Autoridades de Afganistán, de Pakistán y de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) acordaron en Doha clausurar cuatro campamentos para afganos en territorio pakistaní.
Durante tres días esta semana, los delegados trabajaron en los detalles para el cierre de los campamentos de Katcha Garhi y Jalozai, en la provincia de la Frontera Noroccidental, y de Girdi Jungle y Jungle Pir Alizai, en la meridional de Balochistán.
Katcha Garhi, ubicada en las afueras de Peshawar, capital de la Frontera Noroccidental, y los dos campamentos en Balochistán serán clausurado a fines de julio, mientras que Jazolai será evacuado en 2007.
Los cerca de 1,5 millones de refugiados en esos cuatro centros regresarán a Afganistán o serán trasladados a otros campamentos.
Mientras, el ministro de Asuntos Fronterizos de Pakistán, Sardar Yar Muhammad Rind, anunció que el gobierno diseñó un plan de tres años para la clausura de más campamentos y la repatriación voluntaria de los refugiados afganos. El programa espera la aprobación de un comité del gabinete.
[related_articles]
Los campamentos estaban destinados al cierre desde hacía ya varios meses.
«La verdad es que, dado que las relaciones entre Afganistán y Pakistán todavía están crispadas, y ante la creciente competencia sobre el espacio y los recursos naturales, es tiempo de que los refugiados consideren regresar a su país bajo un plan voluntario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas)», sostuvo en marzo el periódico The Dawn.
Según un censo de 2005, más de tres millones de afganos viven en Pakistán. La mayoría, 57 por ciento, están en la Frontera Noroccidental, 25 por ciento en Balochistán, siete por ciento en Punjab, cuatro por ciento en Sindh y el resto de en áreas septentrionales y en la provincia de Cachemira, disputada con India.
La llegada de refugiados a Pakistán comenzó con la invasión soviética a Afganistán en 1979. Los campamentos de Katcha Garhi y Jalozai, unos 50 kilómetros al este de Peshawar, fueron creados un año después.
Al principio, las tiendas de campaña eran la modalidad de vivienda predominante en ambos centros.
Pero para 2001, cuando el movimiento islamista afgano Talibán fue desalojado del poder por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, Katcha Garhi se había convertido en una aldea de casas de adobe donde las personas se habían instalado definitivamente, sin intenciones de regresar a su país.
En 2001, unos 75.000 afganos vivían en Katcha Garhi y otros 72,000 en Jalozai. Para 2004, cuando Acnur comenzó a supervisar la repatriación de refugiados, el número de habitantes en Jalozai se redujo a 50.000. Pakistán procura cerrar los campamentos desde 2002.
En la reunión de Doha, las tres partes coincidieron en que la repatriación voluntaria debe ser la solución para los refugiados, además de la importancia de brindar asistencia para la integración social de estos en su país de origen.
También destacaron que las autoridades afganas deberían incluir iniciativas para la integración de los refugiados en sus planes nacionales de desarrollo.
Actualmente, a cada refugiado se le ofrece entre cuatro y 37 dólares para viajar a su país, y 12 dólares adicionales como asistencia inicial.
Los que no desean volver tienen la opción de ser trasladados a alguno de los 10 campamentos ubicados en los distritos de Alto Dir, Bajo Dir, Bannu, Hangu, Kohat y Chitral, pero eso significará para ellos empezar de cero, alertó Vivian Tan, portavoz de Acnur.
Más de 67.000 refugiados afganos han dejado Pakistán desde marzo de 2006. Unos 2,8 millones retornaron gracias a un programa iniciado en 2002, y otros 2,5 millones siguen viviendo en Afganistán.
En noviembre, Pakistán será sede de una reunión ministerial sobre la problemática de los refugiados auspiciada por la Organización de la Conferencia Islámica. Por su parte, la comisión tripartita tiene previsto reunirse otra vez en agosto.
Los refugiados afganos que decidan regresar se podrán beneficiar de un nuevo programa que será dirigido en forma conjunta por el Comité Internacional de Rescate, el italiano Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo y el Consejo Noruego para los Refugiados.
Financiado por la Unión Europea, el Programa de Apoyo a las Comunidades y para la Facilitación del Regreso tiene previsto beneficiar a más de 146.000 refugiados en la provincia de la Frontera Noroccidental y en las llamadas Áreas Tribales Administradas Federalmente durante más de 18 meses.
Este programa brindará información, asistencia legal y protección a los refugiados para ayudarlos a tomar sus decisiones sobre la repatriación.
Muchos refugiados afganos carecen de la información necesaria para decidir si les es conveniente regresar a su país. Ignoran la situación de seguridad y las perspectivas de trabajo que hay en Afganistán.
* Publicado por IPS en convenio con la agencia de noticias afgana Pajhwok Afghan News.