevo compromiso con Cuba, porque hay mucha gente con la que deberíamos hablar", dijo Geoff Thale, experto en asuntos cubanos de la Oficina en Washington sobre América Latina (WOLA).

"No espero que el gobierno de Bush adopte esa posición en esta etapa, pero al menos sería constructivo que dejen que el proceso de sucesión siga adelante", añadió Thale.

"El gobierno estadounidense debería restablecer canales de comunicación con el nuevo gobierno de Cuba, ya sea directamente con Raúl Castro o a través de intermediarios", dijo Erickson a IPS.

El experto advirtió que la incertidumbre creada por la sucesión podría derivar en un nuevo flujo de emigrantes desde la isla hacia las costas estadounidenses. El gobierno de Bush puso fin al iniciar su mandato en 2001 a las negociaciones bilaterales sobre migración iniciadas por su antecesor, Bill Clinton.

Thale, por su parte, describió lo que a su juicio sería el peor escenario: que cubano-estadounidenses anticastristas, creyendo que la población de la isla está pronta para su "liberación", se embarquen hacia Cuba y sean arrestados —o algo peor— al ingresar en aguas territoriales del país caribeño.

"Es posible, pero los cubanos están muy alerta de que algunos locos en Miami puedan intentar algo como eso. De hecho, confío en que Estados Unidos también esté alerta y advierta el potencial del aventurerismo cubano-estadounidense", dijo LeoGrande.

"Forjar contactos diplomáticos regulares es un mecanismo de impedir malinterpretaciones que conduzcan a una escalada del conflicto", concluyó. (FIN/IPS/traen-mj/jl/ip hd/06)

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