Los iraquíes se mostraban divididos este jueves, al conocerse la muerte de Abu Musab al-Zarqawi, el líder de la red terrorista Al Qaeda en este país y nacido en Jordania.
Funcionarios estadounidenses e iraquíes afirmaron que Zarqawi murió, junto con siete colaboradores, en un ataque aéreo sobre Baqouba, 50 kilómetros al noreste de Bagdad.
Estados Unidos había ofrecido una recompensa de 25 millones de dólares por la cabeza de Zarqawi, la misma suma que por el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.
El primer ministro iraquí Nouri al-Maliki dijo este jueves de mañana que Zarqawi había sido "eliminado". "Aquellos que perturban el curso de la vida, como Zarqawi, tendrán un trágico fin", sostuvo.
Los comentarios de Maliki coincidieron con las del portavoz del clérigo chiita Muqtada al-Sadr, Fadil el-Sharra. Sadr condujo dos rebeliones armadas contra la ocupación que encabeza Estados Unidos, y con frecuencia exige su retirada.
"Después de esto, el terrorismo será dominado", dijo Sharra a IPS. "Los terroristas ahora saben que su futuro es ser asesinados, igual que Zarqawi."
Sharra consideró que es hora que que todos los iraquíes apoyen al gobierno para restablecer la soberanía nacional. "El terrorismo acabará y tendremos un Iraq sin dictadura, sin problemas y con estabilidad", pronosticó.
Pero no todos pintan el escenario de rosa.
El portavoz de la Asociación de Académicos Musulmanes de línea dura sunita, Mathona al-Dari, dijo a IPS que "la cuestión no es la captura de Zarqawi".
"Esto no tiene que ver con una persona: el problema es que la ocupación quiere destruir a cualquiera que se le resista, sean grupos armados o políticos. Este asesinato tiene el objetivo de ocultar el hecho de que la ocupación no está interesada en ayudar al pueblo iraquí", según Dari.
Zarqawi practicaba la vertiente sunita del Islam, como 35 por ciento de la población iraquí. Sus seguidores solían suicidarse detonando explosivos en medio de multitudes chiitas, que constituyen 62 por ciento de los 26 millones de habitantes del país.
El padre de Dari, Hartih al-Dari, es imán de una mezquita cerca de la prisión de Abu Graib y conocido por su prédica antiestadounidense.
En una ocasión, el imán Dari emitió una fatwa (edicto religioso) que prohibía a cualquier iraquí ayudar a militares estadounidenses o británicos, y se refería a la resistencia armada como deber religioso.
La Asociación de Académicos Musulmanes atemperó su retórica, participó en las elecciones iraquíes y se unió al gobierno de unidad nacional, pero Mothana al-Dari dijo esperar que los combates continúen a pesar del cambio de posición de su organización.
Dari consideró que las políticas que originan el resentimiento y la ira entre los iraquíes se mantienen, y entre ellas mencionó el encarcelamiento de 15.000 personas sin juicio en prisiones estadounidenses.
El gobierno iraquí acordó esta semana con Estados Unidos la liberación de unos 2.500 prisioneros, pero Dari advirtió que eso no es suficiente para alcanzar la paz.
"Su proyecto es destruir las voces contrarias a la ocupación, armada o desarmada", dijo.
Dari atribuye la inminente liberación de prisioneros iraquíes a la intención de los estadounidenses de arrestar a más gente, pues se quedaron sin espacio en las prisiones.
Hay tantos reclusos en Abu Ghraib que muchos son alojados en tiendas de campaña instaladas en los patios.
De hecho, las fuerzas estadounidenses se preparan para un ataque masivo sobre Ramadi, según diversas versiones. Unos 1.500 soldados fueron llevados al área, ya rodeada de puestos de chequeo y francotiradores.
"Pasamos en Iraq por días difíciles que pondrán a prueba la paciencia del pueblo estadounidense", dijo el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, al advertir este jueves que la muerte de Zarqawi no dará pie a un cambio de política en Washington.
"Me gustaría ser optimista —comentó Dari—, pero las cosas que veo muestran que Iraq no tiene futuro con la ocupación. Y en el actual proceso político, la voz de la nación está ausente." (