Los analistas ya no dudan y las encuestas confirmaron tras el debate final entre todos los candidatos a la presidencia de México que la disputa por el cargo el 2 de julio estará entre dos personalidades y propuestas radicalmente distintas, que encarnan las viejas e históricas dicotomías del país.
Luego del segundo y último debate, realizado la noche de la víspera entre los cinco aspirantes a suceder a Vicente Fox, las consultas y los analistas refrendaron el juicio de que la presidencia se dirimirá entre Felipe Calderón, del gobernante y conservador Partido Acción Nacional (PAN), y Andrés López Obrador, del opositor e izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Según el historiador Manuel Villalpando, esos dos candidatos expresan las profundas diferencias ideológicas que han acompañado la historia de México y de alguna forma también la amplia e irresuelta desigualdad social que persiste en el país, donde la pobreza alcanza a 40 por ciento de sus 103,2 millones de habitantes.
Miles de vidas cobraron las luchas políticas y armadas que se dieron en buena parte de los últimos dos siglos en este país entre liberales y conservadores, revolucionarios y reformistas, izquierda y derecha.
Entre 1929 y 2000, los enfrentamientos entre esos grupos fueron atenuados y manejados con relativo éxito por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó todo ese período sin interrupciones hasta que las urnas lo obligaron a entregar el gobierno a Fox.
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Pero ahora, ya sin el PRI en el gobierno y con su candidato presidencial, Roberto Madrazo, con poca o nula chance de recuperar el poder, vuelven a emerger las diferencias con crudeza.
No obstante, eso sucede en el marco de comicios organizados por instituciones independientes, con reglas aceptadas por todos los partidos políticos y bajo el escrutinio de observadores, lo que no sucedía en el país hasta los años 90.
En el debate del martes, cuyo formato, horario y fecha fue pactado previamente por los partidos, los dos candidatos con más caudal de adhesiones fueron los que atrajeron la mayor atención.
Una encuesta telefónica hecha por el diario local Reforma a 480 personas, que en diversos puntos del país vieron el debate, dio como ganador a Calderón, al recibir 44 por ciento de opinión favorable, seguido de López Obrador con 30 por ciento y por Madrazo con 11 por ciento.
En cambio, otra medición a cargo del grupo de medios privado Monitor-MVS indicó que López Obrador fue el triunfador con 56,4 por ciento de opinión favorable, seguido de Calderón con 36,9 por ciento. En este caso, la metodología consistió en pedir a los televidentes y oyentes que marcaran un teléfono para dar su voto.
"Las encuestas posdebate pueden ser engañosas, pero no cabe duda que los candidatos del PRD y PAN fueron los ganadores, un hecho que coincide con el apoyo mayoritario que tienen los dos en los estudios previos", dijo a IPS Alberto González, un consultor político independiente.
En las encuestas de opinión de voto para las elecciones del 2 de julio, Calderón y López Obrador aparecen casi empatados en 30 por ciento. El resto se lo reparten Madrazo del PRI, Patricia Mercado, de Alternativa, y Roberto Campa, de Nueva Alianza.
Al desagregar esos respaldo por regiones, se descubre que la mayoría de los votantes del norte de México, la zona más rica, se vuelcan por Calderón, mientras que los que viven en la capital del país y hacia el sur están con López Obrador.
"Las elecciones del 2 de julio serán muy apretadas, pero todos esperamos que cualquiera que sea la diferencia entre los punteros, se acepte el resultado final sin objeciones", expresó González.
Calderón, un abogado y economista de 43 años con estudios en la universidad estadounidense de Harvard y ex secretario de Estado, presidente y legislador de su partido, se presentó en el debate de la víspera como el candidato de la certidumbre, la paz, el respeto a la ley y estabilidad.
En sus exposiciones indicó que aspira a organizar un gobierno de coalición con la oposición y que profundizará el camino de la libre competencia y el respeto de las leyes.
Prometió que alentará el ingreso de inversión extranjera, que promoverá de reformas legales de gran envergadura para "modernizar" el sector laboral, el tributario y el de energía. También indicó que hará de México un actor protagonista en todos los foros internacionales.
Otro fue el rumbo prometido por López Obrador, un licenciado en ciencias políticas de 52 años que trabajó en instituciones del Estado de atención a indígenas y lideró movilizaciones sociales de protesta. También fue presidente de su partido y alcalde de la capital mexicana en el último periodo hasta que renunció para dedicarse a la campaña electoral.
Argumentando que el modelo económico imperante no sirve y que los comicios de julio son entre dos proyectos diametralmente distintos, el postulante de la izquierda prometió que todo su trabajo apuntará a desmontar la pobreza y la inequidad social.
López Obrador ha ofrecido acotar la libre competencia, revisar los tratados de libre comercio suscritos por el país, entregar ayudas en dinero y especie a los pobres y exigir "a los ricos, a los de arriba", que se conduzcan con conciencia social.
También cuestionó las reformas que los últimos seis años han impulsado sin éxito empresarios y el gobierno de Fox en los sectores de energía, laboral y otros, por entender que sólo favorecen a los ricos.
Sobre las críticas de las leyes vigentes, mencionada por Calderón, no habló durante el debate. Sin embargo, en 2003, cuando aún era alcalde de la capital, el postulante izquierdista llegó a declarar que la "ley que no es justa, no sirve".
"La ley es para el hombre no el hombre para la ley. Una ley que no imparte justicia no es sirve", puntualizó.
En cuanto a política internacional, la propuesta de López Obrador es que México no debe involucrarse en ningún cargo de liderazgo y que tiene que limitar su activismo.
En el debate de la víspera, que siguió a otro realizado en abril al que el candidato del PRD no acudió, éste prometió que llamará a un gran pacto nacional para que las iglesias, los académicos, los pobres, las organizaciones sociales de base y los empresarios apuntalen un nuevo modelo de país, donde el primer objetivo será atender a los más necesitados.
En opinión de Denise Dresser, politóloga del Instituto Tecnológico Autónomo de México, el candidato del PRD encarna las demandas de los sectores sociales más pobres del país, pero no desarrolla ni explica con precisión cuáles son las políticas concretas con las que logrará favorecerlos.
Sobre Calderón, la experta sostiene que es el que maneja las propuestas más elaboradas y factibles de llevar adelante, además de tener el apoyo mayoritario de los empresarios y de las clases sociales más acomodadas.