VENEZUELA-EEUU: Puente sobre petróleos turbulentos

El presidente Hugo Chávez usa las enormes reservas petroleras de Venezuela para ganar la simpatía de los pobres de Estados Unidos, en medio de la escalada de intensos ataques retóricos que intercambia con el gobierno de George W. Bush.

Citgo, subsidiaria de la petrolera estatal venezolana PDVSA, ofrece a comunidades pobres de ocho estados de Estados Unidos descuentos de hasta 60 por ciento en el precio del combustible para calefacción, en el marco de un programa al que sus críticos califican de "petrodiplomacia".

La mayoría de los políticos locales estadounidenses, desesperados por reducir elevado precio de la energía para sus electores, han aplaudido el programa, que, según Citgo, ha beneficiado a más de 180.000 hogares.

La operación ganó renombrados simpatizantes, como el ex diputado de Massachussetts Joe Kennedy. En Nueva York, el poderoso congresista Charles Rangel facilitó la ampliación del programa al norte del área de Manhattan.

Citgo firmó con tres organizaciones sin fines de lucro del Bronx, otra populosa zona de Nueva York, un acuerdo para la entrega de 19 millones de litros de combustible de calefacción a un precio 45 por ciento inferior al del mercado.
[related_articles]
La firma señaló que ese acuerdo representará un ahorro de cuatro millones de dólares a los 8.000 hogares de bajos ingresos que, según sus previsiones, se beneficiarán del plan.

El programa de combustible barato comenzó a fines del año pasado, en un esfuerzo por ayudar a las familias pobres de Estados Unidos para que afronten el frío invierno y los elevados precios del petróleo, aseguró Citgo.

El gobierno venezolano indicó que el programa le cuesta relativamente poco a la subsidiaria de PDVSA, porque el petróleo es suministrado de modo directo, sin el costo que implican las grandes ganancias de los intermediarios.

Pero no todo fueron rosas para el programa venezolano de "petróleo para los pobres".

Citgo propuso en octubre de 2005 a las autoridades municipales de la septentrional Chicago sustituir para la calefacción hogareña el habitual diesel por petróleo, que solo usa una pequeña fracción de las familias de la ventosa ciudad.

A cambio, ofreció un descuento de 40 por ciento sobre 27.360 millones de litros de diesel destinados a los autobuses públicos de Chicago.

Aunque el acuerdo podría haberle ahorrado a la ciudad unos 15 millones de dólares, la oferta fue rechazada por las autoridades de tránsito por objeciones de funcionarios electos y sindicatos.

Lejos de arredrarse, Chávez le informó a una delegación de Chicago que, además de beneficiar a los consumidores con el 40 por ciento de descuento, Citgo apenas destinaría a sus gastos 30 por ciento de sus ganancias.

El 30 por ciento restante se asignaría a un fondo especial de ayuda a desempleados para el establecimiento de cooperativas, cuya producción sería luego importada por Venezuela, sugirió Chávez.

La idea fue aplaudida por Joe Kennedy, integrante de la delegación estadounidense en Caracas y figura clave en la aprobación del programa de petróleo para calefacción en la nororiental ciudad estadounidense de Boston, a través de la firma sin fines de lucro Citizens Energy Corporation.

Chávez también anunció que los actuales 152 millones de litros del programa se duplicarían el año próximo. "Nadie debería creer que esto es sólo un interés momentáneo", dijo a la organización. "Váyanse tranquilos y díganles a los vecinos de las comunidades que ustedes representan que el programa continuará: apenas ha comenzado", agregó.

El presidente de Venezuela insistió en que el programa no fue diseñado para comprar apoyo en Estados Unidos, como muchos críticos alegaron, sino que es más bien un ejemplo de responsabilidad corporativa.

Citgo obtiene grandes ganancias en Estados Unidos, y ahora las "devuelve" a las comunidades en las que hace negocios, explicó.

Estados Unidos "no tiene objeciones" a los ofrecimientos de Citgo, aseguró el Departamento de Estado (cancillería). De todos modos, recrudece la guerra de palabras y de trabas comerciales del gobierno de George W. Bush contra Chávez y sus aliados, principalmente Cuba y Bolivia.

