Las ocho explosiones coordinadas que mataron a por lo menos 200 personas en la red de trenes de la occidental ciudad india de Mumbai tuvieron un fuerte impacto en el proceso de acercamiento entre Nueva Delhi e Islamabad.
En una reunión de gabinete el jueves, el consejero de seguridad nacional indio M.K. Narayanan afirmó que había motivos para sospechar de una mano pakistaní detrás de los atentados, perpetrados el martes.
Según informes de prensa, Narayanan habría sugerido que los ataques estuvieron vinculados con la creciente presión del movimiento prodemocrático pakistaní y posiblemente fueron ordenados por elementos que favorecen la continuidad del gobierno militar del presidente Pervez Musharraf.
Inmediatamente después de las explosiones, se inició un escándalo diplomático debido a las declaraciones hechas por el canciller pakistaní Khursheed Mehmood Kasuri en Washington, que parecieron vincular a los atentados con la vieja disputa entre India y Pakistán por la fronteriza provincia de Cachemira.
"Si existen estas disputas, las fuerzas negativas en ambos países pueden culpar al otro país y explotar los sentimientos. De esta forma, no se podrá saber a ciencia cierta" quién está detrás de los ataques, dijo Kasuri a la cadena de noticias televisiva estadounidense CNN.
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"Por eso, yo pienso que deberíamos intentar y aprovechar esta atmósfera (entre los dos países) para resolver las diferencias más sobresalientes, particularmente el tema central de Jannu y Cachemira", añadió.
La cancillería de India calificó de "pésimas" las declaraciones de Kasuri.
Posteriormente, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Pakistán señaló que las afirmaciones de Kasuri habían sido mal interpretadas y que él había "enfáticamente e inequívocamente" condenado el ataque terrorista en Mumbai. "Pakistán no tolera el terrorismo, y está en la vanguardia de los esfuerzos internacionales para combatir esta amenaza", subrayó.
"Creo que Kasuri reflejó la opinión general en Islamabad. Muchos en el gobierno pakistaní piensan lo mismo, pero no lo dicen públicamente", dijo a IPS el director ejecutivo del centro académico independiente indio Análisis de Riesgo Político y en Seguridad, Indranil Banerjie.
Desde 1947, cuando se independizaron del imperio británico, India y Pakistán se disputan el control de Cachemira, una zona rica en petróleo cuya población es mayoritariamente musulmana.
Esas diferencias sirvieron de motivo para tres guerras entre los dos países. Por eso la Organización de las Naciones Unidas estableció en la región una frontera provisional —la llamada línea de control— a través de la cual el intercambio de fuego es frecuente.
En la parte bajo control indio, integrada al estado de Jammu y Cachemira, actúan grupos separatistas que han perpetrado en los últimos años varios atentados.
India acusa a Pakistán de respaldar militarmente a esos guerrilleros islámicos, pero Islamabad asegura que sólo les brinda "apoyo moral y diplomático".
En 2002, luego de estar una vez más al borde de una guerra, iniciaron un proceso de diálogo bajo presión de Estados Unidos, que precisaba a Pakistán en su "guerra contra el terrorismo" en la vecina Afganistán.
Una importante parte del proceso la constituye una serie de medidas para aumentar la confianza entre los dos países, que lograron después de varios años reinaugurar los vínculos de transporte a través de la línea de control.
Banerjie dijo que se podría sospechar de una responsabilidad pakistaní en los atentados de Mumbai si se confirma que los explosivos utilizados eran en base al químico RDX, que sólo es elaborado en determinadas fábricas y a las que en la mayoría de los países sólo el gobierno y los militares tienen acceso.
El químico es estable cuando se lo almacena, pero si se lo combina con otros elementos se puede convertir en uno de los mayores explosivos conocidos.
El jefe de Policía del occidental estado indio de Maharashtra, P.S. Pasricha, sostuvo que, por el "estilo del ataque" (las explosiones se produjeron en ocho trenes diferentes en un lapso de 11 minutos), es posible que la operación haya sido orquestada por el grupo islámico Lashkar-e-Toiba (Soldados de Dios).
Esa organización actúa en Pakistán y está en la lista de Washington de grupos terroristas por sus supuestos vínculos con la red Al Qaeda.
"Es posible que las explosiones estén relacionadas con el hecho de que grupos combatientes, incluyendo a Al Qaeda, ahora consideran a India un aliado de Estados Unidos", dijo a IPS el militar retirado indio Afsir Karim, un reconocido experto en terrorismo.
Karim subrayó que es sabido que Al Qaeda y grupos afiliados están activos en países limítrofes como Pakistán y Bangladesh, y han realizado atentados en Arabia Saudita, Egipto, España, Gran Bretaña y Turquía, naciones aliadas de Washington.
El experto descartó que la disputa por Cachemira sea uno de los motivos de los atentados en Mumbai, y consideró más probable que se deba al acuerdo nuclear alanzado entre Nueva Delhi y Washington.
En julio de 2005, el primer ministro indio Manmohan Singh suscribió un convenio con el presidente estadounidense George W. Bush que facilitaba la reanudación del comercio nuclear civil, obstaculizado por un embargo tecnológico desde que India hizo estallar por primera vez un artefacto atómico en 1974.
Pakistán, que como India no es firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear a pesar de que reconoce poseer armas nucleares, procuró un acuerdo similar con Estados Unidos, pero Washington lo rechazó debido su historial de colaboración en el desarrollo atómico de Corea del Norte, Irán y Libia.