La organización humanitaria Oxfam Internacional reclamó una rigurosa revisión de los esfuerzos para erradicar el hambre en África, pues considera que la ayuda de emergencia es, a menudo, inadecuada e impuntual.
Además, advirtió esta semana en su informe titulado "El origen del hambre: Perspectivas de la crisis alimentaria en África", las naciones ricas y organizaciones multilaterales a cargo de esa asistencia casi nunca abordan las causas subyacentes del flagelo.
La asistencia humanitaria al continente aumentó de 946 millones de dólares en 1997 a poco más de 3.000 millones de dólares en 2003, pero el hambre sigue siendo un problema agudo en África, según el estudio.
Así lo demuestran las crisis alimentarias que se han sucedido en los últimos meses sólo en la región del desierto del Sahel y en África austral y oriental, consideraron sus autores.
Oxfam sostuvo que los donantes atribuyen, en parte, la insuficiencia o tardanza en la financiación de las campañas de las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a su incapacidad para administrar efectivamente los recursos.
Pero también consideró clave que los contribuyentes aporten 1.000 millones de dólares al Fondo Central de Respuesta de Emergencia de la ONU, para que la asistencia sea "más rápida y equitativa".
La organización también mencionó los inadecuados sistemas de alerta temprana y la falta de atención a los signos que indican la inminencia de una crisis alimentaria entre los factores que demoran una acción paliativa.
Además, señaló que la asignación de fondos puede depender más de la atención de la prensa y de cuestiones políticas que por las necesidades reales.
Además, el informe subraya un "desproporcionado énfasis en donaciones en especie", señalando que esta forma de asistencia sólo resuelve parte del problema que subyace a las crisis alimentarias.
"Aunque la asistencia de alimentos puede desempeñar un rol importante ante las emergencias y salvar vidas, no debe verse como la respuesta inevitable, por defecto, a la inseguridad alimentaria, especialmente donde la pobreza es la principal causa del hambre", sostiene Oxfam.
"Otras soluciones innovadoras como la transferencia de fondos, vales de comida o programas que entregan efectivo a cambio de trabajo pueden ser más apropiadas", añadieron los autores del informe.
La organización mencionó la experiencia de Zimbabwe donde se dio a los agricultores vales para que pudiera comprar semillas en ferias especializadas. Así, lograron cultivos más resistentes y tuvieron una mayor posibilidad de poder cosechar en condiciones difíciles.
Las donaciones de alimentos del exterior pueden obedecer tanto a fines humanitarios como al objetivo de los donantes para deshacerse de excedentes agrícolas, señala Oxfam.
"Inundar a África con alimentos importados de Estados Unidos y Europa no es la mejor forma de mejorar la seguridad alimentaria", dijo a IPS Nicki Bennett, coordinadora regional de Oxfam. "Es más barato y rápido comprar los productos en la región."
La organización también sostiene que las actividades ilegales pueden socavar la efectividad de la asistencia.
"Otro desafío clave es asegurar que las elites corruptas no desvíen la asistencia de emergencia ni los gobiernos u otros sectores la utilicen en beneficio propio. Este es un riesgo específico de las situaciones de conflicto. Los programas de asistencia pueden diseñarse para reducir estos riesgos", indica el informe.
Pero tapar los vacíos que deja el suministro de asistencia de emergencia sólo es una parte de lo necesario para enfrentar la inseguridad alimentaria en África. Es igualmente importante abordar lo que Oxfam denomina como las "causas de raíz" del hambre.
Esas causas incluyen la pobreza, las reglas injustas que rigen al comercio global, los conflictos, las enfermedades como el VIH/sida, el cambio climático y la falta de políticas efectivas para ayudar a las comunidades rurales.
Entre las recomendaciones para abordar las causas subyacentes del hambre, Oxfam aconseja aumentar la inversión a largo plazo en el desarrollo de las áreas rurales hasta alcanzar un mínimo de 10 por ciento del gasto público, en el caso de los estados de la Unión Africana.
Las contribuciones extranjeras deben complementar esos fondos dada la "leve recuperación" que según Oxfam, ha caracterizado últimamente a la asistencia extranjera a la agricultura de África subsahariana, tras años de declive.
La contribución extranjera a la agricultura en África disminuyó en 43 por ciento —de 1.700 millones de dólares a 974 millones, en promedio — entre 1990 y 2002.
"Necesitamos aumentar la productividad utilizando la tecnología moderna, suministrando agua y mejorando la variedad de semillas y la fertilización", sostuvo el director ejecutivo de Instituto Africano de Estudios Agrícolas, Sam Moyo, con sede en Harare.
Las recomendaciones de Oxfam para afrontar las causas de raíz del hambre también apuntan a mayores esfuerzos, africanos e internacionales, para respaldar la paz, al fin del vertido de productos agrícolas de exportación, subsidiados en los países desarrollados, que minan las ventas de bienes locales, y al aumento de financiación de los programas de VIH/sida.
"En 2020, un quinto de la fuerza laboral agrícola en los países de África austral habrá sido alcanzada por el sida" (síndrome de inmunodeficiencia humana), alerta el documento.
El informe de Oxfam señala también que los países ricos y las grandes economías emergentes deben centrarse más en la reducción del calentamiento global y en que África se prepare para enfrentar el cambio climático.
Mientras, los países de ese continente deben abordar la degradación ambiental y planear su propia respuesta en materia ambiental.
"África es el continente más vulnerable al cambio climático a causa de la extrema pobreza y su dependencia en los productos agrícolas que dependen de las lluvias, es decir que aun los cambios de clima más leves pueden tener un fuerte impacto", sostiene el documento.
"Algunos modelos climáticos predicen que, de continuar la actual tendencia, en 2050 la temperatura de África habrá aumentado entre 0,5 y dos grados", añade.
"Un pronóstico creíble estima que África tendrá, en 2080, entre 55 y 65 millones más de personas con riesgo de padecer hambre si las temperaturas globales aumentan menos de 2,5 grados. Esa cifra podría llegar a 80 millones de personas si el incremento de la temperatura es mayor".