Los bombardeos israelíes en Líbano resuenan también en la capital de Siria, atestada de refugiados que huyen de la destrucción del país vecino.
El Centro de Respuesta a los Desastres de la Media Luna Roja en Damasco carece de cifras exactas, pero recibió ya un enorme aluvión de refugiados desde que detonó la crisis, informó a IPS su director, Raed al-Tollin.
"Los sirios ayudan con agua, alimentos y camas", relató. "Alojamos a los refugiados en escuelas, catedrales, residencias estudiantiles y cualquier otro lugar que podamos hallar para ellos."
Una de las mayores dificultades es la falta de alimento para bebés, explicó Tollin. "Hasta ahora nos estamos arreglando para afrontar esta crisis, pero no sabemos cuánto más esperar. A este ritmo, podríamos quedarnos sin nada."
Tollin dijo que él y sus 150 voluntarios continuarán haciendo todo lo que puedan para ayudar a los refugiados "hasta que nos hayamos quedado sin nada o nos hayamos agotado completamente".
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El centro se está quedando sin camas y sin provisiones para la creciente cantidad de personas a las que asiste, agregó una voluntaria de 22 años, Ramez al-Rowaz.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo que al menos 900.000 libaneses fueron desplazados por el bombardeo israelí. Líbano tiene una población de 3,8 millones de habitantes.
"Estamos preparándonos para una larga crisis", dijo Rowaz a IPS mientras le entregaba una rebanada de pan a una familia que acababa de llegar del sur de Líbano.
"Ahora hay orfanatos y escuelas que acogen a la gente, pero el problema es cuánto tiempo podrán permanecer en esos lugares, especialmente cuando las clases comiencen de nuevo", añadió.
Rowaz dijo que el miércoles debió ayudar a más de 100 personas a encontrar alojamiento. Algunas de las primeras 100 que llegaron eran turistas que huían, pero la mayoría de los que llegan ahora son familias libanesas.
"El viaje a la frontera, que solía llevar entre dos y tres horas, ahora insume entre 10 y 12", aseguró Rowaz. "Tenemos centros de asistencia en las fronteras que hacen todo lo que pueden para ayudar a estas personas que sufren."
Hassan Hamdan, un hombre de 60 años que el miércoles abandonó el sur de Líbano, describió una escena de devastación total.
"Los israelíes están bombardeando todo: edificios, hogares, agua, electricidad, todo está destruido", dijo a IPS. "Incluso la Cruz Roja allí fue bombardeada por estos asesinos. Luego bombardearon cerca del edificio de la ONU, cerca de mi casa destruida."
El artículo 48 de las convenciones de Ginebra, de 1949, establece la protección de la población civil.
"Para asegurar el respeto por y la protección de la población civil y de los objetivos civiles, las partes del conflicto en todo momento distinguirán entre población civil y combatientes y entre objetivos civiles y objetivos militares, y, en concordancia, dirigirán sus operaciones sólo contra objetivos militares", estipula.
El bombardeo israelí de infraestructura civil de Líbano es una grave infracción a las convenciones de Ginebra, lo que convierte a la acción israelí en un crimen de guerra.
Hamdan dijo que los ataques israelíes no estaban matando a ninguno de los combatientes del movimiento islámico prosirio chiita Hezbolá, sino que estaban centrados en la infraestructura civil.
"Ellos destruyeron nuestra ciudad", aseguró. "Ellos pensaron que esto nos volvería en contra de Hezbolá, pero ahora todos están con Hezbolá. ¿Cómo podría ser de otra manera?".
Diala Hayda, otra voluntaria que trabaja para la Media Luna Roja en la sede de esta organización en Damasco, dijo a IPS que muchos de los refugiados que ella asiste estaban tan desesperados por irse que no llevaron nada consigo.
"Así que muchos están llegando aquí solamente con la ropa que tienen puesta y algún dinero que tenían en sus billeteras", señaló. "Por supuesto, están desesperados y furiosos."
Muchos son conducidos a refugios en todo Damasco. En un centro establecido por la no gubernamental Asociación Siria de Relaciones Personales, el refugiado Walid al-Hammad describió escenas de total destrucción causadas por los bombardeos israelíes.
"Han cortado las carreteras en pedazos y están bombardeando en todos lados", dijo a IPS. "Nos fuimos ayer, con nuestros seis hijos y nuestros vecinos. Corrimos por nuestras vidas. No queda nada del lugar donde vivimos. Nuestra ciudad está demolida, pero no mataron a ningún combatiente de la resistencia".
Affaf, una madre de 21 años con su bebé de un mes en brazos, se escapó de la centrooriental ciudad libanesa de Baalbek, en el valle de Beka.
"Baalbek está destruida y ellos cortaron nuestra agua y electricidad", relató. "Están bombardeando solamente a civiles, así que ahora la mayoría de los libaneses están con Hezbolá."
Desde que comenzaron los ataques en Líbano, más de 300 libaneses, la vasta mayoría de ellos civiles, resultaron muertos. En Israel las víctimas fatales ascienden a 29, 15 de ellas civiles.