La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, aprovechará un alto de la cumbre del Mercosur de esta semana en Argentina para reunirse con el anfitrión, su par Néstor Kirchner. Analizarán las relaciones bilaterales, afectadas por culpa del gas natural y los combustibles para vehículos.
"Argentina y Chile tienen hoy una relación de buenos vecinos, pero no de aliados estratégicos, como se venía planteando desde hace varios años", según Guillermo Holzman, especialista en relaciones internacionales de la estatal Universidad de Chile.
Ese cambio se debe al impacto que han tenido en Chile los aumentos, dispuestos por Argentina a comienzos de este mes, del valor del gas natural que le exporta y del precio de los combustibles en las estaciones de servicio fronterizas para los vehículos extranjeros, explicó a IPS el experto.
El aumento del costo para Chile del gas natural es para compensar el incremento del precio de ese combustible que Argentina le compra a Bolivia, como consecuencia principal de la nacionalización de los hidrocarburos anunciada el 1 de mayo por el presidente de ese país, Evo Morales, sólo menos de cuatro meses después de haber asumido el cargo.
Esa medida motivó la visita urgente a Buenos Aires el 7 de este mes de la ministra de Minería y Energía de Chile, Karen Poniachik, para reunirse con su par de Planificación de Argentina, Julio de Vido, y estudiar alternativas para hacer frente a los nuevos valores sobre los casi 15 millones de metros cúbicos diarios de gas que compra Santiago.
El día 10, además, se conoció la autorización para poder incrementar los precios de los combustibles en puestos de venta de las fronteras de Argentina para vehículos con patente del exterior. Una resolución que enojó al gobierno de Bachelet en especial porque no fue informada la delegación que había estado en Buenos Aires apenas horas antes.
"Los países pueden tomar decisiones internas. Sin embargo, a nosotros no nos parece comprensible ni que vaya en la dirección de una mejor integración", dijo de inmediato Bachelet.
La mandataria se mostró sorprendida por la actitud de Kirchner, quien hace menos de cuatro meses la llamó "amiga" al recibirla en la primera visita al exterior después de reemplazar el 11 de marzo a Ricardo Lagos.
Pero su canciller, Alejandro Foxley, fue más duro aún al calificar el aumento de "discriminatorio" y afirmar que Kirchner tenía un "doble discurso" en materia de integración. También advirtió que así se "complicaba una relación de alianza estratégica mantenida hasta ahora y que ha funcionado muy bien", pese a los recortes en el suministro de gas desde 2004.
Parlamentarios chilenos, tanto de la coalición centroizquierdista de gobierno como de la oposición derechista, también se sumaron a las críticas a Argentino.
Mientras el senador Juan Antonio Coloma, del ultraconservador Partido Unión Demócrata Independiente, exigía reclamar el asunto ante la Organización Mundial de Comercio, el diputado Jorge Tarud, del cogobernante Partido Por la Democracia, llamaba a boicotear el turismo argentino.
En medio de la ofuscación, incluso se propuso "llamar a consulta" al embajador de Santiago en Buenos Aires y gravar especialmente algunos productos argentinos.
Según cifras del Servicio Nacional de Turismo de Chile, en 2005 viajaron a Argentina por vía terrestre más de un millón de personas, los cuales gastaron en promedio 36,4 dólares diarios. Y en lo que va de este año ya van 635.000 personas.
Por esta razón, los comerciantes argentinos han manifestado su preocupación por la decisión de su gobierno, especialmente los de la fronteriza ciudad de Mendoza.
Ante este escenario, Bachelet anunció que llevaría el diferendo tanto a la reunión del Mercosur (Mercado Común del Sur), que se realizará este jueves y el viernes en la central ciudad argentina de Córdoba, como a la Comunidad Sudamericana de Naciones, integrada por los 12 países de esta región.
El Mercosur está conformado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, como miembros pleno, y tiene como países asociados a Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
"La reunión del Mercosur representa una oportunidad para debatir el tema de la integración, en la cual los países de la región deberían manifestar claramente qué están dispuestos a hacer" en pos de ella, planteó Holzman.
"También debería fijarse una agenda de futuro, donde se trate uno de los temas que más preocupa, como es la energía, que no es solamente una debilidad de Chile sino también de Argentina", apuntó el académico..
No obstante, el diputado Tarud, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja, dijo a IPS no tener muchas expectativas en torno al encuentro de esta semana entre Kirchner y Bachelet, dado que "al presidente argentino sólo le interesa tomar medidas populares al interior del país para ser reelegido en 2007".
A pesar de ello, considera que la reunión puede ser un buen momento para "sostener un diálogo cordial y franco". "En Argentina hay mucha gente razonable que cree que la actitud de su presidente es inadecuada y que está dañando el prestigio de su país. La presión ciudadana puede revertir el actual escenario", puntualizó.
Tal vez sin preverlo, Kirchner agravó aún más el complicado momento que atraviesa Bachelet en su propio país, una de cuyas muestras fue la decisión de remover a los ministros de Interior, de Economía y de Educación cuando sólo lleva cuatro meses de gobierno.
Las últimas encuestas dan una caída de popularidad de la presidenta, la primera en la historia de Chile, de 18 puntos porcentuales en dos meses al quedar en 44 por ciento de aprobación de los consultados.
El primer gran conflicto que afrontó Bachelet fue la fuerte movilización de los estudiantes secundarios en mayo en demanda de cambios en el sistema de enseñanza. A ello se le sumó una ola de mediáticos hechos delictivos y protestas ciudadanas de reclamo de "mano dura", aún cuando las cifras no revelan un aumento de los delitos.
Finalmente, la semana pasada el gobierno de Bachelet quedó mal parado ante el intenso temporal que azotó al centro y sur del país, que dejó 21 personas muertas, una desaparecida y más de 25.000 damnificadas. En este caso, hubo críticas por la falta de coordinación entre las autoridades y la tardanza en la entrega de la ayuda.
Según Holzman, Chile no puede oponerse a las medidas tomadas por Argentina, porque son decisiones soberanas, pero sí puede manifestar que éstas no contribuyen a la integración entre ambos países y no se condicen con un clima de cooperación.
A su juicio, Bachelet debería fortalecer la integración regional, a través del establecimiento de vínculos más cercanos y potentes con sus vecinos, pero dejando en claro que ésta se logra cuando los beneficios son para todos y no sólo para algunos.
En estos momentos, Santiago está concentrado en aminorar lo más posible el impacto del alza en el precio del gas importado, aunque se estima que el recargo lo asumirían las empresas distribuidoras del hidrocarburo.
La ministra Poniachik todavía está a la espera de que se oficialice el decreto en Argentina para confirmar la magnitud del alza del valor del gas natural.
De todas maneras, en una entrevista transmitida por el canal de televisión estatal el domingo pasado, Bachelet señaló que para su gobierno la "seguridad energética es fundamental".
"Es un tema de seguridad nacional", apuntó, para luego indicar que trabaja para que el país sea finalmente independiente en materia energética a partir de 2008, lo que se lograría a través de mayor eficiencia y diversificación de fuentes. (