El opositor Partido Islámico de Malasia (PAS) intenta acercarse a la población no musulmana con promesas de «justicia e igualdad» de cara a las próximas elecciones en 2007, pero las minorías aún le temen a su plan de crear un estado regido por la ley mahometana.
Los seguidores de otras religiones, que conforman más de 40 por ciento de los 26 millones de malasios, ansían cambios políticos profundos, pero todavía están lejos de ceder a la seducción del PAS.
La Constitución de Malasia reconoce al Islam como religión oficial, pero permite la libertad de cultos en una población conformada por más de 60 por ciento de malayos, 24 por ciento de descendientes de chinos, en su mayoría budistas o cristianos, y ocho por ciento de indios, de confesión hindú.
El objetivo del PAS es convencer a los no musulmanes de que no deben temerle al Islam, y de que se trata de una mejor alternativa a las leyes laicas occidentales. Además, les ofrecen protección y garantías de que respetarán las diferentes culturas, tradiciones y religiones.
Los musulmanes moderados y los seguidores de otras confesiones castigaron con su voto al PAS en las elecciones de 2004 por haber prometido durante su campaña la creación de estado regido por la "shariá" o ley islámica.
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Desde entonces, el PAS parece haberse sometido a una importante transformación que lo hace más cercano a los principios laicos sobre los que se basa la Constitución de este país.
Los estrategas del PAS, presionados por la aplastante derrota electoral, comenzaron a ver los beneficios de tomar en cuenta los intereses de los no musulmanes.
Ahora parecen dispuestos a aceptar integrantes de las minorías chinas e indias como miembros asociados, presentar candidatos no musulmanes en los comicios y permitir la participación de mujeres en el Consejo Supremo del partido.
"Los miembros del PAS ahora están más maduros y educados, y dispuestos a aceptar esas ideas. El Islam garantiza la igualdad y la justicia para todos los miembros, independientemente de su religión o raza", señaló el vicepresidente del partido, Nasaruddin Isa.
Sin embargo, críticos sostienen que los cambios del PAS son falsos y oportunistas, destinados únicamente a borrar su imagen extremista para conseguir el apoyo de las minorías en las próximas elecciones.
Aún está por verse cómo reaccionarán los no musulmanes ante los cambios del PAS, que prepara una gira para publicitar su nuevo enfoque moderado.
Además, el partido islamista, que gobierna el norteño estado de Kelantan, ofrece a las minorías algo que han deseado desde la independencia de este país en 1957: un estatus de igualdad entre las etnias y el fin de las políticas de acción afirmativa que favorecen a los "hijos de la tierra" en detrimento de los no malayos.
El PAS también promete un gobierno transparente, responsable y sin corrupción, cuyos funcionarios sean elegidos por mérito y no por su raza o religión, como sucede actualmente.
Todas las promesas resultan atractivas para los no musulmanes, pero su temor al Islam está demasiado enraizado.
Es esta desconfianza lo que tradicionalmente los ha volcado hacia la coalición Frente Nacional, liderada por la moderada Organización Nacional de los Malayos Unidos (Onium), compuesta por 14 partidos y en el poder desde la independencia.
"Es una experimento muy interesante el del PAS. Anteriormente, contaban con una considerable simpatía de los no musulmanes por su dedicación y sus incorruptibles dirigentes que abogaban por justicia e igualdad" dijo a IPS el editor del sitio de noticias en Internet Malaysia Today, Raja Petra Kamaruddin.
"Pero después (de los atentados terroristas) del 11 de septiembre (de 2001, en Nueva York y Washington) y de la guerra contra el terrorismo, la sola palabra 'Islam' atemoriza a los no musulmanes", añadió.
"El PAS sale a limpiar esta imagen a tiempo para las elecciones generales. Si lo lograron partidos islámicos de otras partes del mundo, éste puede hacer lo mismo", indicó.
Kamaruddin admite que la brecha entre musulmanes y las minorías se ha ampliado considerablemente. "Aun los partidos políticos de la oposición se niegan a integrar una coalición con el PAS. Simplemente no hay cabida para el Islam entre los no musulmanes aquí ni en ningún lugar del mundo", subrayó.
En las elecciones generales de 1999, los votantes no musulmanes castigaron al opositor Partido de Acción Democrática (PAD), que representa los intereses de la minoría china, por haber formado una coalición con el PAS.
Después de que el PAD se retiró de la alianza, los votantes lo recompensaron en los siguientes comicios de 2004.
El ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim también está interesado en que los no musulmanes pierdan miedo al Islam. Otrora miembro de la Onium, Anwar fue destituido y encarcelado por el primer ministro Mahathir Mohammad en 1998 para poner freno a su desafío político.
Ahora aliado del PAS, el ex viceprimer ministro busca formar una alianza con el PAD, pero esta fuerza política ahora rechaza toda asociación con el islamismo.
Más de un millón de malasios votaron por el PAS en 2004, aprobando implícitamente su proyecto de crear un estado islámico. Si el partido renunciara a ese objetivo se produciría una fractura interna, alertaron analistas políticos.
Muchas personas que no profesan el Islam están ante un dilema, ya que simpatizan con los dirigentes del PAS por su imagen de transparencia, pero se oponen a un programa político basado en la religión mahometana.
"Me uniré al PAS si renuncia al Islam", señaló el sindicalista A.V. Kathiah.
"Hay muchos malasios como yo que se unirían al PAS por la credibilidad y transparencia de sus dirigentes. El problema es que ven todo a través de los ojos del su religión", añadió.
Por su parte, el destacado dirigente del PAS Mahfuz Omar sostiene que el temor de los no musulmanes al Islam es irracional e injustificado.
"El partido está realizando un gran sacrificio abriéndoles sus puertas. Con el tiempo se darán cuenta de que es perfecto para esta vida y que de aquí en adelante será lo que todo el mundo querrá", indicó.