IRAQ: Morgue de Bagdad, al infierno sin escalas

La morgue central de la capital de Iraq ha recibido cada mes desde enero más de 1.000 cuerpos, lo que deja en evidencia la magnitud de la violencia en este país, desdibujada por optimistas estadísticas oficiales.

Antes de la guerra, la morgue situada en el área de Bab al-Mu'atham, cerca del centro de la ciudad, recibía entre 200 y 300 cuerpos mensuales, informó el médico Kais Hassan.

El depósito apenas cuenta con tres habitaciones. Sólo hay dos médicos. Por lo tanto, la morgue está desbordada. Algunos días, ingresan más de 100 cuerpos.

Su capacidad se amplió en el periodo de gobierno de Ibrahim al-Jaafari, que asumió el cargo de primer ministro tras las elecciones de enero de 2005 y fue persuadido de renunciar a comienzos de este año. El ministro del Interior era entonces Bayan Jabr.

Las matanzas en Bagdad aumentaron después de la ocupación, pero recrudecieron aun más al desatarse enfrentamientos entre diferentes facciones combatientes y la creación de lo que los iraquíes comúnmente llaman escuadrones de la muerte.
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"La mayoría de los muertos que llegan aquí han sido golpeados y torturados con electricidad, ácido, tornos y otras formas horripilantes", relató en la morgue un iraquí que no quiso dar su nombre.

"Ahora, cada vez que la policía arresta a una persona significa que algunos días después encontraremos su cuerpo en las calles de Bagdad. Con todas las matanzas que hay, esta morgue no da abasto", afirmó.

Un olor nauseabundo inunda toda la morgue. Una muchedumbre de familiares buscan, invadidos por el llanto, a sus seres queridos.

IPS no obtuvo permiso para ingresar en la morgue porque las autoridades prohibieron a los periodistas informar sobre las condiciones del establecimiento.

"El último responsable de la morgue, Faik Bakr, recibió amenazas de muerte porque dijo que en los últimos meses más de 7.000 iraquíes habían sido asesinados por escuadrones de la muerte. La mayoría llegan con las manos atadas detrás de la espalda", relató un funcionario a IPS.

Luego, el hombre recomendó al corresponsal de IPS retirarse inmediatamente del lugar.

Ahmed, quien junto a su familia integraba la multitud apostada fuera de la morgue, explicó la razón por la que tantas familias esperaban allí.

"Todos ellos están buscando a sus hijos, padres, madres y amigos que desaparecieron hace unos días. Los buscan aquí porque fueron arrestados por combatientes ataviados con uniformes de policía. En Iraq, si una persona es arrestada por ellos, su familia viene a la morgue a buscarla", explicó.

Los cadáveres son trasladados hasta este centro por escoltas policiales varias veces a lo largo del día. Mientras IPS hablaba con Ahmed, dos vehículos de la policía llegaron trasladando muchos cuerpos.

Después de unos minutos de confusión, un hombre empezó a gritar, "¡Este es mi hijo! ¡Fue torturado y asesinado, lo perdí para siempre!". Muchos lo rodearon para consolarlo.

El cuerpo tenía muchos agujeros y le habían sacado uno de los ojos.

IPS pudo hablar con el padre, Alí, después de que el cadáver ingresara en la morgue. "Era tendero. Su comercio estaba en la calle Al-Rashid. La policía lo detuvo hace tres días y lo encuentro aquí, muerto."

Alí cree que su hijo fue asesinado sólo por practicar el Islam según la doctrina sunita. No estaba requerido por la policía por ningún crimen, afirmó. "Todos sus amigos lo querían, todo el mundo lo apreciaba. Era inocente, no hizo nada malo."

Cerca de la morgue hay un gran estacionamiento. Ramadán, un guardia de 40 años, es testigo silencioso de lo que pasa durante todo el día.

"Hace una semana trajeron más de 100 cuerpos en un día desde Al-Taji, al norte de Bagdad, y otro día sólo 20. Llegan en promedio entre 50 y 60 cuerpos por día", comentó.

Ramadán no siempre observa desde el estacionamiento.

"Muchas veces ayudé a los empleados de la morgue a ingresar los cuerpos. No está suficientemente frío ahí adentro y tienen los cuerpos apilados unos sobre otros. Hay cadáveres en el piso y por todos lados", relató.

Los cuerpos pertenecen tanto a sunitas como a chiitas. "Veo a los familiares cuando vienen a buscarlos. Pertenecen a ambas corrientes, debido a la guerra sectaria que hay en Iraq", indicó.

"Espero algún día poder encontrar otro trabajo e irme de aquí", confió Ramadan.

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