COMERCIO: Lamentos por Doha

– El eco de la muerte de las negociaciones de la Ronda de Doha sigue propagándose difusamente desde que sobrevino el lunes, a pesar de que todavía nadie le ha extendido a esa instancia de la OMC una partida formal de defunción.

El cuerpo llamado a certificarla, el Consejo General de la OMC (Organización Mundial del Comercio), evitó pronunciarse de manera formal en su reunión de este jueves en Ginebra.

Sin embargo, al cabo de la sesión quedó en claro que la suspensión de las negociaciones —no la conclusión como reclamaban activistas de la sociedad civil— ha sido adoptada por el Consejo General, la máxima autoridad de la OMC durante los períodos de receso de la conferencia ministerial.

El portavoz de la OMC, Keith Rockwell, explicó que el Consejo General "no aprobó una decisión formal" sobre la suerte de las negociaciones nacidas en la cumbre ministerial de 2001 en Qatar.

Sin embargo, la suspensión fue convenida "como reconocimiento de la realidad" luego de que los seis negociadores clave, que son Australia, Brasil, Estados Unidos, India, Japón y la Unión Europea, se retiraron de las discusiones del fin de semana pasado en Ginebra.

Por otra parte, "nadie objetó" la idea de la suspensión, resaltó Rockwell.

Si el tránsito de las negociaciones ahora parece más preciso, la suerte de la Ronda de Doha y de otros temas de la agenda comercial de la OMC se mantienen aún en una nebulosa.

El director general de la OMC, el francés Pascal Lamy, mencionó que la interrupción permitirá que los participantes, los 149 estados miembro de la institución, se enfrasquen en "reflexiones serias que eran claramente necesarias".

Desde sus comienzos, la Ronda de Doha tropezó con diferencias insalvables entre los intereses de las naciones industrializadas y de los países en desarrollo, principalmente en cuestiones de protección a la agricultura y a la industria.

En esas condiciones, el proceso de negociación incumplió plazos sucesivos que habían sido establecidos por los representantes hasta que esta semana se hizo evidente que tampoco observarían el último término que se habían fijado, con vencimiento a fines de este año.

A pocas horas de la infausta noticia, los estados miembros no atinan a sugerir alternativas para retomar el proceso. El propio Lamy reconoció que se abstiene de proponer nuevos plazos o una fecha para reanudar las actividades de los grupos negociadores.. "No creo que eso sea posible hoy", aceptó.

Respecto de los avances alcanzados en las negociaciones, Lamy confió que serán conservados hasta el momento en que se reanuden. El director de la OMC recomendó a los estados parte que eviten los cruces de acusaciones, como han hecho en los últimos días los negociadores de Estados Unidos y de la Unión Europea en relación con la responsabilidad de esta frustración.

Las reacciones de los países en desarrollo han sido distintas, enfocadas en su mayoría a los efectos perjudiciales que la suspensión de las negociaciones tiene para las naciones más pobres.

Por ejemplo, las cuatro naciones que propician la Iniciativa sectorial en favor del algodón, Benin, Burkina Faso, Chad y Malí, expusieron las consecuencias económicas y sociales de esa interrupción.

Desde que el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, expusiera el problema ante la OMC en junio de 2003, esos cuatro países productores de algodón han librado una campaña contra las subvenciones que Estados Unidos otorga a sus 25.000 productores de ese cultivo.

En Africa central y occidental suman 10 millones las personas las que dependen de la producción de algodón y otros muchos millones más los ligados de manera indirecta, observó un estudio de Oxfam, la organización no gubernamental que acompañó la campaña de los cuatro países.

Los cultivadores de algodón estadounidenses reciben subvenciones por un monto superior a todo el producto interno bruto de Burkina Faso, donde dos millones de personas viven de esa actividad.

La suma destinada a subvencionar esos agricultores de Estados Unidos es tres veces superior a todo el presupuesto de ayuda al desarrollo que ese país destina a los 500 millones de africanos.

Argumentos como esos conmovieron en los últimos años a los estados miembros de la OMC y consiguieron que en la sexta conferencia ministerial de la organización, celebrada en diciembre pasado en Hong Kong, se aprobaran disposiciones para modificar esos desequilibrios.

La conferencia de la OMC resolvió que todas los subsidios a las exportaciones de algodón deben cesar a fines de este año. Respecto del apoyo interno, se determinó que las reducciones de esas formas de sostén a los agricultores que distorsionan el comercio serán superiores a los recortes que se introduzcan en general a todo el apoyo interno a la agricultura.

Por otro lado, los países menos adelantados exportadores de algodón recibirán un tratamiento de acceso libre de aranceles y de cuotas para sus exportaciones.

Sin embargo, estas disposiciones para aliviar a los países africanos productores de algodón quedarán congeladas mientras perdure la suspensión de las negociaciones de Doha.

En esta situación, todo el mundo teme que se pierdan esos progresos alcanzados, dijo Abdoulaye Sanoko, representante de Malí ante la OMC, en declaración a IPS.

El director de la OMC recomendó que ninguna de las propuestas presentadas para resolver el desequilibrio que soportan los países africanos productores de algodón "sea retirada de la mesa" durante el período de suspensión de las negociaciones de Doha.

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