El otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) camina cabizbajo por la contundente derrota sufrida en las elecciones, mientras el oficialista Felipe Calderón y el izquierdista Andrés López Obrador siguen con lupa el escrutinio que definirá cuál de los dos será el nuevo presidente de México.
Hasta ahora, la única certeza plena de los comicios del domingo en su capítulo presidencial es que el candidato del PRI, Roberto Madrazo, quedó en un lejano tercer puesto y que no ganó en ninguno de los 32 estados del país.
Otra es que esa agrupación, que gobernó México de 1929 a 2000, perdió de forma clara en la votación para renovar la Cámara de Diputados y el Senado y designar a tres gobernadores estatales y al alcalde de la capital del país.
El PRI pasó así de ser la primera fuerza legislativa a la tercera. En la Cámara de Diputados, que se instalará en septiembre, pasará de contar 203 de los 500 lugares a sólo 113, mientras que la representación en el Senado de 128 integrantes caerá de los 58 actuales a 37.
Es la primera vez que en la historia del PRI se vive una derrota de tal magnitud. Aunque en 2000 perdió la presidencia a manos del entonces candidato del conservador Partido Acción Nacional, Vicente Fox, lo hizo recibiendo 36,5 por ciento de los votos y manteniendo así la primacía en el parlamento.
En las elecciones del domingo el PRI obtuvo 21,5 por ciento de los votos, según los conteos preliminares.
Tras su clara derrota, los miembros del histórico partido aparecen ahora enfrentados y algunos de ellos sugieren que es el momento de "refundar" la agrupación.
"Nadie duda de que el gran vencido de los comicios es el viejo PRI", que vive ahora la más severa crisis de su historia, señaló a IPS el consultor político Alberto González.
En la orilla de los antiguos opositores, que hasta fines de los años 90 fueron maltratados por el PRI, la situación es diametralmente distinta.
El gobernante PAN pasó a ser la primera fuerza legislativa al crecer su representación en la Cámara de Diputados de 148 a 210 escaños y en el Senado de 47 a 53. Además, ganó las tres gobernaciones en juego, Guanajuato, Jalisco y Morelos.
En el opositor e izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) la situación también es positiva. Retuvieron la alcaldía de la ciudad de México, que administran desde 1997, mientras que en la Cámara de Diputados aumentaron de 97 a 163 escaños y en el Senado de 15 a 37.
Entre los candidatos presidenciales, Calderón del PAN y López Obrador del PRD, recibieron según datos primarios cerca de 29,2 millones de votos de los 42 millones emitidos, con una diferencia a favor del oficialista de apenas 257.532.
Pero esos datos corresponden a un sistema de conteo preliminar de las actas de votaciones, recogidas en cada casilla por 913.00 ciudadanos previamente capacitados, quienes estuvieron acompañados por representantes de los partidos políticos.
El PRD denunció que en ese ejercicio hubo irregularidades, mientras que el PAN, en cambio, dijo confiar plenamente en tal escrutinio.
Desde este miércoles y con límite en el domingo próximo se hará el conteo oficial final, teniendo como testigos a los delegados de los partidos. De este proceso surgirá el ganador que será proclamado por el independiente Instituto Federal Electoral.
Pero las eventuales denuncias de irregularidades que tras el conteo final podrían presentar los partidos, retrasarían el resultado. Las leyes indican que las impugnaciones serán conocidas por el Tribunal Federal Electoral, el que tiene como fecha límite para resolverlas el 31 de agosto.
Desde el domingo y como nunca antes, los mexicanos aguantan la respiración esperando conocer quién será finalmente el reemplazante de Fox, que iniciará en diciembre una gestión de seis años.
Basado en los cómputos previos, Calderón sostiene que no tiene dudas de su triunfo y que el conteo final sólo lo confirmará. López Obrador también asegura que ganó y pidió a la ciudadanía no considerar válido el conteo preliminar, pues a su entender fue manipulado.
En ese marco, el candidato del PAN retó este miércoles a su tenaz competidor a comparar las copias de las actas que el domingo su partido y el PRD obtuvieron y firmaron en cada casilla electoral. Fueron esas actas las que alimentaron el sistema de conteo preliminar.
El líder izquierdista denunció que, de forma "irregular", unos tres millones de votos no habían sido considerados en ese conteo.
El IFE aclaró que se trata de votos registrados en actas, pero que tenían algún problema en su llenado, algo que todos los partidos políticos sabían. Aclaró, además, que tales sufragios sí será incluidos en el conteo final.
No considerarlos en los datos preliminares era parte de un acuerdo suscrito por delegados de los partidos varios meses antes de las elecciones.
Con la inclusión de los datos contenidos en actas que tenían alguna irregularidad, la diferencia de votos entre los candidatos se redujo de 1,04 por ciento a 0,6 por ciento, siempre con ventaja a favor de Calderón.