Nuevas regulaciones del gobierno estadounidense en su política hacia Cuba interrumpen una destacada labor humanitaria que realizan organizaciones religiosas en esta isla caribeña en favor de sectores más vulnerables de la población.
Disposiciones contenidas en el informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, dado a conocer por Washington el 10 de este mes, impiden al Servicio Mundial de Iglesias (SMI), una agencia del Consejo Nacional de Iglesias de Cristo (CNIC) de ese país, enviar ayuda a este pequeño país caribeño..
Según el texto del gobierno estadounidense de George W. Bush, se endurecerán las regulaciones para la exportación de ayuda humanitaria, a fin de asegurar que "las exportaciones sean consignadas a apoyar la sociedad civil y no a instancias administradas por el régimen (de Fidel Castro) y organizaciones controladas por éste como el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC)".
"Decir eso (que el CIC es controlado por el gobierno) es un desconocimiento intencionado del trasfondo histórico del trabajo de las iglesias cubanas y del Consejo", dijo a IPS la reverenda Rhode González, presidenta de esa institución religiosa y pastora de la Iglesia Cristiana Pentecostal.
El CIC, fundado en 1941, aglutina actualmente a 43 instituciones, entre iglesias, organizaciones ecuménicas y asociados fraternales como la comunidad hebrea, unidos en torno a una "acción de servicio", no sólo de evangelización, explicó González.
La labor desplegada en todo el país por el CIC abarca desde proyectos de huertos comunitarios y el uso de energías renovables, hasta apoyo de todo tipo a personas de la tercera edad o con diferentes discapacidades y ayuda a damnificados por huracanes u otro tipo de desastres.
"Esas acciones se verán limitadas al faltar las ayudas humanitarias", lamentó la religiosa, quien afirmó que el SMI ha sido "por más de 60 años una fuente (de recursos) muy estable y dinámica", pues ante "cada necesidad, reacciona con mucha rapidez y efectividad".
González aclaró que la institución que dirige es autónoma en sus decisiones, aunque para cumplir su misión las iglesias deben tener determinadas relaciones de trabajo con instituciones gubernamentales.
"Para nosotros es normal y lógico interactuar con todas las organizaciones que forman parte de la vida de la nación. Tenemos una concertación que parte de llegar a los sectores que más lo necesitan y en el momento adecuado", recalcó.
A modo de ejemplo, la religiosa relató que el Consejo recibe anualmente unas 400 sillas de rueda de organizaciones extranjeras como la Joni And Friend (Joni y sus amigos), de Dallas, en el meridional estado estadounidense de Texas, que en la isla son distribuidas a través de la Asociación cubana de limitados físico-motores (ACLIFIM), con más de 60.000 asociados.
"Estamos temiendo que también esto se interrumpa", dijo González, primera mujer en ocupar la presidencia del CIC desde que este fuera fundado. Según dijo, los problemas con la asistencia que recibe esa institución desde Estados Unidos comenzaron en 2004, cuando la Comisión para una Cuba Libre emitió su primer documento.
En ese sentido, la religiosa reconoció que hasta ese momento, el conflicto de más de cuatro décadas entre Washington y La Habana no tuvo impacto en las relaciones del CIC con las iglesias de Estados Unidos.
"Como cristianos, tenemos el mandato de amar y servir (à ), pero como Iglesia, no debemos permitir que nuestra acción se vea restringida por las tensiones de los poderes de este mundo", señaló González.
En declaraciones desde Washington a algunos periodistas de la prensa extranjera acreditada en La Habana, Caleb McCarry, designado Coordinador para la Transición y Reconstrucción de Cuba, aseguró que la política de su país ha sido la de apoyar el envío de ayuda humanitaria directamente a organizaciones religiosas en Cuba.
"La medida incluida en el informe es consistente con esta política. Lo que dice sencillamente es que sí se puede enviar esa ayuda humanitaria directamente a las iglesias en Cuba, pero no destinar esa ayuda a organizaciones como el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), que son del régimen" de Castro, afirmó.
McCarry contestó preguntas durante una videoconferencia convocada la semana pasada por la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana para dar a conocer el abultado informe sobre Cuba.
La recomendación de aislar al CIC fue impugnada de inmediato por el Consejo Mundial de Iglesias, que, en carta al presidente Bush, consideró el caso como "una grave violación de la libertad religiosa y una flagrante y agresiva interferencia en los asuntos religiosos".
El informe de la Comisión, presentado por la administración estadounidense como complemento del plan para una transición en la isla aprobado por Bush en 2004, solicita la creación de un fondo de 80 millones de dólares para apoyar a la sociedad civil, en los próximos dos años.
Ese primer aporte, destinado exclusivamente a aquellas organizaciones de oposición al gobierno de Castro, debe completarse con no menos de 20 millones de dólares anuales hasta la "caída" del sistema socialista vigente en Cuba.
El texto propone investigar el destino de exportaciones cubanas, impedir el envío de remesas de dinero por terceros países, limitar los viajes de religiosos y revisar las reglas de ventas de equipos médicos estadounidenses a Cuba para que no sean utilizados en los programas de asistencia de salud de este país en el exterior.
Asimismo, sugiere crear un grupo de trabajo para garantizar una mejor aplicación de las sanciones económicas, formar una coalición de países para fomentar la transición en Cuba y contactar a naciones donantes e instituciones multilaterales de crédito, a fin de crear un "fondo multimillonario" de apoyo a un futuro gobierno democrático en la isla.