El presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, se apresta a anunciar en el parlamento el inicio de negociaciones con ETA, pero aún no aparece la respuesta a la pregunta clave: ¿se logrará la paz o un eventual fracaso de esas conversaciones hará reanudar la violencia?
Una segunda pregunta que ronda una y otra vez tanto dentro del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como del centroderechista Partido Popular (PP), la mayor fuerza de oposición, es cuál sería el costo político e institucional del mentado acuerdo de paz.
Zapatero avaló conversaciones de dirigentes socialistas vascos con Batasuna, el ilegalizado brazo político del grupo terrorista ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vascuence).
Pero fuentes socialistas admiten que también se han realizado reuniones con dirigentes etarras, aunque éstas no se han hecho públicas.
También el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo este lunes en el Congreso de Diputados que el gobierno hará el máximo esfuerzo para informar y compartir con todos los grupos políticos "los distintos momentos y hechos que puedan producirse, sin desconocer que vamos a abordar un proceso complejo que será largo y difícil".
El interés del gobierno es lograr "la paz entre todos, desde las reglas y premisas del Estado de derecho", aseguró.
En ese tenso ambiente de crispación política, el PP presentará este martes en el Congreso legislativo una propuesta de resolución en la que planteará al gobierno "si seguirá las imposiciones de los terroristas" o si prefiere "mantener la unidad de los demócratas, de los que queremos combatir el terrorismo", según el borrador al que tuvo acceso IPS.
Todo indica que la respuesta de Zapatero será que están dadas las condiciones para negociar con ETA, ya que los servicios de seguridad habrían confirmado que el grupo abandona la violencia. A ello el PP se espera que responda que no se debe pagar ningún precio político y que el derecho a la autodeterminación no tiene cabida en la estructura constitucional de España.
También surgen críticas desde el propio PSOE. Las parlamentarias Rosa Díez y Maite Pagazaurtundua anunciaron que el sábado próximo participarán en una manifestación convocada por las víctimas del terrorismo para rechazar el diálogo con Batasuna y/o ETA, por entender que ambas organizaciones son ilegales y la segunda no entrega las armas ni se disuelve.
Si esas conversaciones sin abandono previo de las armas siguen adelante "tendremos que volver a organizar la resistencia", advirtió Diez. Añadió, con referencia a hechos del pasado, que está en contra de una paz en la que "ya nadie mata ni nadie muere", pero en la que "el asesino es homenajeado y la víctima tiene que vivir agazapada".
Desde el moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV), que gobierna el País Vasco, advirtieron a Zapatero que no se sienten representados por Batasuna en el proceso de paz.
El portavoz del PNV en el parlamento, Josu Erkoreka, dijo que puede haber una cierta coincidencia, "pero las significaciones políticas son diferentes porque nosotros nunca hemos hecho uso del cóctel molotov ni lo hemos amparado".
Las coincidencias son la reivindicación del derecho a la autodeterminación, que mantendrán tanto Batasuna como el PNV. Erkoreka lo anticipó: "nos han dicho durante años que sin violencia todo es posible, que una vez desterradas las armas la democracia es generosa, que nada era por definición implanteable o inalcanzable".
Por si hubiera dudas lo precisó aún más. "Ha llegado ya el momento de ponerse manos a la obra para trabajar sobre el acuerdo definitivo, un acuerdo que fijará las condiciones pactadas en la que los vascos decidiremos nuestro futuro", indicó.
El líder de Batasuna, Arnaldo Otegui, procesado por apoyar a ETA y en libertad bajo fianza, sostiene que los socialistas "están en el buen camino" y les pidió más compromisos.
Ante las críticas del PP, que rechaza frontalmente los dos contactos gubernamentales por entender que ETA no ha renunciado a la violencia, las fuentes socialistas recuerdan que el gobierno de esa agrupación encabezado por José María Aznar (1996-2004), inició negociaciones con el grupo terrorista en 1988 sin que mediara siquiera el compromiso previo de abandonar las armas.
Aznar, también sin debate en el parlamento al respecto, envió a dialogar con la dirección de ETA a su secretario general de Presidencia, Javier Zarzalejos, al secretario de Estado de Seguridad y ex secretario general de la Casa Real, Ricardo Martín Fluxá, y a Pedro Arriola, su asesor personal.
Pero ese diálogo fracasó apenas comenzar y el gobierno del PP desistió de volver a intentarlo.
En la actualidad existen elementos que permiten un cierto optimismo: hace tres años que ETA se abstiene de atentar contra personas —aunque ha colocado bombas que han causado destrozos materiales— y es de conocimiento público que la organización se encuentra debilitada como consecuencia de los golpes dados por la policía y la justicia.
Fuentes policiales señalaron a IPS que el grupo está controlado, como lo "prueba que cada vez que renueva su dirección, al poco tiempo cae presa", y se encuentra muy disminuida su capacidad operativa.
En mayo de 2005, Zapatero fue autorizado a negociar con ETA siempre y cuando ésta hiciese previamente un abandono expreso y definitivo de la violencia. Batasuna, entre tanto, considerada integrante de la estructura etarra, fue ilegalizada por la justicia por su apoyo a la violencia terrorista.
Un paso adelante en esas negociaciones fue dado la semana pasada por Patxi López, secretario general del PSOE en el País Vasco, quien se reunió con dirigentes batasunos "para empujarlos hacia la legalidad", según explico a la prensa.
Ante las críticas del PP, Zapatero, quién habló el domingo en un acto público, envió "un sentido abrazo" a los socialistas vascos por ser "valientes a favor de la paz".
Respecto de su encuentro con dirigentes de Batasuna, López aclaró que fue para decirles que "para participar en el diálogo tienen que dar los pasos para ser una fuerza legal y entender, de una vez por todas, que violencia y política son radicalmente incompatibles".
Las negociaciones están a punto de empezar. La gran pregunta que todavía nadie puede responder es si ETA anunciará previamente el abandono definitivo de la violencia.