El gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) espera «elevar su papel de dirección» y fortalecer su influencia en la sociedad con la restauración del Secretariado, su órgano ejecutivo, en previsión de la futura sucesión del presidente Fidel Castro, según observadores.
Esa instancia partidaria, abandonada en la década del 90 en coincidencia con la crisis económica desatada tras la desaparición de la Unión Soviética y del bloque socialista europeo, estará encargada de organizar y asegurar el cumplimiento de los acuerdos del Buró Político, máximo organismo rector del PCC.
La composición del Secretariado, de 12 integrantes, fue anunciada este martes por el diario oficial Granma, que brindó detalles del V Pleno del Comité Central del PCC realizado el sábado último.
Observadores consideran que la reinstalación del órgano partidista permitirá elevar y agilizar la presencia, así como el poder de decisión, de la única organización política permitida en el país con vista a la eventual sucesión del gobernante, quien el próximo 13 de agosto cumplirá 80 años.
El propio Raúl Castro, primer vicepresidente del país y jefe de los institutos armados, entregó ingredientes que alimentan esas tesis, cuando el 14 de junio aclaró públicamente que "únicamente el Partido Comunista (à.) puede ser el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder (Fidel Castro).
"Lo demás es pura especulación, por no decir otra palabra", remató Raúl Castro, de 75 años, hermano menor del mandatario y quien según la Constitución debe sucederlo en el cargo en caso de muerte o incapacidad.
En su opinión, al agrupar a la "vanguardia revolucionaria", el partido gobernante es "garantía segura de la unidad de los cubanos en todos los tiempos". Raúl Castro, segundo secretario del PCC, integra también el Secretariado, junto a José Machado Ventura y Esteban Lazo, entre otros militantes de extensa trayectoria.
Además, el Comité Central eligió a siete nuevos integrantes de ese órgano, entre quienes figuran Francisco Soberón Valdés, ministro presidente del Banco Central de Cuba.
La vigorización del PCC sigue a varios cambios realizados en los últimos meses en el seno de la organización, incluida la designación de nuevos secretarios en cinco de las 14 provincias en que está dividida Cuba y la sustitución de los ministros de Auditoría y Control, Industria Ligera y Educación Superior.
A la vez, la decisión de restablecer el Secretariado fue anunciada en abril, durante una reunión del Buró Político (la más alta instancia partidista) del Comité Central en la cual también se examinó el caso de Carlos Robinson Agramonte, separado de las filas del PCC con la explicación oficial de que era incapaz "para superar sus errores".
El 21 de junio se supo que Robinson Agramonte, de 49 años y con una carrera de dos décadas en el Comité Central del PCC, fue procesado por el delito de "tráfico de influencias de carácter continuado" y condenado a 12 años de privación de libertad.
Según datos últimos, el PCC cuenta con más de 850.0000 militantes. En tanto, las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) superan los 600.000.
La Carta Magna define al PCC como "fuerza dirigente superior de la Sociedad y el Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista".
Según fuentes consultadas por IPS, entre militantes del partido ha llamado la atención que hasta ahora no se haya informado públicamente sobre la fecha probable del VI Congreso del PCC, postergado desde 2002. El V Congreso se efectuó en 1997.
Esa asamblea, prevista cada cinco años, debe trazar los lineamientos políticos, económicos y sociales del país para el quinquenio siguiente a su realización. Sus resoluciones son definitivas, de obligatorio e ineludible cumplimiento para todo el partido.
Los estatutos del PCC indican que "el congreso examina y señala las vías para la solución de los problemas más importantes de la construcción del socialismo y aprueba los lineamientos y programas estratégicos para el desarrollo económico, social y cultural de la nación".
"Muchos militantes consideran esa cita muy necesaria como espacio de participación de toda la militancia y reclaman ese derecho", comentó una fuente cercana a la agrupación, que prefirió no ser identificada.