Thaksin Shinawatra se niega a desaparecer en las sombras y conformarse con el título de «ex primer ministro de Tailandia». Su deseo de mantener las manos firmes en las palancas del poder amenaza con desencadenar una batalla política sin precedentes en los meses venideros.
Las páginas de la prensa local reflejan la preocupación por posibles enfrentamientos entre oponentes y simpatizantes de Thaksin, quien en abril anunció que no se postularía para un tercer período como primer ministro, pero que en las últimas semanas ha dado indicios de haber cambiado de opinión.
"Las divisiones sobre el futuro político de Thaksin Shinawatra causan gran preocupación entre defensores de los derechos humanos y académicos, quienes temen que la situación empeore, hunda al país en una crisis aun más grave y, posiblemente, derive en una violencia generalizada", escribió Pradit Ruangdit en la edición del jueves del periódico Bangkok Post.
Por su parte, el analista Avudh Panananda señaló en el diario The Nation que, "mientras los políticos se resisten a marginar a Thaksin, las tensiones comienzan a resurgir". "Hay un grave peligro a la vuelta de la esquina", alertó.
Muchos temen que lo por venir supere la crisis política que azotó a este país de Asia sudoriental entre febrero y abril, cuando decenas de miles de personas, en su mayoría de clases medianas y bajas, salieron a las calles de Bangkok para exigir la renuncia de Thaksin, a quien acusaban de corrupción, nepotismo y abuso de poder.
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Analistas que hablaron con IPS apelaron a expresiones dramáticas para ilustrar la batalla interna desencadenada ante la posibilidad de que Thaksin permanezca en la escena política.
"Es una lucha titánica. Un gran lucha entre el viejo y el nuevo orden que Thaksin representa", dijo el politólogo Thitinan Pongsudhirak, de la Universidad Chulalongkorn, de Bangkok.
"Thaksin es el objetivo de los grupos de la oposición. Quieren expulsarlo del poder. Algunos extremistas lo quieren sacar de la política por las buenas. Otros quieren echarlo del país", añadió.
Una serie de demandas judiciales presentadas por los oponentes al primer ministro, enfrentamientos abiertos frente a oficinas de gobierno, acusaciones públicas de parte de académicos en seminarios y generalizados rumores de un golpe de Estado son algunos de los elementos que confluyen en la crisis.
Un importante líder del gobernante partido Thai Rak Thai (Tailandeses Aman a los Tailandeses, TRT) admitió en una entrevista que Thaksin, de 56 años, no tiene ningún apuro para irse.
"Va a mantener el rumbo y a competir en las próximas elecciones", dijo Suranand Vejjajiva, parlamentario del TRT y cercano a la oficina del primer ministro.
El martes, el gobierno provisional aprobó los planes para celebrar nuevas elecciones generales el próximo 15 de octubre, las segundas este año luego de que el Tribunal Constitucional declaró nulos los resultados de las realizadas en abril, por considerar que su organización fue "inapropiada e injusta".
Thaksin había llamado a realizar esos comicios tras anunciar que daría un paso al costado para permitir una salida a la crisis derivada de las protestas callejeras contra su administración.
El 9 de este mes se conocerán los verdaderos planes de Thaksin para su futuro político, ya que ese día vencerá el plazo para que se presenten los candidatos de las próximas elecciones.
Muchos se preguntan si, ante la crisis, el TRT sufrirá una fractura. Pero el secretario general del partido, Suriya Jungrungreangkit, descartó esa posibilidad. "Desde el último llamado, todos los miembros del partido están presentes y nadie se quiere ir de la fuerza política gobernante", le dijo a The Nation.
Los políticos tailandeses son célebres por su costumbre de romper filas en vísperas de elecciones generales y sumarse a otros partidos, estimulados por incentivos económicos o por las posibilidades de triunfo de alguna fuerza política en particular. La ideología rara vez incide en sus decisiones.
El TRT es un ejemplo de esta tradición. Thaksin, un multimillonario de las telecomunicaciones, fundó ese partido en julio de 1998 y pronto atrajo nuevos y viejos rostros de la política, así como a líderes de la industria, mediante incentivos económicos.
Ese partido pagaba 5.000 dólares como "subvención mensual" a sus parlamentarios durante su primera legislatura, escribieron Duncan McCargo y Ukrist Pathmanand en su libro "The Thaksinisation of Thailand" ("La 'Thaksinización' de Tailandia").
Fue en su primer período de gobierno, tras la victoria en las elecciones de 2001, que Thaksin comenzó a reformar el panorama político tailandés. Él mismo anunció su intención de gobernar Tailandia como una empresa con él como director ejecutivo.
Pero, mientras los pobres, que constituyen la mayoría de los 64 millones de tailandeses, aplaudían las políticas económicas del TRT, que giraban hacia el "Estado de bienestar", la elite política tradicionalista criticaba a Thaksin.
Las elecciones de 2005 fueron aun más dulces para el líder del TRT. Su partido obtuvo la mayor victoria en la historia tailandesa, al ganar 377 de las 500 bancas del parlamento. De esta manera, Thaksin se convirtió en el primer gobernante en completar su período de cuatro años y en ser reelecto en forma consecutiva.
Tailandia sufrió 17 golpes de Estado desde que declaró su independencia en 1932, y el cargo de primer ministro ha sido ocupado por militares en 46 de los últimos 73 años.
Pero, si bien los resultados de las elecciones de 2005 significaron consolidación política en un país caracterizado por coaliciones de gobierno inestables, algunos simpatizantes del TRT los recibieron con preocupación.
"Había temor de que (Thaksin) utilizara los resultados para consolidar su poder por todos los medios disponibles, en vez de usarlos para fortalecer la democracia", indicó a IPS la vicedirectora de la organización no gubernamental Focus on the Global South (Enfoque en el Sur Global), Chanida Chanyapate.
"Estaba más interesado en construir su imperio político", añadió..
Chanyapate admitió que impedir la permanencia de Thaksin en el poder es una tarea muy difícil, ya que "nunca hubo un partido tan poderoso como el TRT en la historia tailandesa, y él invirtió mucho para crearlo".
En pocas palabras, "Thaksin es el TRT", sentenció.