En un empate técnico se encuentran los candidatos del oficialismo de derecha y de la oposición de izquierda que competirán en los comicios presidenciales del 2 de julio en México, según la mayoría de encuestas difundidas este viernes, último día permitido para hacerlo.
Esos sondeos de intención de voto, que este año inundaron los medios de comunicación, confirmaron una cerrada competencia entre Andrés López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), y Felipe Calderón, del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), cada uno con alrededor de 35 por ciento de las preferencias.
En la mayoría de encuestas, López Obrador aparece con ventaja de dos a cuatro puntos porcentuales, mientras otras otorgan igual diferencia a Calderón. Pero debido al margen de error de tres por ciento de estos estudios, los observadores concluyen que ambos postulantes están en un "empate técnico".
"Parece que la balanza la inclinarán los indecisos y los que aún no han querido revelar sus preferencias", dijo a IPS el sociólogo Gabriel Marcel, un consultor de empresas privadas.
Según la mayoría de sondeos —convertidos en protagonistas de las campañas electorales, según los politólogos—, alrededor de 12 por ciento de los electores todavía no han decidido su voto.
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Mientras, 15 por ciento de los consultados indicaron que preferían no revelar su opción, y entre 20 y 30 por ciento se negaron a responder las preguntas.
En abril y mayo, cuando las encuestadoras registraron una caída de la popularidad de López Obrador, éste sostuvo que la mayoría de los sondeos eran un fraude e incluso habían sido manipulados por el gobierno conservador de Vicente Fox. Ese punto de vista fue cambiando en la medida en que el postulante remontó vuelo.
Del mismo modo, Calderón alabó los pronósticos de las encuestas cuando lo colocaban por encima de su contrincante, pero ahora declara que habría que revisar la metodología aplicada a varios de esos sondeos.
Los responsables de las consultas de opinión pública de los diarios Reforma y El Universal y de empresas como Mitofsky, GEA-ISA y otras defendieron sus resultados como simples "fotografías" de un determinado momento.
"Pero las encuestas sí influyen de alguna manera en los ciudadanos", opinó el sociólogo Marcel.
"Cuando un votante observa que alguien que no es su candidato lleva la delantera, puede cambiar el sentido de su voto y optar por una de las opciones más ganadoras", sostuvo.
Las campañas, lanzadas en enero con un millonario despliegue de propaganda y con concentraciones públicas en las plazas de todo el país, concluirán el miércoles 28, según estipulan las normas electorales.
De acuerdo con las empresas encuestadoras, los candidatos sin oportunidad de triunfo son Roberto Madrazo, del ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien no supera 25 por ciento de las preferencias, Patricia Mercado, de Alternativa, y Roberto Campa, de Nueva Alianza, que juntos no suman ni seis por ciento de intenciones de voto.
"Todo indica que el 2 de julio veremos un final de fotografía entre López Obrador y Calderón. Esto no es tan interesante como el mundial (de fútbol que se celebra en Alemania hasta el 9 de julio), pero igual nos mantiene en vilo", señaló Marcel.
Además de elegir a quien sucederá a Fox desde diciembre por un período de seis años, los poco más de 70 millones de mexicanos habilitados para votar escogerán a 500 diputados, 128 senadores y a docenas de autoridades locales.
Los sondeos indican que en los comicios para la Cámara de Diputados y el Senado, el ganador podría ser el gobernante PAN, pero sin mayoría absoluta.
En cuanto a la concurrencia a las urnas, diversos estudios la estiman entre 55 y 60 por ciento de los habilitados para sufragar.
En las elecciones de julio de 2000, cuando el triunfo de Fox puso fin a siete décadas de gobiernos del PRI, la participación fue de 64 por ciento.
Para los últimos días de la campaña electoral, los candidatos y sus partidos anunciaron refuerzos de propaganda y grandes actos públicos.
López Obrador cerrará su campaña en el Zócalo, la principal plaza de la capital en la que pueden reunirse hasta 100.000 personas, mientras Calderón lo hará en el capitalino estadio Azteca, con un aforo de poco más de 114.000.