La firma este martes del Memorando de Entendimiento para la Paz y la Reconciliación de Cabinda marcó el fin de la violencia que asoló por 45 años esa provincia de Angola, la más rica del país en petróleo, oro, diamantes, fosfato, uranio, potasio y maderas exóticas.
El acuerdo entre el gobierno de Angola y el Foro Cabindés para el Diálogo (FCD), sin embargo, es a todas luces formal. Los observadores del proceso desde Lisboa estiman que se asiste a un progreso importante en el camino de la paz, pero que no se trata de una definitiva sino de "los vencedores", impuesta por la presidencia de José Eduardo dos Santos.
Separado del resto del territorio nacional, ubicado entre la ex colonia francesa República del Congo (ex Brazzaville) y la ex belga República Democrática del Congo (ex Zaire), el enclave de Cabinda fue uno de los principales teatros de operaciones de la guerra de emancipación de Angola, que estalló en 1961 y culminó en 1974 con el golpe de Estado de los capitanes izquierdistas del ejercito portugués.
Sin embargo, la independencia de la vasta ex colonia portuguesa del África austral, de 1,25 millones de kilómetros cuadrados y hoy con 15 millones de habitantes, y el fin de la guerra civil de 1975 a 2002 no se tradujeron en paz para las casi 300.000 personas que habitan los 7.300 kilómetros cuadrados del territorio de Cabinda.
El gobierno de Angola se vio obligado a enviar al enclave 40.000 soldados para evitar que la guerrilla tomase el poder, evitando así la posibilidad de la independencia o la autonomía y obligando al FCD a negociar una contrapropuesta para un estatuto especial.
Tan solo este martes, las firmas estampadas en el documento por el ministro angoleño de Administración del Territorio, Virgilio de Fontes Pereira, y del presidente del FCD, Antonio Bento Bembe, pusieron fin formal a cuatro décadas y media de violencia, tres de éstas cuando ya Angola era independiente.
El acto solemne, celebrado en la municipalidad de Namibe, ciudad del litoral sur del país, contó con la presencia y el aval de gobernantes, políticos, embajadores acreditados en Luanda, líderes religiosos, jefes étnicos tradicionales y representantes de la sociedad civil.
El acuerdo para la paz fue alcanzado entre el gobierno angoleño y el FCD en una reunión realizada el 14 y 15 de julio en Brazzaville, donde fue decidido un cese del fuego entre los beligerantes, firmado por los respectivos comandantes militares el 18 julio, en la aldea de Chicamba, en la provincia de Cabinda.
El documento incluye cinco principios fundamentales: amnistía, cese del fuego, desmilitarización de las fuerzas controladas por el FCD, reducción del dispositivo militar de las Fuerzas Armadas de Angola en Cabinda y la integración de los ahora ex rebeldes en la vida nacional.
También prevé la instauración de un gobierno local dotado de competencias políticas y económicas bajo el control del gobierno central del país y atribuye a Cabinda un estatuto especial respecto de "la Constitución y demás leyes de la República de Angola, nación una e indivisible".
En otro pasaje del memorando, se estipula la amnistía para todos los crímenes cometidos en el ámbito del conflicto armado, previéndose también el desarme de los guerrilleros del Frente de Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC), bajo la autoridad del FCD.
Sin embargo, no todo podrá ser pacífico en este acuerdo, ya denunciado por el líder histórico en el exilio de un sector disidente del FLEC, Henrique N'Zita Tiago, quién desde París insiste en negociar directamente con el presidente Dos Santos.
"Ese Memorando no es apoyado por nadie. El pueblo de Cabinda no acepta aquel documento. Organicen un referendo en el territorio para que el pueblo cabindés se pronuncie. Angola invadió un territorio con el que no tiene fronteras", afirmó N'Zita Tiago, en entrevista a la agencia de noticias Lusa.
No obstante esta afirmación, durante la guerra anticolonial, guerrilleros del Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), bajo las órdenes del comandante Caetano John Jacobo, el mítico "Monstruo Inmortal", llegaron de otros distritos del país para combatir al ejército portugués, pese a que la FLEC ya existía desde 1960.
Consideradas estas circunstancias, el último gobernador de Angola designado por el Consejo de la Revolución del Movimiento de las Fuerzas Armadas, almirante Antonio D'Alba Rosa Coutinho, incluyó a Cabinda como parte del territorio angoleño al traspasar el poder al MPLA.
Pero N'Zita Tiago insiste, al recordar que en términos del derecho internacional, "Cabinda es todavía en la actualidad un protectorado portugués y el hecho que los portugueses nos abandonaron no autoriza a los angoleños a ocuparnos, convirtiéndose en colonialistas".
De Cabinda proviene la mayor parte de la producción petrolífera de Angola, lo cual lo convirtió en terreno fértil para que desde 1975 sea teatro de una lucha armada independentista liderada por el FLEC, cuya pretensión era convertir al enclave de población que vive en los límites de la miseria, en un rico exportador de crudo.
En la base de su reivindicación, los separatistas recuerdan los tratados suscritos por la corona real lusitana con las poblaciones locales hace 120 años, defendiendo la teoría de que el territorio todavía es protectorado portugués.
En efecto, los tratados de Simulambuco, Chinfuma y Chicamba fueron firmados por los portugueses con los jefes de los reinos tradicionales cabindeses de N'Goyo, Kacongo y Loango, entre 1883 y 1885.
Estos acuerdos permitieron a Portugal salvaguardar sus presuntos derechos sobre Cabinda, territorio también objeto de los apetitos coloniales de Bélgica, Francia e Inglaterra en la Conferencia de Berlín, que entre fines de 1884 e inicios de 1885 determinó una verdadera repartija europea de África.
Con este argumento basado en los registros históricos del siglo XIX, a comienzos de este año, N'Zita Tiago destituyó temporalmente de la presidencia del FDC a Bento Bembe, negándose a participar en los llamados "contactos discretos" con Luanda realizados durante 12 meses y que condujeron a la firma este martes del protocolo de paz.
Según el general Helder Vieira Dias, jefe de la Casa Militar de la presidencia de la república de Angola, N'Zita Tiago no participó, no por ser excluido, sino simplemente porque no concordó con los objetivos de las negociaciones, que no conducirían a la independencia del enclave.
Al sintetizar el acuerdo, el portavoz del FCD, Macário Romão Lembe, dijo a corresponsales portugueses destacados en Angola que el protocolo pone fin a "una guerra, que tuvo como principal consecuencia la miseria del pueblo". Sin embargo, las palabras finales de Romão Lembe dejan entrever que en el largo y complicado proceso del enclave todo continúa en abierto. "Hoy optamos por aquello que es posible, el Memorando de Entendimiento para la Paz, pero la independencia es un derecho y un deseo de Cabinda".