El exaltado Chávez lanzó una cantidad de polémicas iniciativas a las que el gobierno de Bush debe responder.

Entre otras, propuso un nuevo pacto de libre comercio entre Venezuela, Cuba y Bolivia. Se comprometió a ayudar al presidente boliviano Evo Morales con 1.500 millones de dólares en inversiones de energía. También dejó en claro que su país seguiría siendo un proveedor confiable de petróleo para su modelo de gobernante, el presidente cubano Fidel Castro.

Chávez también amplió su distancia del gobierno de Bush al desacreditar su discurso según el cual el programa nuclear de Irán encubre esfuerzos secretos para fabricar una bomba atómica. "Ni Estados Unidos ni nadie más tiene derecho a prohibir que un país tenga energía nuclear", dijo el presidente venezolano en Londres.

El mandatario latinoamericano reiteró la advertencia de que cualquier ataque militar contra Irán dispararía los precios del crudo a más de 100 dólares el barril, así como una enorme escalada militar en Medio Oriente. Y llamó "terrorista" a Bush.

La represalia del gobierno estadounidense no se hizo esperar: anunció que dejaría de vender armas a Venezuela, con el argumento de que Chávez no apoya los esfuerzos antiterroristas, según el Departamento de Estado.

Venezuela no perdió tiempo en replicar que compraría a los rusos y vendería su flota de aviones de combate hechos en Estados Unidos, que son poco más que un montón de chatarra, dado que durante algún tiempo no recibió partes para repararlos.

No dispuesto a quedar fuera de la controversia, el Congreso legislativo estadounidense exigió una investigación.

El presidente del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes, Joe Barton (quien al igual que Bush pertenece al Partido Republicano y procede del meridional estado de Texas), anunció que iniciaría una investigación sobre posibles violaciones a las leyes antimonopólicas por parte de Citgo.

La campaña electoral de Barton ha recibido unos dos millones de dólares en contribuciones de la industria estadounidense de la energía.

El periódico The New York Daily News informó el 23 de febrero que Barton intimó a Citgo, por medio de una carta dirigida a su sede en Houston, para que presentara todos los registros, minutas, correos electrónicos e incluso calendarios de escritorio relacionados con el nuevo programa de suministro de petróleo para calefacción a comunidades estadounidenses pobres.

"El venezolano belicoso decidió entrometerse en la política energética estadounidense, y pensamos que podría ser instructivo saber cómo", dijo a The New York Times un colaborador de Barton, Larry Neal.

Pero el diputado Ed Markey, del opositor Partido Demócrata, dijo estar estupefacto por la investigación iniciada por Barton. "Los republicanos están en otro planeta en lo relativo a la política energética", dijo.

En lugar de hacer algo para atender la disparada de precios del petróleo, opinó Markey, el oficialismo inspecciona "una donación caritativa de petróleo para calefacción que aliviar el sufrimiento de unos pocos miles de familias estadounidenses".

El secretario (ministro) de Energía de Estados Unidos, Samuel Bodman, pareció coincidir. Dijo a la cadena de televisión CNN que el gobierno no tiene ningún cuestionamiento al ofrecimiento de "petróleo para los pobres" formulado por Venezuela.

"Lo vemos como filantropía corporativa", señaló Bodman. Sus declaraciones llevaron a algunos medios de prensa a interpretar que Bodman olvidó su oficialismo en su otro traje.

Aunque Chávez se convirtió en el rostro más reciente del populismo latinoamericano, el fenómeno tiene una larga historia en la frontera sur estadounidense.

Expertos en política latinoamericana alientan tanto a Bush como a Chávez a reducir su desbordada retórica y la diplomacia del "ojo por ojo" que, sostienen, solamente puede separar aún más a Estados Unidos de sus vecinos meridionales.

El otro temor de los observadores es que el gobierno de Bush eleve a los populistas latinoamericanos a la categoría de héroes, con su habitual apoyo a las grandes compañías petroleras y actuando como si cada extravagancia de Chávez desatara una crisis similar a la que desató en 1962 el envío de misiles de la Unión Soviética a Cuba.

Mientras presta atención a los discursos, argumentan, Washington sigue sin atender las necesidades urgentes de América Latina.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe