Hasta el último día de la campaña electoral en Perú el candidato socialdemócrata Alan García y el nacionalista Ollanta Humala intercambiaron insultos y acusaciones, cerrando una de las más agresivas competencias por la Presidencia de este país.
García prefirió ofrecer su último discurso en el céntrico Paseo de los Héroes Navales de Lima, donde por enésima vez pidió perdón por los errores que cometió durante su gobierno (1985-1990), caracterizado por el caos económico.
Humala eligió la plaza principal de la sureña Cuzco, la antigua capital de los incas, para recordar a sus seguidores que él encarnaba la única alternativa de cambio en beneficio de los pobres y excluidos
Las tres más importantes encuestadoras del país, el Grupo de Opinión Pública (GOP), Apoyo y la Compañía Peruana de Investigación de Mercados (CPI), informaron este viernes a la prensa extranjera que García corría con una ventaja en la intención de voto de entre seis puntos y 11,8 porcentuales respecto de su contendiente Humala.
Los resultados de los sondeos no pueden publicarse en Perú en virtud de la veda electoral que rige hasta este domingo, cuando se celebre la segunda vuelta de los comicios presidenciales.
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Según el GOP, de la Universidad de Lima, García ganaría con 55,9 por ciento mientras Humala obtendría 44,1 por ciento. Apoyo señaló que la victoria de García sería de 53 sobre 47 por ciento, y la encuestadora CPI adelantó que el socialdemócrata vencería con 53,8 por ciento, y el nacionalista alcanzaría el 46,2 por ciento de los sufragios.
"No esperamos sorpresas", dijeron los portavoces de las encuestadoras, pues Humala no superaría a García, si bien las preferencias por su candidatura están en ascenso pero ya sin tiempo de sobreponerse.
En la primera vuelta el 9 de abril triunfó con 30,9 por ciento Humala, un coronel retirado del ejército que había protagonizado una intentona golpista en 2000 y fue sancionado por indisciplinas en 2004. García consiguió el segundo lugar con 24,3 por ciento de votos, apenas 0,51 por ciento por encima de la candidata derechista Lourdes Flores.
La campaña por el balotaje estuvo marcada por las agresiones. El ex mandatario afirmó que el nacionalista era parte del proyecto político regional del presidente venezolano Hugo Chávez, quien al ser aludido en varias ocasiones tildó de "ladrón" y "corrupto" a García, pidió el voto por Humala y anunció que su país rompería relaciones con Perú si ganaba el socialdemócrata.
La intromisión de Chávez afectó a Humala, confirmando las críticas de que el militar era seguidor del venezolano, "con la diferencia que Humala no tiene petrodólares", como dijo García.
Humala rechazó el "padrinazgo" de Chávez y contraatacó alegando que García era el elegido de Washington por proponer la continuidad de la política económica neoliberal y la aprobación legislativa del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
En el último tramo de la campaña, irrumpió quien fuera jefe de inteligencia del ex mandatario Alberto Fujimori (1990-2000), Vladimiro Montesinos, preso en la Base Naval del Callao y procesado por una veintena de delitos, filtrando a la prensa una grabación y el texto de un libro publicado clandestinamente, para debilitar a Humala.
Montesinos intentó implicar a Humala en vínculos tanto con Fujimori, quien permanece ahora en Chile a la espera de un juicio por su extradición a Perú, como con el régimen socialista cubano de Fidel Castro.
Este clima "es una polarización de estados de ánimos, porque las propuestas de ambos candidatos no son muy distintas", dijo a IPS el sociólogo Silesio López, autor del libro "Historia de las elecciones en el Perú".
"Antes, la polarización ha sido entre excluyentes y excluidos, exclusión que era contra el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana, a la que pertenece García) y los partidos de izquierda. Ahora, es una polarización entre un partido organizado y un 'outsider', entre un estilo más institucionalizado, más respetuoso de las formas políticas, y otro más informal, cosa que se hace evidente hasta en la vestimenta. Pero el contenido programático no es muy diferente", indicó.
También la campaña de Humala intentó implicar a García con el dúo Montesinos-Fujimori, que para muchos peruanos es sinónimo de corrupción y abusos de poder. Así quedó marcado el nivel del debate político.
En cambio, casi no fueron materia de discusiones las propuestas de Humala de convocar a una asamblea constituyente, de reducir drásticamente el precio de la gasolina y de revisar los contratos suscritos con las empresas extranjeras, especialmente las chilenas, entre otras radicales iniciativas.
Tampoco se debatieron las ofertas de García de ampliar la cobertura de agua potable para los más pobres, rebajar el sueldo de legisladores y funcionarios públicos y apuntalar el TLC con Estados Unidos.
Las encuestas señalan que esta vez la proporción de votos en blanco o viciados podría ser de 14 por ciento o más, debido a la decepción por la calidad de los candidatos.
"Si los votos blancos o viciados se presentan en una proporción tan alta como la que se muestra, estamos delante de un comportamiento electoral que responde a que los dos candidatos tienen una mayoría relativa que no es atractiva para el electorado", señaló a IPS Fernando Tuesta Soldevilla, director del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica.
Además, el sondeo de CPI halló una proporción de indecisos de 6,4 por ciento.
En la primera vuelta, los dos candidatos reunieron sólo "55 por ciento de sufragios, así que ahora tienen que captar al 45 por ciento restante, pero gran parte de ese electorado se resiste", dijo Tuesta Soldevilla
"No sucedió así" en los comicios que enfrentaron al escritor Mario Vargas Llosa y a Fujimori, porque en la segunda vuelta éste era de menor resistencia. La elección entre (el actual mandatario Alejandro) Toledo y García (en 2001) era de transición, y por eso generaba expectativa. En este caso, el pase de García a segunda vuelta se ha dado después de un camino tortuoso que ha generado frustración en un sector de los electores", estimó.
Uno de esos electores es Salomón Lerner, el ex presidente de la independiente Comisión de la Verdad y Reconciliación, que investigó la violencia política en Perú en el período1980-2000.
"Los criterios que regirán mi voto son que debemos tener un gobernante con legitimidad, que se comprometa con la lucha contra la corrupción y contra la impunidad, que defienda y promueva el respeto de los derechos humanos, que sea el primero en estar dispuesto a ser investigado si es que hay denuncias en su contra, y que desarrolle políticas sociales que atiendan estos principios y que permitan resolver los problemas del país", dijo Lerner a IPS.
Además, "que asuma las recomendaciones de la Comisión de la Verdad en materia de justicia y reparación. En base a estos principios es que estoy meditando mi voto, que creo que es lo que debemos hacer todos los peruanos", añadió.
A otros les preocupa el impacto que tendrá el resultado en el equilibrio regional.
"Las elecciones de este domingo no sólo son importantes para el país, sino para la región porque permitirán ver más claramente a los actores y las alineaciones que habrá en esta disputa", explicó Aldo Panfichi, coordinador de Maestría Política de la Universidad Católica.
"Por un lado, tenemos el proyecto bolivariano que lidera Hugo Chávez, que es un modelo de democracia autoritaria, porque es un gobierno elegido democráticamente pero que evoluciona hacia un modelo de concentración de poder en el Ejecutivo y subordinación de otros poderes", arguyó.
"La elección de Humala podría enmarcarse en este proyecto. El otro, que ha estado vigente hasta hace poco, es el neoliberal, que se ve fortalecido por la reelección de Álvaro Uribe en Colombia. Esos son los dos proyectos en disputa de la hegemonía de la política regional", opinó Panfichi.
Silesio López consideró que la propuesta de cambio responsable y tranquilo que propone García podría contribuir a su triunfo.
Pero aclaró: "Será el voto por la continuidad y no por la ruptura. Los sectores de abajo, que apoyan a Humala, no se quedarán tranquilos con la derrota. Lo nuevo en el planteamiento de Humala es que la gente que lo apoya se siente excluida, por eso son tan radicales. No estoy seguro de si tolerarán fácilmente perder y sentir que la exclusión continúa", estimó.
"No creo que haya revueltas, pero sí podría haber un movimiento permanente, con exigencias más radicales al gobierno".
En todo caso, el presidente Toledo ha dispuesto la concentración de efectivos militares y policías en el sur del país, donde se concentran las adhesiones de Humala. La razón: se teme un desborde violento si pierde el candidato nacionalista.